sábado, 29 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 39 Jemi



— ¡Mira! — Gritó papá. —Los chicos no se quedan con las putas, Demi. Las dejan. Y yo no voy a dejar que te conviertas en una puta. No mi hija. Esto es por tu propio bien.

Alcé la vista al ver una mano hacia mi brazo. Cerré los ojos a la espera de sentir sus dedos alrededor de mi antebrazo. Pero nunca lo sentí. Oí un ruido sordo, y papá gruñó de dolor. Mis ojos se abrieron de golpe. Joseph se trasladó lejos de mi padre que se masajeaba la mandíbula con una mirada de asombro en su rostro.

— ¿Pero qué gilipollas? — dijo
— ¿Estás bien? — Preguntó Joseph, delante de mí.
—¿Acabas de golpear a mi padre?
No podía dejar de preguntarme si estaba delirando. ¿Realmente había pasado? Era extraño.
—Sí —Admitió Jopseh.
— ¿Cómo te atreves a tocarme? —Dijo mi padre, teniendo problemas de equilibrio.
— ¿Cómo te atreves a acostarte con mi hija y después golpearme? ¡Hijo de puta!
Nunca había oído a mi padre insultar a nadie antes.
—Vamos —Dijo Joseph, ayudándome —Vámonos de aquí. Te vienes conmigo—.Me puso el brazo sobre los hombros y me estrecho contra su cuerpo caliente y me llevó hasta la puerta.

Demi— gritó papá detrás de nosotros. —Será mejor que no entres en ese maldito coche y no se te ocurra dejar esta casa. ¿Me oyes, hijo de puta?
El trayecto hasta casa de Joseph fue en silencio. Varias veces lo vi abrir la boca como si quisiera hablar, pero siempre la volvía a cerrar. Yo estaba en estado de shock, no podía decir nada. Mi cabeza me dolía mucho. No podía entender todo lo que papá había hecho. Pero lo peor era la vergüenza. ¿Por qué? ¿Por qué Joseph tuvo que ver eso? ¿Qué pensaría de mí ahora? ¿Qué pensaría de papá?

—Esto nunca ha pasado antes —Le dije rompiendo el silencio cuando llegamos al camino de entrada a la casi mansión. Joseph apagó el motor y me miró.
—Mi padre nunca me había hecho esto, ni siquiera me había gritado así.
—Bien.
—Sólo quiero que sepas que no es normal para nosotros —Le expliqué—. Yo no soy una chica maltratada. No quiero que pienses que mi padre es una especie de psicópata.

—Tenía la impresión de que no te importaba lo que pensara la gente—.Dijo.
—Acerca de mí. No me importa lo que piensan de mí. —No sabía que era mentira hasta que las palabras habían salido de mi boca. —Pero de mi familia y de mis amigos es diferente. Mi papá no es un psicópata. Solo ha tenido un mal momento. —Pude sentir el bulto crecer en mí garganta, y trate de tragar. Necesitaba explicarme. Contarle lo que necesitaba saber. —Mi mamá acaba de presentar una demanda de divorcio y sólo sé que no puede manejarlo.

El nudo no se iba. Cada vez era mayor. Todas mis preocupaciones y temores se habían estado dirigiendo a ese momento, y no podía luchar más. No podía mantenerlos embotellados. Las lágrimas empezaron a salir a borbotones por mis mejillas, antes de darme cuenta que estaba sollozando. ¿Cómo había sucedido esto? Se sentía como un mal sueño. Mi padre era el hombre más dulce que yo conocía. Él era ingenuo y frágil. Este no era él. Sentí que mi mundo estaba girando fuera de control. Y esta vez, no podía negarlo. No lo podía ignorar. Y definitivamente no podía escapar de ello.

Joseph no dijo nada. Se quedó sentado conmigo en silencio. Ni siquiera me di cuenta de que me había cogido la mano hasta después de que hubiera dejado de llorar. Una vez que respiré con normalidad y limpie las gotas saladas de mis ojos, él abrió la puerta y me ayudó a salir del coche, no es que yo lo necesitaba, pero aún así era agradable y me llevó hasta la entrada de su brazo, de la misma la forma en que me había sacado de mi casa, manteniéndome cerca. Como si tuviera miedo de que pudiera escapar en la oscuridad entre su coche y la puerta.

Una vez que estuvimos dentro, Joseph me ofreció una bebida. Negué con la cabeza, y fuimos al piso de arriba como siempre hacíamos. Me senté en la cama y se sentó a mi lado. No sé qué pensaba, no podía dejar de preguntármelo y no podía preguntárselo.
— ¿Estás bien? — Preguntó, poniéndose enfrente de mí finalmente. — ¿Necesitas una bolsa de hielo o algo?

—No—dije. Mi garganta estaba dolorida por llorar, y mis palabras salieron roncas. —No me duele—. Él se acercó y apartó el pelo lejos de mi rostro, sus dedos apenas me tocaron.
—Bueno-dijo en voz baja. —Por lo menos ahora lo sé.
— ¿Sabes qué?
—De lo que estas tratando de escapar.
No respondí.´
— ¿Por qué no me dijiste que tu padre tiene un problema con la bebida? —Preguntó.
—Porque no creí que fuera una buena idea—. Le dije.
— ¿Y qué va a pasar? Tienes dificultades en este momento.
—Él no ha bebido en dieciocho años. Sólo desde que recibió los papeles del divorcio. Va a mejorar.
—Tienes que hablar con él. Cuando este sobrio, tienes que decirle que tiene un problema.
—Sí— me burlé. —Y ahora pensará que estoy en su contra también. Mi madre le envió los papeles del divorcio.
—No estás en contra de él, Demi.

—Dime Joseph, ¿por qué no te hablas con tus padres? —Le pregunté. — Estas siendo un maldito hipócrita, ¿no? ¿Por qué no lo dices que te sientes solo? Que deseas que vuelvan a casa. Es porque no quieren que les molestes, ¿verdad? No quieres que sepan cómo te sientes. Si le digo a mi padre que tiene un problema, él pensará que lo odio. ¿Cómo puedo hacerle más daño? Él acaba de perderlo todo.
Joseph negó con la cabeza.

—No todo. A ti no —Dijo—Por lo menos deberías hablar con él e intentar que la relación mejore, porque luego será peor.
—Tal vez.
Los dedos de Joseph masajearon mi sien. —No te estaré haciendo daño, ¿verdad?
—No, en absoluto—. En realidad, la forma en que me masajeaba estaba bastante bien.
—Me hizo más daño las cosas que dijo— Murmuré. Me mordí el labio inferior. —Tú sabes, nunca me han llamado prostituta en mi vida, ni a dos de mis mejores amigas. Lo curioso es que estoy muy segura de que tiene razón.
—Eso no es gracioso —Murmuró Joseph. —Tú no eres una prostituta, Demi.

—Entonces, ¿qué soy yo? —Exigí repentinamente enfadada. Retire su mano de mi cabeza y me levante. — ¿Qué soy? Estoy enrollada con un tipo que no es mi novio y miento sobre ello a mis amigos. Yo ni siquiera sé que pensar, no sé si esto es correcto o incorrecto. Soy una puta. Tu abuela y mi padre lo creen y tienen razón.

Joseph se levantó, su rostro reflejaba que estaba enfadado. Me agarró por los hombros y me sostuvo con firmeza, me obligo a mirarlo.
—Escúchame—Dijo. —No eres una puta. ¿Me estás escuchando, Demi? Lo que si eres es inteligente, atrevida y sarcástica, cínica, neurótica, leal, compasiva. Eso es lo que eres, ¿de acuerdo? Tú no eres una puta ni algo remotamente similar. Sólo porque tienes algunos secretos y problemas, no estás más confundida que el resto de nosotros.

Lo miré, atónita. ¿Estaba siendo sincero? ¿El resto del mundo estaba tan perdido como yo estaba? ¿Todos tenían sus secretos y sus problemas? Joseph si, por lo que seguramente el resto del mundo tenía sus imperfecciones, también.

Demi, puta es sólo una palabra que la gente utiliza para hacer daño—Dijo con su voz más suave. —Los hace sentir mejor acerca de sus propios errores. Usar ese tipo de palabras es más fácil que buscar la solución a la situación. Te lo prometo, no eres una puta.

Yo miraba, sus ojos grises cálidos y de pronto comprendí lo que estaba tratando de decirme. Había un mensaje oculto debajo de las palabras.

No estás sola. Puesto que lo conocía. Comprendía cómo se sentía estar abandonado. Comprendía los insultos. Me entendía. Me puse de puntillas y le di un beso, realmente le di un beso. Era más que un precursor del sexo. No había guerra entre nuestras bocas. Mis caderas descansaban ligeramente sobre él. Nuestros labios se movían en armonía, suavemente, con perfección entre sí. Esta vez quería decir algo. Lo que fuera, yo lo comprendería con el tiempo, pero sabía que había una verdadera conexión entre

nosotros. Sus manos acariciaban suavemente mi pelo, su pulgar toco mi mejilla, todavía húmedas por el llanto .Y no me sentí enferma o sometida a algo antinatural. En realidad, me sentía como la mayoría .Lo más natural en el mundo.

Me quité la camisa, y le saqué la suya por encima de mi cabeza. Luego me acosté en la cama. No hay prisa. Esta vez las cosas eran lentas y serias. Esta vez no estaba buscando una vía de escape. Esta vez se trataba de él y de mí. Acerca de la honestidad y la compasión y todo lo que nunca había esperado encontrar en Joseph Jonas.
Esta vez, nuestros cuerpos estaban conectados, no me sentía sucia o mal. Me sentía terriblemente bien. 

The Duff Capitulo 38 Jemi




Joseph saltó de repente. Había oído la puerta de un coche al igual que yo. Eso significaba que mi padre estaba en casa.
Me puse mi ropa interior y mis vaqueros a toda prisa, pero me llevó un minuto encontrar mi sujetador. Una vez que conseguí vestirme, me peiné y miré a Joseph atrapado en mi caja de galletas.
— ¿Me voy? —Preguntó.

—No—dije sin aliento. Iba a decirle que no quería que volviera a su vacía mansión.
—Quédate un rato. Está bien. A mi padre no le importa. Simplemente no podemos hacer eso....

— ¿Qué más se puede hacer? —Así que, como perdedores completos, jugamos al Scrabble las próximas cuatro horas y media. No había espacio apenas suficiente en el suelo de mi pequeño cuarto para alguien tan alto como Joseph para estirarse sobre su estómago, pero se las arregló para sentarse enfrente con el tablero entre los dos con las palabras escritas de quijotesca y hegemonía. No es exactamente la noche del viernes más emocionante, pero lo disfruté mucho más que si hubiera ido al the Nest o de fiesta al Oak Hill.

Alrededor de las nueve, después de haberle ganado tres veces, al fin le ganaba en algo, Joseph se puso de pie.
—Creo que debería volver a casa —Suspiró.

—Está bien—.Me levanté- Te voy acompañar hasta la puerta.
Estaba de tan buen humor que había logrado olvidarme de papá, hasta que lo encontré en la sala de estar. Olí el whisky antes de ver la botella en la mesa de café, y mis mejillas se pusieron rojas de vergüenza. Por favor, que no se dé cuenta, pensé mientras caminaba hacia la puerta principal con Joseph. Supongo que debería haber comenzado a preocuparme cuando no había subido para ver de quien era el Porsche que estaba en la entrada. Es decir, no todos los días te encuentras delante de tu casa un coche como ese, por lo menos no delante de la mía.

Tal vez Joseph no había pensado en eso tampoco. Era viernes por la noche, después de todo. Los padres pueden beber whisky los fines de semana, bueno los que no fueran alcohólicos en recuperación, pero Joseph no sabía esa parte de la historia. Mientras mi padre actuara de forma normal, podría parecer como si no pasara nada.

Pero, por supuesto, nunca he tenido ese tipo de buena suerte.
— ¡Abejorro! —Dijo mi padre. Se tambaleó sobre sus pies y miró la puerta principal, donde estaba yo con Joseph. —No sabía que estabas en casa. ¿Qué es esto? —Entornó los ojos hacia Joseph. — ¿Un chico?
—Umm, papá, es Joseph Jonas —Le dije, tratando de mantener la calma. —Es un amigo mío.

—Un “amigo”... apuesto—. Él agarró la botella de whisky antes de caminar inestablemente hacia nosotros, con los ojos entrecerrados mirando a Joseph. — ¿Te divertiste con mi pequeña niña en el dormitorio?
—Claro que sí—. Dijo Joseph, claramente tratando de sonar inocente. — Estuvimos jugado al Scrabble. Su hija es muy buena con las palabras, señor.
— ¿Scrabble? No soy idiota. Eso debe ser un código nuevo, para el sexo oral —Gruño Papá.

Debí ponerme de color escarlata. ¿Cómo lo hizo? ¿Podía leer mi mente? No, por supuesto que no podía. No era más que un borracho haciendo acusaciones, y buscando culpables que sólo empeorarían las cosas. Así que me eche a reír como si fuera ridículo. Como si se
tratara de una broma. Wesley, siguió mi ejemplo.

—Claro, papá —Le dije. —Y la relación sexual es Yahtzee, ¿verdad?
— ¡No estoy de broma! —Gritó papá, moviendo la botella de whisky y derramando parte del contenido sobre la alfombra. Maravilloso. Yo tendría que limpiar aquello.
— Sé lo que pasa. He visto como se visten tus amigas Demi. Eso influye en ti. — no pude mantener la sonrisa por más tiempo.
—Mis amigas no son putas —Le susurré. —Estás borracho, y no sabes lo que estás diciendo. —Con un aumento de valentía, me adelante y le arrebaté la botella de su mano. —No puedes beber más—.

Por un instante, me sentí bien. Eso era lo que debería haber hecho desde el principio. Había cogido el toro por los cuernos. Sentí que podía arreglar las cosas.
—Tengo que irme —Dijo Joseph detrás de mí.

Empecé a darme la vuelta para despedirme, pero las palabras nunca salieron de mi boca. Sentí la botella cuando me cayó de la mano y escuche como se rompía en el suelo, a mi lado. Miré al suelo, por un segundo ya que no entendía lo que había sucedido. Entonces el dolor en mi sien me sorprendió. Era como si me hubiera golpeado con algo, algo duro, algo contundente, algo así como la palma de la mano de mi padre. Estire la mano y frote mi cabeza en estado de shock, apenas sintiendo el dolor. 

The Duff Capitulo 37 Jemi



Diez minutos más tarde, el Porsche llego a la entrada de mi casa. Agarré mis cosas y alcancé la manilla de la puerta.
—Gracias por el viaje. —Le miré por encima del hombro viendo que Joseph seguía enfurruñado.
—Bueno, maldita sea ¿Por qué no? Puedes entrar si quieres. Mi padre no ha llegado a casa todavía. —.
Joseph me sonrió mientras apagaba el motor.
—Eres una niña sucia de mente, Duffy. Parece que estás tratando de corromperme.
—Tú eras más que corrupto —Le aseguré.
Nos bajamos del coche y caminamos hasta la puerta. Saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta de entrada, dejé pasar a Joseph delante de mí. Observó la habitación.

Debe de haber estado comparándola con su casi mansión. Obviamente no hay comparación. Yo ni siquiera vivo en un adosado como Miley.
—Me gusta —Dijo Joseph. Volvió a mirarme —Es muy acogedor.
—Eso está bien ya que es pequeño, ¿no?
—No. Lo digo en serio. Es cómodo. Mi casa es demasiado grande, incluso para cuatro personas, ya que soy el único la mayoría del tiempo, me gusta más la tuya. Acogedora, como he dicho.

—Gracias—. Me sentí halagada. No es que me importara lo que pensara.
— ¿Dónde está tu habitación? — Preguntó, guiñándome un ojo.
—Sabía que lo ibas a preguntar. Ahora, ¿quién esta corrompiendo a quien? Le cogí por el codo y lo llevé por las escaleras.
—Aquí mismo—.Dije haciendo un gesto a la primera puerta. —Te advierto, es del tamaño de una caja de Cracker Jack*.
Abrió la puerta y observó el interior. Entonces me miró con esa familiar sonrisa.
—Vamos a tener suficiente espacio.
—¿Espacio suficiente para qué?

Antes de que supiera lo que estaba sucediendo, Joseph me agarró por las caderas y me empujó hacia mi dormitorio. Con el pie cerró la puerta detrás de nosotros, me hizo girar y me apoyó contra la pared, donde comenzó a besarme con tanta fuerza que pensé que mi cabeza podía estallar. Me sorprendió que no me importara nada, le abracé y le devolví el beso.

Él apretó con más fuerza mi cintura y bajó mis vaqueros tan bajo como pudo sin desabrocharlos. Luego deslizó sus manos debajo de mi ropa interior y frotó los dedos a lo largo de mi calor, hormigueo en la piel. Después de unos minutos, dejo de besarme.
Demi, ¿te puedo preguntar algo?
—No—le dije rápidamente. —No voy a hacerte una mamada. Sólo pensarlo me parece repugnante y degradante y... Nunca.
—A pesar de que es un poco decepcionante—Dijo Joseph —No era en lo que estaba pensando.
—Oh—. Eso fue un poco embarazoso. —Bueno, ¿entonces qué?
Soltó mi pantalón y puso mis manos suavemente en mis hombros.
— ¿Qué va a pasar a partir de ahora?
— ¿Perdona?

—Sé que tu ex-novio salió de la ciudad hace unas semanas —Dijo. —Pero hay todavía algo que te molesta. Me gustaría creer que sólo soy yo, no puedes conseguir suficiente de mí. ¿De qué estás huyendo, Demi?
—De nada.
—No mientas.
—Es asunto mío, ¿de acuerdo?
Me aparté y coloqué mis vaqueros.
Automáticamente, me arrodillé junto a la pila de ropa limpia, a los pies de mi cama y comencé a doblarla.
—Vamos simplemente a hablar de otra cosa.
Joseph se sentó en el suelo a mi lado.
—Bien —Dijo. Me di cuenta de que estaba poniendo la pose de ser paciente hasta que yo le contara.

Me habló como se habla a los niños pequeños. Demasiado malo para él. No iba a suceder. Él era mi juguete sexual, después de todo, no mi psiquiatra.
Hablamos de las clases mientras yo seguía con la ropa. Cuando estaba el montón ordenado, me levante y me senté en mi cama.
— ¿No vas a guardarla? —Preguntó Joseph.
—No—Dije.

—Entonces, ¿por qué la doblas?
Suspiré y me tumbe dejando mis Converse fuera de la cama.
—No sé—Admití, con la cabeza sobre la almohada y mirando al techo. —Creo que es un hábito o lo que sea. Doblar la ropa todas las noches, me hace sentir mejor. Es relajante y me despeja la cabeza. Luego a la mañana siguiente, me gusta buscar en el montón lo que voy a ponerme. Es como algo cíclico—.
Mi cama crujió cuando Joseph se subió encima de mí, se puso entre mis rodillas.
—Sabes —Dijo, mirándome— Eso es muy extraño. Pareces una Neurótica, la verdad.
— ¿Yo? — Me reí. —Tú eres el que está tratando de conseguir mis pantalones de nuevo, al igual que hace diez segundos después de un intento fallido .Yo diría que los dos estamos algo locos.
—Cierto.

Empezamos a besarnos de nuevo. Esta vez sus manos se movieron hasta la camisa y desabrochó mi sujetador. No había mucho espacio en mi pequeña cama individual, pero Joseph se las arregló para conseguir sacar mi sujetador y desabrochar mis vaqueros. Empecé a deshacerme de sus pantalones, también, pero me detuvo.
—No—Dijo, moviendo la mano. —No estarás de acuerdo con las mamadas, pero ten seguro de que voy a disfrutar de ello.

Abrí la boca para discutir, pero la cerré rápidamente cuando comenzó a besar mí estómago. Sus manos comenzaron a quitarme los vaqueros y la ropa .Los bajó hacia las rodillas, hizo una pausa breve para entretenerse en el lugar delicado de encima de mi cadera, haciendo que me saliera una risa idiota. Sus labios se movían más abajo me sorprendió la rapidez con la que se encaminaba a su destino final. 
Yo había oído a Vikki hablar de ello e incluso a Selena sobre como se lo habían hecho sus novios y lo bien que se sentía. Yo había oído hablar, pero no me lo creía. Sterling y yo nunca lo habíamos hecho y yo siempre asumí que era extraño.

Fue un poco raro al principio.
Era extraño, pero bueno. Sucio, malo, increíble. Mis dedos agarraron las sabanas con fuerza y mis rodillas temblaron. Sentía cosas que nunca había sentido antes. —Ah, oh... — Jadee por el placer y la sorpresa —Oh, mierda. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 36 Jemi



Ella no dijo mucho durante el viaje, aunque Joseph hizo varios intentos por mantener nuestra conversación. Al principio yo me pregunté si tal vez fuera por mi culpa, pero tuve tiempo para darme cuenta de que no era más que timidez. Cuando llegamos al camino de entrada de la casa grande, que yo sabía que debía pertenecer a la abuela de Joseph, Amy miró al asiento de atrás y dijo en voz baja: —Adiós. Fue un placer conocerte .
—Es maja—Le dije.

—Ella tiene que salir de su caparazón—.Suspiro Joseph.
La vio como corría hasta el porche delantero. Una vez que había entrado en la casa grande; no era una mansión, pero era evidente que su abuela tenía dinero, también. Volvió a mirarme.

—Puedes sentarse adelante, si quieres.
Asentí con la cabeza y salí del coche. Abrí la puerta del copiloto y me senté en el asiento en que habia abandonado Amy. Cuando estaba abrochando el cinturón de seguridad, oí a Joseph exclamar.
— ¿Cuál es tu problema? —Pregunté, mirándole. Pero supe la respuesta antes de que él me la dijera.

Una mujer de unos sesenta años acababa de salir de la casa y se dirigía hacia el coche. La abuela de Joseph, no habia lugar a dudas. Era la abuela la que odiaba. No le pregunté que quería ocultar. Me sentí un poco ansiosa cuando vi a la mujer .Estaba muy bien vestida llevaba un suéter salmón , el cual parecía caro, y unos pantalones perfectamente planchados.
Joseph bajó la ventanilla cuando ella se acercó, lo suficiente como para escucharla.

—Hola, abuela Jonas. ¿Cómo estás?
-No juegues conmigo, Joseph Adam. Estoy furiosa contigo en este momento—.

Pero ella no parecía furiosa. Su voz era aguda , suave y sedosa. Ella sonaba como a más dulce, pero sus palabras no encajaban en el papel.
— ¿Qué he hecho esta vez? —Preguntó Joseph con un suspiro.
— ¿Llevo los zapatos equivocados? ¿O es que el coche no está lo suficientemente limpio?

¿Qué leve imperfección has visto en mi hoy por la tarde?
—Te sugiero que te abstengas de utilizar ese tono conmigo—dijo con una voz por lo menos intimidante. Esto habría sido divertido si Joseph no pareciera tan incomodo.

—Vive tu vida como quieras, pero deja a Amy fuera de ello.
— ¿Amy? ¿Qué le he hecho a Amy?

—Honestamente, Joseph —Dijo su abuela con un espectacular suspiro. — ¿Por qué no dejaste que Amy cogiera el autobús? No estoy de acuerdo con tu manera de conducir con tus...-hizo una pausa- amigas en el asiento de atrás. —Ella miró a través de Joseph, con los ojos fijos en los míos por un instante antes de cambiar de nuevo a su nieto. —Yo no quiero que seas una influencia negativa para tu hermana.

Por un segundo yo estaba confundida. Yo era una buena estudiante. Nunca había tenido ningún problema en mi vida. Sin embargo, esta mujer pensó que de alguna manera yo podría ser una mala influencia para su nieta. Y entonces me di cuenta.

Ella pensó que yo era una de los vagabundas de Joseph. Ella pensaba que era una de las chicas cachondas que andaban con Joseph .Él me había dicho que su abuela desaprobaba su "estilo de vida." Ella odiaba la forma en que vivía. Y habia llegado en el asiento de atrás, ella había asumido que era otra fulana que había recogido.

Aparté la vista, mirando por la ventanilla para no ver la expresión de disgusto en el rostro de la anciana. Me sentí herida y enojada.
Sobre todo porque sabía que era verdad.

—Eso no es asunto tuyo —Gruñó Joseph. Yo nunca lo había visto antes tan enfadado. —No tienes derecho a faltar el respeto a mi amiga y ciertamente no es el lugar para decidir lo que hacer con mi propia hermana. Me conoces lo suficiente para saber que yo no haría nada para perjudicarla , a pesar de que las has convencido. No soy el monstruo que dices que soy, tu ya sabes.

—Creo que iré a buscar a Amy a la escuela a partir de hoy.
—Adelante—, dijo. —Pero no me mantendrás alejado de ella. Es mi hermana y mamá y papá se enfadaran si les cuento que estas tratando de separar a nuestra familia, abuela.

—Me temo que tu familia ya está rota, querido.
Hubo un ruido, lo que indicó que Joseph había cerrado su ventanilla y acelerado. Vi como
la mujer caminaba hacia su casa. Luego, derrapando, Joseph salió del camino y conducio a gran velocidad por la carretera. Le miré preocupada y sin saber qué decir. Por suerte, él habló primero.
—Lo siento. Yo no sabía que venía . Ella no te tenia que haberte tratado de esa manera.
—No pasa nada—Le dije.
—No, es así. Ella es una arpía .Y lo peor de todo es que ella tiene razón.
— ¿Sobre qué? — Le pregunté.
—Acerca de nuestra familia, —dijo. —Tiene razón. Esta rota desde hace mucho tiempo. Mamá y papá se han ido y la abuela ha conseguido interponerse entre Amy y yo.
Amy todavía te quiere.
—Tal vez-murmuró —Pero ella piensa peor de mí. La abuela le ha convencido de que yo soy un hijo de perra. He visto la forma en que Amy me mira ahora. Ella mira con tristeza. Como si estuviera decepcionada conmigo. Ella piensa que soy una persona horrible.

—Lo siento—, dije en voz baja. —Si lo hubiera sabido, no hubiera hecho la broma acerca de que sólo hacia cosas buenas para... para tu propio beneficio.

—Está bien—. El coche frenó un poco. —Honestamente, tienes razón. Y la abuela, también. Nunca quise que Amy me viera de esa manera.

No pude resistir la tentación y puse la mano sobre Joseph. Su piel era cálida y suave y yo podía sentir su pulso palpitar constantemente por debajo de mi palma. Me olvidé de mi coche y mi estúpida pelea con Selena. Soy la mejor . Quería que Joseph volviera a sonreír. Incluso esa sonrisa arrogante que solía tener. Odiaba que le doliera la posibilidad de perder el respeto de su hermana. Quería consolarlo. Me importaba todo él.
Oh, Dios mío.¿ De hecho, me importaba?