Dos días y múltiples orgasmos después, Joe y Demi volvían a la finca con
los ojos y la piel brillante de vitalidad aparte de una chispa de pasión que
demostraba lo mucho que se deseaban. Cassandra los recibió, como buena
anfitriona que era lanzando uno de los jarrones de la entrada contra la puerta.
-¿¡Cómo te atreves a traerla de nuevo a está casa después de marcharse y
dejarnos en ridículo!? ¡Te tiene engatusado!
-Cassandra, por favor...- decía Nick que parecía más divertido que molesto.
-¿Que no lo ves Nick? ¡Es una vil ramera! - gritó señalando a Demi con el dedo.
Joe dio un paso adelante con el rostro rojo y deformado por la furia.
-¡No tienes derecho a insultar a Mi mujer!- le recriminó.
- Llevó años
soportando tu comportamiento, viendo como destrozabas la vida de mi padre,
exigiendo y exigiendo... hay una diferencia entre tu y Demi, aquí la única
ramera y cazafortunas, eres tu. - Cassandra abrió los ojos desmesuradamente y
se puso pálida.
-¡Yo estuve aquí siempre, está casa me pertenece y cuando vuestro falso
matrimonio se acabe, va a ser mía!
-Lo único que tendrás de mi familia será odio y desprecio. Ahora quiero que
recojas tus malditas cosas y te largues de mi casa.
-Te lo advierto Joe...- comenzó a decir.
-No sabes como te hundiré si llegas a hacer algo que degrade y averguense a
esta familia, me encargare de hacerte trizas la vida. -Cassandra huyó asustada
escaleras arriba.
-Joe...- susurró Demi posándose detrás de este y acariciando su espalda para
que se tranquilizara. - Ya está bien, deja que se marche tranquila. - Joe se
giró y la tomó en brazos.
-Una menos. - murmuró sobre los labios de Demi.
El suave roce de unos labios contra su espalda, estremeció a Demi quien dormía
plácidamente hasta hacía poco. Las manos de Joe recorrían su piel desnuda,
acariciaban y atormentaban a Demi que ya temblaba de deseo por él.
-Joe...-Susurró.
-Te deseo.- Lo escuchó decir contra su oído mientras mordisqueaba su oreja de
la manera más sexy posible. Demi giró sobre sí y se encontró con su magnética
mirada que la devoraba. Su pecho musculoso y con una suave mata de pelillos
negros subía y bajaba con fuerza. Demi acarició su pecho con dulzura conmovida
por cada uno de los sentimientos que reflejaba el rostro del hombre que amaba,
porque lo amaba. Lo amaba tanto que dolía, le costaba respirar de lo fuerte de
sus sentimientos.
- Demi...- Jadeó él y tomó su pequeño y compacto cuerpo por la cadera, la
levanto suavemente y la colocó sobre sí, Demi tenía los ojos llenos de
lagrimas, pero no apartó sus ojos de los de él. Este ahuecó su rostro entre sus
manos, aparto con ternura los cabellos que caían desenfadados sobre el rostro
de Demi y la beso. Demi gimió sobre sus labios, fue un beso intenso, que la
estremeció de arriba abajo. Sus lenguas se cruzaban y peleaban la una con la
otra, entrelazadas, las manos de Joe recorrían su espalda mandándole enormes
cargas sexuales por todo el cuerpo, sus manos bajaron hasta atrapar su trasero,
levantarla con cuidado y penetrarla lentamente, sin dejar de besarle, Demi se
atragantó con el placer que la recorría.
-Oh...
Las manos de Joe marcaron el ritmo, suave y lento. Sus ojos no se separaban en
ningún momento y Demi con los labios entreabiertos movía las caderas para
aumentar el placer, Joe gruño y subió sus manos hasta llegar a sus pechos y
castigarla con pellizcos a sus pezones.
-¡Joe!- movió más sus caderas y colocó sus manos contra su pecho para tener más
facilidad al moverse, enrolló sus dedos por su cuello y arqueó su espalda
inmersa en la pasión que no vio la mirada de admiración y completo deseo. Se
incorporó para enterrarse más en su interior haciéndola jadear. Tomó de nuevo
su rostro entre sus manos y la miró fijamente.
-Mírame.- La obligó, ella abrió sus ojos y lo observó confusa. -Quiero que me
mires mientras te doy placer, mientras te llevo a la cima. Solo yo.
-Solo tú...- Susurró ella. Joe tomó sus caderas posesivo y la inclinó más
contra su cuerpo, embistió con fuerza, Demi gritó y de repente se encontró
contra el colchon y envuelta en el cuerpo de Joe, entrelazados.
Él embistió y la llevó a la gloría.
-Mía. - Gruñó mientras se dejaba llevar por el climax.
Acurrucada contra su cuerpo después de aquel maravilloso interludio, Demi
lloraba en silencio escondida en el cuello de Joe, quien acariciaba su espalda
y cabello.
-No llores mi amor. - Demi levantó el rostro avergonzada de su comportamiento.
Él la miraba seriamente y pasaba su dedo indice contra el entrecejo fruncido de
ella relajandola.
-Lo siento, yo...- Se calló emocionada.
-Te amo Demi. - Demi se encontró con sus ojos sorprendida buscando la verdad,
pero solo pudo ver esos hermosos ojos marrones con motas doradas más sinceros
que nunca. - Te amo. - Las lágrimas se extendían por su rostro.
-Yo también te amo Joe.
-Lo sé mi amor. Lo sé. - Murmuró él besando su frente con ternura. La alegría
invadía a Demi mientras se recostaba contra su pecho. - Ahora, eres mía Demi,
solo mía.
-Vamos a ver, ¿Que demonios está pasando aquí? - Gritó Joe entrando en el
enorme salón de la casa. Las gemelas gritaban, Nick y Kevin se reían sin
disimular mientras la cocinera perseguía a un gato con la escoba y el ama de
llaves discutía con un hombre bajito y regordete con las mejillas coloradas.
El ruido escandaloso había llegado hasta las habitaciones, y aunque Joe tenía
planeado pasar el día en la cama con Demi, esta estaba cansada así que ahora
dormía con lo cual, a Joe le preocupaba que los estruendos de su familia la
despertaran.
-Señor Jonas. - Se forzó a decir Ana, la ama de llaves. -Este señor...
-Heart.- masculló él.
-Eso, el señor Heart desea hablar con usted, le he explicado que no deseaba
visitas, pero el señor...
-Heart. - repitió de nuevo.
-El señor Heart dice que es urgente.
Joe miró al hombre, llevaba la camiseta arrugada y tenía ojos pequeños e
inchados de horas de sueño o demasiado alcohol.
-¿Qué es tan importante que no puede esperar hasta mañana? - Preguntó Joe
pausadamente.
-Vengo a llevarme a mi sobrina. Demi Stone.
El mundo de Joe dio un giro inesperado que lo dejó mareado. Miró a ese hombre
con desconfianza y vio como todos esperaban su contestación.
-Fuera. - Gruño y todos se escabulleron rapidamente del salón. - Bien
señor...Heart. ¿Me puede explicar que es eso de que viene a por su sobrina?
-Si, señor Jonas. Mi hermana, la madre de Demi, habló con esta hace unos
cuantos días y le envió el dinero para volver a Estados Unidos, pero ha pasado
una semana y no teníamos noticias de ella, he decidido tomar cartas en el
asunto y venir yo mismo a por ella.
- Demi es mayor de edad no puede llevarsela así sin más.
-Estoy seguro de que ella querrá venir conmigo. - Murmuró con una sonrisa
burlona.
-No lo esté tanto. - Se giró hacía la entrada. - ¡Ana!- Gritó y el ama de
llaves apareció dando un salto.
-Si señor.
-Despierta a la señora - Vio como el gordo Heart abría desmesuradamente los
ojos y enrojecía aún más. - Dile que se le necesita en el salón.
-Si señor. - Y con un asentimiento escapo rápidamente escaleras arriba.
Demi saltó de la cama después de escuchar la orden del "Señor Jonas"
puso los ojos en blanco, se calzo unos jeans desgastados, una camiseta azul
desgastada de tantas lavadas y unas chanclas azules oscuras. Bajó corriendo las
escaleras y entró como un rayo en el Salón, para quedarse congelada por
completo. Se sintió fría, y el miedo la invadió de tal manera que pensó que se
desmayaría allí mismo.
- Demi... - Escuchó decir a Joe, quien se acercó y la abrazó por la cintura al
ver su aspecto alicaído. - Este hombre, que dice que es tú tío desea llevarte
de vuelta a America. - Los ojos de Joe buscaban los de Demi ansiosos.
- Demz, he venido a buscarte. - Dijo el hombre dando un paso adelante que hizo
retroceder a la joven. Joe apretó su cintura al comprender lo que ocurría. - Tú
madre está muy preocupada por ti.
-No, hable con ella ayer... ella dijo...
-Me pidio que viniera por ti. - Le interrumpió el hombre tensando la sonrisa.
-Yo... es que yo...
-Creo que Demi está agotada del viaje de Atenas a la ganja. - Indicó Joe
haciendo que Demi se relajara en sus brazos. - Tal vez deberia usted volver
mañana y esperar una respuesta.
-Pero tengo que llevarmela...
-No creo que tenga señor, como ya le he dicho Demi es mayor, ella decide.
El hombre asintió a su pesar y pasó por el lado de Demi haciéndola saltar como
un animalillo asustado.
-Nos Demi- Susurró sonriendo lascivamente, subió la vista para encontrarse con
la mirada de Joe. - Hasta luego señor Jonas.
Demi lloraba contra el pecho de Joe, quien la abrazaba con fuerza después de
haberla subido y recostado en la cama de nuevo. El besaba su coronilla y
acariciaba su pelo con ternura mientras repetía una y otra vez la misma frase :
"Estoy aquí, no te va a pasar nada, estoy aquí..."
Cuando por fin logró tranquilizarse, extendió su cuerpo en la cama y lo abrazó
con fuerza.
-Mi tío... intento abusar de mi hace dos meses.
Las palabras chocaron contra el cerebro de Joe y amenazaron con explotar alguna
vena.
-Maldito, hijo de p****. - Demi se aferró más a él sin prestar atención a los
puños cerrados de rabia de Joe. Este trataba de respirar con normalidad y no
levantarse, y matar a ese cabron, por haber intentado algo, por haberla tocado.
¡A su mujer!
Entonces la sintió llorar de nuevo y el alma le calló al suelo. La abrazó y
beso su frente, para bajar por sus mejillas humedas por el llanto, hasta
posarse en sus labios y sentir ese sabor salado de sus lagrimas.
-No te volverá a tocar Demi, te juro que si intenta algo, yo mismo lo mato.
-Joe...
-Nadie te hara daño. No mientras yo lo evité.
-Joe.
-¿Que?
-Te quiero. - susurró ella entre sollozos. - Te quiero tanto...- y rompió a
llorar con fuerza.
-¿Por eso lloras?
-Si... - Joe sonrió con ternura, levantó su rostro y la miró directamente a los
ojos.
-Yo te amo a tí Demi. Solo a tí.
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