lunes, 11 de marzo de 2013

Seductoramente Tuya Capitulo 21





Y Demi se negaba a dejarlo escapar.
Respiró profundamente cuando llamaron a la puerta el jueves al mediodía. Comprobó en el espejo que estaba bien peinada y que llevaba la camiseta blanca por dentro de los pantalones cortos. Sus piernas estaban desnudas, salvo por las sandalias, que revelaban una uñas pintadas color de plata.
—Hola, Joseph lo saludó tras abrir la puerta.
—Hola contestó este mientras entraba. Estás muy guapa.
—Gracias. Me alegra que podamos comer juntos. Cuando te llamé para invitarte, suponía que estarías ocupado.
—La verdad es que no tengo mucho trabajo hoy. Mis padres han ido a conocer a su nueva nieta y mi siguiente cita no es hasta las tres. Tu invitación ha sido una grata sorpresa.
Estaba encantada de oírlo... y de que Joseph no tuviera que marcharse corriendo.
— ¿Ha nacido ya?, ¿qué tal está? preguntó, tratando de imprimir a su voz un tono sereno.
—He hablado con Blake esta mañana, cuando Alison solo tenía cinco horas. Según él, su hija es la criatura más hermosa e inteligente del mundo. Se equivoca, por supuesto, ya que son mis hijos quienes ostentan tal distinción; pero le he permitido que siga creyéndoselo.
—Muy generoso por tu parte.
—Eso créo.
—He preparado una ensalada de pollo. Hace tanto calor que me apetecía una comida ligera comentó Demi, cambiando de conversación. Puedes quitarte la chaqueta y la corbata.
No esperó a ver si Joseph seguía su provocativa sugerencia, sino que se dirigió directamente a la cocina. Este le dio alcance segundos después. Demi, que había agarrado una jarra de té helado, se quedó de piedra al verlo: se había quitado la chaqueta y la corbata, se había desabrochado el botón de arriba de la camisa y se había remangado hasta los codos.  .
—¿Cómo quieres el té? le preguntó ella, con la boca hecha agua.
—Dulce, es como más me gusta.
— ¿Y cómo te gustan las mujeres? se atrevió a desafiarlo Demi.
—Picantes contestó él, sin vacilar.
—Me parece que sí te estoy corrompiendo, Joseph dijo Demi  al tiempo que le acariciaba una mejilla, justo antes de sentarse.
—No me has oído quejarme, ¿verdad?
—Todavía no — Demi se preguntó qué haría cuándo se enterase de que los chismosos ya estaban haciendo apuestas sobre el futuro de su relación.
Durante la cena, le habló del grupo de teatro. Joseph rio al oír la grandiosa sugerencia de Earlene y aprobó las tres obras que Demi tenía pensado recomendarles la semana siguiente.
—Creo que haces bien en empezar con comedias —dijo él—. La respuesta del público será mejor.
—Sí, la gente es menos crítica cuando se ríe... claro que tendré que asegurarme de que se ría.
—Parece que va a llevar mucho trabajo. Y es un gran compromiso por tu parte. ¿Estás segura de que quieres atarte con eso?
—No pretendo irme de la ciudad en breve Demi encogió los hombros. Y me gusta hacer cosas para la comunidad.
—Espero que te salga bien.
—Gracias. ¿Estás seguro de que no quieres un papel?
—Antes prefiero que me aten a la cama y me azoten.
—¿De veras? No sabía que te fueran esas cosas, pero estoy segura de que puede arreglarse.
—Compórtate le ordenó Joseph con voz ronca, excitado por la mirada chispeante y seductora de Demi.
Esta rio y devolvió la atención a la ensalada.
Cuando sus platos estuvieron vacíos, Demi notó con satisfacción que Joseph estaba más relajado que de costumbre. Sus ojos no cobijaban ninguna sombra y sus labios esbozaban una sonrisa espontánea. A pesar de los cotilleos, era evidente que ella era buena para él. Ya solo tenía que convencer a Joseph de que así era.
— ¿Qué te apetece de postre? preguntó mientras llevaba los platos al fregadero.
—Tú respondió Joseph, que se había acercado a ella sigilosamente y la estaba rodeando por la cintura.
—La mayoría de las personas prefiere algo dulce de postre dijo ella, recostándose sobre Joseph.
—Yo prefiero lo picante aseguró este mientras le daba un beso en la nuca.
—Yo también.
— ¿Por qué no me sorprende? Joseph subió una mano y la detuvo a un centímetro de sus pechos. Demi sabía que su corazón estaba latiendo desenfrenadamente, pero no trató de ocultárselo. A esas alturas, ya debía saber que lo deseaba.
La apretó un poco más contra su cuerpo, demostrándole que no era ella la única con deseos.
— ¿Demi? murmuró Joseph  después de darle un beso en un hombro.
—¿Sí? —contestó ella con los ojos cerrados, girando la cabeza para ponérselo más fácil.
—Tengo un par de horas libres.
Demi se giró entre sus brazos y lo miró a los ojos.
—¿Y quieres pasarlas conmigo?
—Quiero pasarlas haciendo el amor contigo especificó Joseph.
No sabía qué había cambiado desde la noche del viernes, cuando se había retirado bruscamente y se había marchado casi corriendo... al igual que el viernes anterior. Pero tampoco le importaba demasiado en esos momentos.
—No se me ocurre una manera mejor de pasar un par de horas.
—A mí tampoco susurró Joseph, lamiéndole el lóbulo de una oreja.
Demi se echó sobre él, obligándolo a dar un paso atrás. Sin decir palabra, salió de la cocina.
Y sin decir palabra, Joseph la siguió.

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