lunes, 11 de marzo de 2013

Seductoramente Tuya Capitulo 23






—Mentiroso —replicó Demi, satisfecha.
—No hagas que me vengue.
—Eres demasiado caballeroso para hacer algo así.
—¿Eso crees?
—Por supuesto. Todo el mundo sabe que Joseph Jonas es el perfecto caballero: simpático, educado, gentil... ¡Joseph!, ¡para! Demi se deshizo en risas cuando él comenzó a hacerle cosquillas.
Estaba sonriendo. Parecía contento y relajado de nuevo. Su pequeña venganza había merecido la pena.
Por supuesto, de las cosquillas pasaron a los abrazos, lo cual condujo a los besos y después a más. Cuando Joseph salió de la cama, muy a su pesar, apenas tuvo tiempo para ducharse y vestirse antes de ir a su reunión.
Cubierta por un camisón, Demi lo siguió hasta la puerta.
— ¿Qué tal estoy? le preguntóJoseph, sonriente, mientras ella le ajustaba el cuello de la camisa.
—Genial le aseguró Demi. Como si hubieras pasado la tarde rodando entre sábanas.
—Pues no es la imagen que tenía en mente dijo Joseph con ironía.
—Es la imagen que yo tendré en mente replicó ella, sonriente.
—Yo también —Joseph le dio un beso rápido y salió a la calle. Te llamaré.
—Sí... y ahora vete, o llegarás tarde a la reunión.
—Nos vemos, Demi.
—Nos vemos, Joseph contestó ella, con la esperanza de que, en efecto, se vieran en poco tiempo.
Emily y Wade habían invitado a la familia a un picnic después del trabajo. Era un bello jueves de verano, aún cálido e iluminado cuando llegaron al parque. Joseph sabía que a los chicos no les importaba el calor y él se había puesto una camiseta y unos pantalones cortos para estar más cómodo. Con la cinta de la bolsa de pañales en un hombro y Abbie en un brazo, arrastraba una nevera llena de zumos y refrescos mientras le decía a Sam que no se alejara hasta que encontraran a los demás.
A pesar de ser un día laborable, el par que estaba atestado. Sam estaba deseando correr a jugar en los columpios. Y Abbie parecía contenta por el mero hecho de estar fuera, viendo la actividad a su alrededor.
— ¡Ahí están tía Emily y tío Wade! apuntó Sam, chillando de emoción. Y, mira, papá... ¡es Demi!
Joseph estuvo a punto de tropezarse. Sin duda, la mujer que estaba junto a Emily era Demi. Estaba preciosa, riéndose, y llevaba una camiseta y unos pantalones cortos que la favorecían mucho. Nunca la había visto vestida formalmente, pero llevaba la ropa con una elegancia que ya quisieran muchas mujeres con las ropas más caras...
Pero, ¿qué hacía ahí parado, analizando su forma de vestir? Su ropa le daba igual. Lo más probable era que fuese un intento de distraerse de los recuerdos de la última vez que habían estado juntos, solos en el dormitorio de ella. Un intento de controlar las ganas de cubrir el espacio que los separaba y abrazarla delante de todo el que quisiera verlos.
Sam echó a correr hacia Demi, la cual lo recibió confina de sus encantadoras sonrisas. Joseph tragó saliva y supuso que su rostro estaría tan radiante como el de su hijo. Hasta entonces había logrado mantener su relación con Demi al margen de todo el mundo.
Pero debería haber sabido que no sería posible mantener el secreto en Honoria durante mucho tiempo.
—Hola, Joseph  lo saludó ella con naturalidad. ¿Cómo te va?
—Bien, gracias contestó él, consciente de que su familia los estaba mirando. ¿Y a ti?
—No me quejo. Hola, preciosa — Demi hizo una carantoña a Abbie.
La niña rio y estiró los bracitos hacia Demi. «Hasta Abbie», pensó Joseph resignado mientras entregaba a su hija.
—Me alegra que hayas venido, Joseph — intervino Emily.
—Estás guapísima, como siempre —contestó él tras darle un beso en la mejilla.
—Y tú sigues siendo tan encantador como siempre Emily se movió hacia Jamie, la cual repartía su atención entre Abbie, Sam y Clay. ¿Verdad que es una sorpresa agradable ver a Demi?
—Sí que lo es, sí.
—Nos hemos encontrado por casualidad esta tarde y le he preguntado si le apetecía venir con nosotros.
—Un detalle por tu parte Joseph ocultó sus sentimientos bajo una sonrisa neutra.
Wade, que había estado colocando unas tarteras sobre la mesa de campo, se unió a ellos.
—Hola, Joseph.
— ¿Qué tal, Wade? No te habrás comido ya todo, ¿no?
—Emily no me ha dejado. Pero os advierto que no puedo esperar mucho más. Me muero de hambre.
Viendo que Demi seguía ocupada con los niños, Joseph se centró en el cochecito en el que estaba Claire.
— ¿Cómo está la pequeña? preguntó aquel, acariciando el pelo del bebé.
—No para de crecer —informó Wade lleno de orgullo. Dentro de nada estará corriendo con todos los niños.
—Estoy deseando ver el bebé de Tara y Blake comentó Emily. A ver si este fin de semana me acerco a Atlanta a visitarlos.
—A mí todavía me cuesta ver a Blake de padre.
—Seguro que será un padrazo... aunque no sea.... bueno, el hombre más normal — dijo Emily, sonriente.
—Bueno, ¿nos vamos a pasar la tarde hablando o vamos a comer?  preguntó
Wade, mirando hacia la comida con impaciencia.
—Cualquiera diría que no has comido en una semana Emily suspiró.
—No he comido desde hace unas cuantas horas protestó Wade. Tengo hambre.
—Yo también —convino Joseph.
—Y yo —se sumó Clay en ese preciso momento.
—Entonces supongo que será mejor que comamos decidió Emily.
Unos pocos y caóticos minutos después, estaban todos reunidos alrededor de platos de plástico llenos de comida. Sam se había hecho un hueco entre Joseph y Demi. Este, con Abbie sobre una rodilla, se las ingeniaba para dar de comer a la niña y comer al mismo tiempo. Aunque en realidad no tenía hambre, en contra de lo que había dicho. Estando tan cerca de Jamie, le costaba pensar en la comida.

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