domingo, 17 de marzo de 2013

Química Perfecta Capitulo 16





Joe

    Llevo una hora esperando en la biblioteca. Bueno, más bien una hora y media. Antes de las diez, salí a sentarme en los bancos de cemento. A las diez volví adentro y me quedé mirando el expositor, fingiendo estar interesado en los próximos eventos anunciados por la biblioteca. No quería parecer ansioso por ver a Demi. A las diez y cuarenta y cinco me senté en los sofás de la sección de literatura juvenil y aproveché para hojear el libro de química. De acuerdo, admito que solo estaba pasando las páginas sin fijarme en lo que había escrito.

    Ahora son las once. ¿Dónde se habrá metido?
    Podría ir a dar una vuelta con mis amigos. Maldita sea, debería ir a dar una vuelta con mis amigos. Pero tengo la estúpida necesidad de saber la razón por la que Demi me ha dejado plantado. Intento convencerme de que es cuestión de orgullo, pero en el fondo estoy preocupado por ella.

    Durante su ataque de nervios en la enfermería, me dio a entender que su madre no era la candidata idónea para la Madre del Año. ¿No se da cuenta Demi de que ya tiene dieciocho años y que puede irse de casa si quiere? Si lo pasa tan mal, ¿por qué se queda allí?
    Porque sus padres son ricos.

    Si yo me fuera de casa, mi nueva vida no sería muy diferente de la antigua. Sin embargo, para una chica que vive en la zona norte, una vida sin toallas de diseño y una sirvienta que te siga a todas partes probablemente sea peor que la muerte.
    Ya he esperado suficiente a Demi. Voy a ir a su casa, para que me explique por qué me ha dejado plantado. Sin pensarlo dos veces, me subo a la moto y me dirijo a la zona norte. Sé dónde vive... en la vomitiva mansión blanca flanqueada por columnas.
    Aparco la moto en el camino de entrada y llamo al timbre.
    Me aclaro la garganta, para no atragantarme al hablar.
    Mierda, ¿qué voy a decirle? ¿Y por qué me siento tan inseguro, como si ella fuera a juzgarme y yo tuviera que impresionarla?
    Nadie responde. Vuelvo a llamar.

    ¿Dónde está el sirviente o el mayordomo que te abre la puerta cuando los necesitas? Justo en el momento en el que estoy a punto de renunciar y alejarme con el rabo entre las piernas, la puerta se abre. Delante de mí aparece una versión más mayor de Demi. No cabe duda de que es su madre. Cuando me mira, reparo en la mueca de desprecio que me lanza.

    - ¿En qué puedo ayudarte? -pregunta llena de seguridad. Tengo la impresión de que o espera que forme parte de la plantilla de jardineros o que sea un vendedor que va de puerta en puerta acosando a la gente-. En este vecindario está terminantemente prohibida la venta ambulante.

    - Yo, esto, no estoy aquí para vender nada. Me llamo Joe. Solamente quería saber si Demi estaba, bueno, en casa -respondo. Genial, me he quedado sin palabras dos veces.
    - No -contesta con un tono de voz tan frío como su mirada.
    - ¿Sabe adónde ha ido?
    La señora Lovato entrecierra la puerta. Probablemente piense que voy a asomar la cabeza para comprobar las cosas de valor que tiene y sentirme tentado de robarlas.
    - No suelo dar información acerca de dónde se encuentra mi hija. Ahora, si me disculpas -dice, antes de cerrarme la puerta en las narices.

    Me quedo delante de la puerta principal como un completo imbécil. Tengo la sensación de que Demi estaba detrás de la puerta pidiéndole a su madre que se deshiciera de mí. En su lugar, yo no jugaría conmigo.
    Detesto los juegos que no puedo ganar.
    Regreso a la moto con el rabo entre las piernas, preguntándome si debería sentirme como un perro apaleado o como un pitbull furioso.

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