Demi
Justo después de
llamar imbécil a Joe, la señora Peterson pide que prestemos atención.
- Cada pareja
elegirá un proyecto de los que hay en este sombrero -anuncia-. Todos presentan
los mismos retos y tendrán que quedar fuera de clase para trabajar en él.
-¿Y el fútbol? -interrumpe Colín-. No puedo perder el
entrenamiento.
- Ni las animadoras tampoco -añade Darlene adelantándose a mí.
- El trabajo
escolar es lo primero. Depende de sus compañeros y de ustedes encontrar el
momento adecuado para las cosas -dice la señora Peterson mientras se planta te
de nuestra mesa y sostiene en alto el sombrero.
- Esto, señora P...
no habrá uno sobre la cura de la esclerosis múltiple, ¿no? -pregunta Joe con
esa actitud de chulo que me saca de quicio-. Porque no creo que baste un año de
trabajo escolar entero para realizar un proyecto de esa envergadura.
Ya puedo ver el
gran suspenso en mi boletín de notas. Consejero de admisiones para Northwestern
le traerá sin cuidado que fuera mi compañero de laboratorio el responsable de
que nos catearan el proyecto, A este tío no le importara.
- Tengo que ir a
mear.
La profesora se
lleva una mano a la cadera y, con una expresión ceñuda, le dice:
- Cuide su
lenguaje. Y que yo sepa, no necesita sus libros para ir al cuarto de baño.
Déjelos en la mesa.
Joe hace una mueca,
pero coloca los libros en la mesa.
- Ya le dije que
nada de accesorios relacionados con bandas en mi clase -dice la señora Peterson
mirando la bandana que tiene entre las manos. Tiende la mano y añade-: Démela.
Él mira a la puerta
y después a la señora Peterson.
- ¿Y qué pasa si
me niego?
Joe, no estire de la cuerda. Tolerancia cero. ¿Quiere
que le expulsen? -le amenaza, agitando los dedos para que le entregue la
bandana de inmediato.
Frunciendo el ceño,
Joe coloca lentamente la bandana en la mano de la profesora.
La señora Peterson
se queda boquiabierta cuando finalmente se la arrebata.
- ¡Ay, madre!
-grito al ver la enorme mancha que lleva en la bragueta.
Todos los
estudiantes, uno a uno, estallan en carcajadas, pero la risa de Colin es la que
más destaca.
- No te preocupes, Jonas.
Mi abuela tiene el mismo problema. Nada que no pueda arreglarse con un pañal.
Las palabras de
Colin me impactan porque la mención de los pañales para adultos me recuerda
inmediatamente a mi hermana. Reírse de los adultos que no pueden valerse por sí
mismos no tiene ninguna gracia, porque Shelley es una de esas personas.
Joe luce su enorme
y arrogante sonrisa y le dice a Colin:
- Tu novia no podía
apartar las manos de mis pantalones. Me estaba enseñando una nueva aplicación
para los calentadores de manos, colega.
Esta vez ha ido
demasiado lejos. Me pongo en pie. Mi taburete chirría contra el suelo.
- Ya te gustaría
-le suelto.
Joe está a punto de
decirme algo cuando la señora Peterson grita:
- ¡Joe! -Y tras
aclararse la garganta, añade-: Ve a la enfermería y arréglate. Coge tus libros
porque después irás a ver al director Aguirre. Te veré en su despacho junto a
tus compañeros Colin y Demi.
Joe coge
bruscamente los libros de la mesa y sale de clase. Vuelvo a sentarme con calma
en el taburete. La señora Peterson procura que el resto de la clase guarde
silencio mientras medito sobre mi efímero éxito al evitar a Carmen Sánchez. Si
cree que represento una amenaza para su relación con Joe, los rumores que
seguro acabarán extendiéndose pueden resultar mortales.
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