jueves, 7 de marzo de 2013

Química Perfecta Capitulo 6



    

Vale, puede que no haya decidido jugársela así en esto de las presentaciones. Tal vez escribir en su libreta “Sábado noche. Tú y yo. Clases de conducción y sexo duro…..” no haya sido una jugada muy inteligente. Y sin embargo, me moría de ganas que a la señorita perfecta se le trabara la lengua con mi presentación. Y ese es precisamente el resultado.

    - ¿¿Señorita Lovato??
    Me divierto observando como la Perfección levanta la mirada hacia Peterson. Vaya, es muy buena. Mi compañera domina a la perfección el modo de ocultar sus verdaderas emociones; lo sé porque es algo que yo suelo hacer.

    - ¿Sí? -dice Demi, ladeando la cabeza y sonriendo como la reina de la fiesta.
    Me pregunto si esa sonrisa le ha servido alguna vez para librarse de una multa por exceso de velocidad.

    - Su turno. Presente a Joe a sus compañeros.
    Apoyo el codo en la mesa de laboratorio y me dispongo a esperar una presentación, que o bien va a tener que inventarse, o bien le va a obligar a confesar que no sabe absolutamente nada de mí. Repara en mi postura relajada, y por su expresión de ciervo asustado, estoy seguro de que la he dejado sin palabras.

    - Os presento a Joseph Jonas -empieza con voz de pito. Me da rabia escuchar mi nombre de pila., pero intento mantener mi fría fachada, mientras ella continúa con su improvisada presentación-. Este verano, cuando no aguardaba en la esquina de la calle para acosar algún inocente, iba de excursión a los calabozos de los alrededores, ya sabéis a que me refiero. Y oculta un deseo que nadie sabría adivinar.

    De repente, todos se quedan en silencio. Incluso la Sra. Peterson parece intrigada. Joder, incluso yo tengo la sensación de que las palabras que salen de los mentirosos labios de color rosa esmerilado de Demi son música para mis oídos.
    - Su mayor deseo -continua-, es ir a la universidad y llegar a ser profesor de química, como usted Sra. Peterson.

    Sí, claro. Miro a mi amiga Isa, a quien parece divertirle el hecho de que una niña pija no tema dejarme en ridículo delante de toda la clase.
    Demi me lanza una sonrisa triunfal, segura de que ha ganado esta ronda.”Buen intento pija”
    Me incorporo en la silla mientras la clase sigue en silencio.

    - Os presento a Demi Lovato -empiezo, sabiendo que todas las miradas recaen sobre mí-. Este verano se ha dedicado a ir al centro comercial para comprar ropa nueva para ampliar su vestuario, y se gastó el sueldo.

o de papá en una operación de cirugía estética para realzar sus, ejem, cualidades.
    Puede que no sea lo que ella ha escrito, pero seguro que se acerca a la realidad. A diferencia de la presentación que ella ha hecho para mí.

    Reparo en las risitas de mis colegas en la parte posterior de la clase. Demi se ha quedado de piedra a mi lado, como si mis palabras hubieran herido su apreciado ego. Demi Lovato está acostumbrada a que los demás le hagan la pelota y puede que necesite a alguien que le abra los ojos. En realidad, le estoy haciendo un favor. Lo que no sabe es que aun no he acabado con su presentación.

    - Su mayor deseo -añado, obteniendo la misma reacción que ha conseguido ella, durante la presentación que ha hecho sobre mi-, es salir con un chicano antes de terminar el instituto.

    Tal como esperaba, mis palabras son recibidas con comentarios y silbidos en la parte de atrás de la clase.
    - Bien dicho Jonas -exclama mi amigo Lucky.
    - Yo saldré contigo -añade otro.

    Choco los 5 con otro Latino Blood llamado Marcus que está sentado detrás de mí. Después reparo en Isa, que está negando con la cabeza como si hubiera hecho algo mal. ¿Qué? Solo me estoy divirtiendo un poco con una niña rica de la zona norte.
    Demi mira a su novio, y después a mí. Le lanzo a Colin una mirada que dice “empieza el juego”. La cara de Colin adopta repentinamente un color rojizo, como el de una guindilla. Acabo de invadir su territorio. Eso está bien.

    - Silencio chicos -interviene con firmeza Peterson-. Gracias por sus creativas y… esclarecedoras presentaciones. Señorita Lovato y Señor Jonas, quédense después de clase.

       - Sus presentaciones no sólo han sido horrorosas, sino también muy irrespetuosas para conmigo y para con el resto de compañeros -dice Peterson después de clase mientras Demi y y yo esperamos delante de su mesa-. Tienen un opción -añade sujetando 2 papeletas de castigo azules en una mano y 2 hojas de papel en la otra-. O bien eligen quedarse castigados hoy después de clase, o bien acceden a escribir para mañana una redacción de 500 palabras sobre el respeto. ¿Qué dicen?

    Me inclino cojo la papeleta de castigo. Demi elige la hoja de papel. Como no.
    - ¿Alguno de ustedes no está de acuerdo con mi método de asignar compañeros de laboratorio? Pregunta Peterson.
   Demi responde si al mismo tiempo que yo respondo no.
    Peterson se quita las gafas y las deja sobre la mesa.

    - Escuchen será mejor que arreglen sus diferencias antes de que acabe el año. Demi, no la voy a cambiar de compañero. Ambos están en el último curso y tendrán que lidiar con una plétora de gente y diversas personalidades tras la graduación. Si no quieren ir a cursos de verano para recuperar mi clase, les sugiero que trabajen el uno con el otro. Ahora dense prisa si no quieren llegar tarde a su siguiente clase.
    Acto seguido, mi compañera y yo salimos de clase.

    - Deja de seguirme -espeta, mirando por encima del hombro para comprobar cuanta gente nos observa caminar juntos por el pasillo.
    Como si yo fuera el mismo diablo.

    - Ponte manga larga cuando venga a recogerte el sábado por la noche -insisto, a pesar de ser consciente de que ella está a punto de perder los nervios. Normalmente, no suelo meterme con las niñas pijas, pero me encanta sacar de quicio a esta en particular. Y es que Demi, la más popular y la más deseada de todas, se trata del blanco perfecto-. Si no pasaras mucho frío en el asiento trasero de mi moto.

    - Escucha, Joe -me dice, dándose la vuelta y haciendo que su melena bronceada por el sol le caiga sobre los hombros. Me lanza una mirada de hielo con sus ojos claros-. No salgo con los chicos que pertenecen a bandas, y no me van las drogas.
    - Yo tampoco salgo con los chicos que pertenecen a bandas -digo acercándome a ella-. Y no consumo drogas.

    - Sí, claro. Me extraña que no estés ya en un centro de desintoxicación o algún campamento para delincuentes juveniles.
    - No me conoces.
    - Se lo suficiente- dice cruzándose de brazos. A continuación, baja la mirada al percatarse de que con esa postura solo consigue realzar sus atributos y deja caer las manos a los costados.

    Hago un esfuerzo por no mirarle los pechos y doy un paso hacia delante
    - ¿¿Te chivaste de mí con Aguirre??

    - ¿Y qué si lo he hecho? -replica, retrocediendo un poco.
    - Nena me tienes miedo -es una afirmación, no una pregunta. Deseo oír de sus propios labios la razón de la opresión que siente por mí.
    - La mayoría de la gente de este centro tiene miedo de mirarte de la manera equivocada y acabar con una bala en el pecho.

    - Entonces mi pistola, ya estaría echando humo, ¿no te parece? ¿Y por qué tú no sales huyendo del chungo chicano ehh?

    - Lo haré en cuanto tenga la oportunidad.
    Ya me he divertido con esta pava. Es hora de dejarle las cosas claras y hacerle ver quien lleva los pantalones. Acorto la distancia que nos separa y le susurro al oído:
    - Afronta los hechos. Tu vida es demasiada perfecta. Es probable que te quedes toda la noche despierta, fantaseando sobre darle algo de sabor a ese montón de algodones en el que vives. -Maldita sea, puedo captar el olorcillo a vainilla de su perfume o de su crema. Me recuerda a las galletas y me encantan las galletas, lo que no es nada bueno-. Quien juega con fuego acaba quemándose, nena.

    - Si la tocas, te arrepentirás de ello, Jonas -campanea la voz de Colin. Parece un burro con esos enormes dientes blancos y esas orejas sobresaliéndole del rapado al cero que lleva-. Apártate de una vez de ella.

    - Colin -dice Demi-. No te preocupes. Puedo encargarme de esto sola.
    Cara Burro ha traído refuerzos: 3 colegas con el mismo aspecto de pijos se levantan tras él como guardaespaldas. Estudio el aspecto de Cara Burro y de sus 3 amigos para calcular las posibilidades de enfrentarme solo a ellos. Llego a la conclusión de que es probable que los 4 puedan conmigo, pero en este caso, no saldrán ilesos del encuentro.

    - Cuando seas lo suficientemente fuerte como para jugar en primera división, deportista del tres al cuarto, entonces escuchare toda la mierda que te sale de tu boca -le replico.

    Otros estudiantes se agolpan a nuestro alrededor, dejando espacio para una pelea que seguramente será breve, frenética y sangrienta. Lo que no saben es que Cara Burro es todo un corredor. Sin embargo, esta vez ha venido acompañado, de modo que quizás decida plantarme cara. Por lo que a mí respecta, siempre estoy preparado: he participado en más peleas de las que puedo contar con los dedos de los pies y de las manos. Y tengo las cicatrices que lo demuestran.
    - Colin, no merece la pena -dice Demi.

    “Gracias, nena. Lo mismo te digo” pienso.
    - ¿Me estas amenazando, Jonas? Espeta Colin, ignorando a su novia.
    - No gilipollas -digo mirándole fijamente-. Solo los picha flojas como tú amenazan a los demás.

    Demi se coloca delante de Colin y le pone la mano en el pecho.
    - No le hagas caso -dice
    - No te tengo miedo. Mi padre es abogado -se jacta Colin antes de rodear a Demi por el brazo-. Ella es mía. Nunca lo olvides.
    - Entonces ponle correa -le advierto-. O puede que se sienta tentada a buscar otro dueño.
    Mi amigo Paco aparece a mi lado y me pregunta:
    - ¿Va todo bien, Joe?

    - Si, Paco -contesto. Dicho esto, veo a 2 profesores acercándose por el pasillo, acompañados por un tipo vestido de uniforme. No voy a caer en la trampa y acabar en la lista negra de Aguirre-. Si todo va bien -repito y volviéndome a Demi, añado-: nos vemos más tarde, nena, estoy deseando explorar nuestra química.
    Ya tengo bastante con el castigo, así que decido marcharme para librarme de una expulsión. Pero antes Demi me hace una mueca con su nariz respingona, como si me considerara la escoria de la sociedad.

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