miércoles, 30 de octubre de 2013

Inocencia Capitulo 15




Demi despertó en medio de la noche al sentir los dulces besos de Joe sobre su cuello, sus fuertes manos acariciaban su piel con dulzura, eso despertó un deseo primitivo en ella, que se arqueó ante el tacto de sus manos sobre sus senos, Joe suspiró de placer y tomo uno de los pechos con su lengua, hasta llegar al pezón erecto.

 Un pequeño grito escapó de los labios de Demi mientras enredaba sus dedos en su cabello y lo instaba a que siguiera y no parara.

Joe alzó su rostro y Demi se vio atrapada por una mirada felina con brillantes motas verdes y peligrosas.

-Te deseo tanto Demi. 

Dime que sí, dilo. Dime que te quedaras conmigo. - murmuró alzando la cadera de está, haciendo que su miembro más que erguido se frotara contra los labios vaginales de  Demi.

 Demi suspiró de placer y buscó más contacto moviendo las caderas, perdida en la marea de placer que le producía. -Dímelo, Demi, dilo. - Susurró contra su oído colocando la punta de su prepucio en la tierna entrada de Demi.

-S...sí, sí. Por favor Joe, por favor. - Rogaba Demi enroscando sus manos en el cuello de él y apretando sus piernas alrededor de sus estrechas caderas.

-Sí Demi, sí...- Joe entró al dulce capullo y se sintió morir y revivir de nuevo. Buscó con fiereza los labios de Demi que jadeaba atormentada por el placer que le causaba sentir sus cuerpos pegados, sus músculos tensos, su miembro dentro de ella.

-Eres mía. - Joe respiraba con dificultad mientras se balanceaba en el placer de tenerla. - Solo mía.

El placer incrementó rápidamente y sus cuerpos se movían sincronizados, enredados el uno en el otro. 

Demi enterró sus uñas en la ancha espalda de Joe y se dejó llevar, gritando su nombre, al orgasmo. Una, dos embestidas después Joe se unió a ella al dulce calvario del placer y a su cuerpo lo inundó una paz sobrehumana.

Después de recostarse y sentir las pequeñas y tiernas manos de Demi felicidad ganó a la culpa que lo carcomía por no haberle creído desde un principio. La abrazó con fuerza y escuchó su suspiro.

-¿Demi?
-¿Mmm? - logró decir ella adormilada.

- ¿Sabes que ya no puedes irte, verdad? Ahora me perteneces. - Hubo un instante de silencio.

-Siempre fui tuya Joe, siempre...- La respiración acompasada y suave le informó que estaba dormida, dormida y con él, y no pensaba dejarla marchar.

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