domingo, 10 de marzo de 2013

De Secretaria a Esposa Epílogo






Dieciocho meses después.
—En una ocasión ya te dije que eres un hombre con mucha suerte, Joe, y ahora te lo vuelvo a repetir. ¡Eres uno de esos hombres a los que los demás varones envidian! —le dijo Hassan a Joe mientras éste daba un sorbo a su champán.

Ambos estaban de pie en una de las elegantes salas de recepción del Dorchester, donde el árabe estaba ofreciendo una pequeña fiesta para celebrar la finalización del fabuloso hotel que los colegas de Joe y éste habían diseñado para él en Dubai. Desafortunadamente, a Joe le había sido imposible viajar hasta Dubai para asistir a la impresionante fiesta que había celebrado allí su amigo ya que su esposa, la encantadora Demetria, estaba embarazada de su segundo hijo y no había estado en condiciones de realizar un viaje tan largo.

Hassan pensó que el matrimonio le sentaba muy bien a su amigo. Joe tenía como una especie de aura de satisfacción a su alrededor aquellos días, aura que Hassan había detectado cada vez más durante los últimos encuentros que había tenido con él. Le había dicho a Joe que el matrimonio le aportaría un gran placer y satisfacción ya que Demetria Jonas era una mujer muy especial. ¡Muy especial de verdad!

Siempre se había enorgullecido de ser un entendido en el sexo opuesto y, al haber tenido el privilegio de haber podido conocer a Demi un poco más tras la boda de ésta con Joe, podía fácilmente dar fe de lo maravillosa que era la esposa de su amigo.

— ¡Hoy no voy a discutir eso! —contestó Joe. sonriendo.
—Tienes que contarme todo acerca de tu próximo proyecto, ahora que mi maravilloso hotel está terminado.
— ¿Mi próximo proyecto?

Joe se sintió levemente acalorado al recordar la próxima cosa que pretendía hacer... una vez que terminara aquella pequeña reunión. Iba a tomarse un mes de vacaciones para marcharse a Italia con Demetria y con el hijo de ambos. Aquella misma tarde iban a volar hasta Milán y, desde allí, habían planeado realizar el «gran tour»... con él como guía, desde luego. Iba a presentarle a su querida familia la cultura y encantos de Roma, Venecia, Pisa y, por supuesto, de la Toscana, donde pretendían pasar unos cuantos días descansando, tomando el sol y disfrutando de la deliciosa gastronomía de la zona.

Y, cuando el pequeño Orlando estuviera dormido por las noches, Demetria y él harían el amor de madrugada. Aquel pensamiento era la razón principal de que en aquel mismo momento se sintiera invadido por una agradable calidez.
—Mi próximo proyecto es uno muy personal, Hassan —informó al árabe—. Voy a tomarme un mes de vacaciones para pasarlo en Italia con mi mujer y mi hijo.
— ¿Está bien tu esposa, la bella Demetria?
—Muy bien... gracias.

En ese preciso momento sonó el teléfono móvil de Joe Este se disculpó con su amigo, sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y vio que era Demetria quien llamaba.
Ciao, ¿come va?

Vene... ¿cómo estás tú? ¿Te lo estás pasando bien en la fiesta?
Joe estaba enseñándole italiano a Demetria y ésta estaba realizando buenos progresos... aparte del hecho de que con demasiada frecuencia se olvidaba de que debían practicarlo regularmente.

Mi manchi... —bajando la voz, él sonrió y deseó inevitablemente estar con su esposa en vez de en aquel lugar, donde se veía forzado a hablar con un montón de demasiado serios hombres de negocios.

Pero los negocios con Hassan habían sido muy beneficiosos para su estudio de arquitectura y la hospitalidad y amistad de éste eran muy agradables. Por lo que decidió que no sería grosero y que se quedaría en aquella fiesta que celebraba la satisfacción mutua de ambos y el éxito que había supuesto la finalización de aquel proyecto.

—Yo también te echo de menos y no puedo esperar a estar contigo para que alivies este dolor que parece haberse apoderado de mí en tu ausencia —respondió Demetria.

La leve sonrisa que había estado esbozando Joe se transformó en una sonrisa de oreja a oreja. Ella estaba siendo un poco picara al incitarle de aquella manera cuando él estaba demasiado lejos como para poder hacer nada al respecto. ¡Se dijo a sí mismo que iba a devolvérsela cuando la viera!

— ¿Cómo está Orlando? —le preguntó, cambiando de tema deliberadamente. Deseó tratar uno mucho menos provocativo... aunque en realidad necesitaba oír que su adorable hijo pequeño estaba bien.

— ¡Maravillosamente! Lo llevé a dar un paseo por el parque y en este momento su niñera está cuidando de él mientras duerme la siesta... ¡razón por la cual estoy esperándote en el vestíbulo!

— ¿Estás aquí? ¿En el hotel? —preguntó Joe apartándose aún más de Hassan. Apretó la mandíbula al notar como repentinamente el acaloramiento que estaba sintiendo se hacía aún más intenso.

— ¿Por qué no vienes a buscarme? —contestó Demetria, insinuante—, Pero date prisa, porque si tardas más de un par de minutos tal vez cambie de idea y regrese a casa sola.
— ¡Dio! Espera y verás lo que te ocurrirá cuando te encuentre —bromeó él—. Luego no digas que no te advertí.

— ¡No puedo esperar! Ya sabes que tengo una imaginación muy viva, Joe... y deliberadamente me has hecho pensar en toda clase de deliciosas ideas.
—Me estás matando... lo sabes, ¿verdad? —dijo él, negando con la cabeza. Estaba muy asombrado.

—Lo siento. Ya sé que soy una provocadora... ¡pero no puedo evitarlo! Te amo muchísimo. Y ahora, con el nuevo bebé que vamos a tener, te amo aún más.

Anch'io... Ti amo, Demetria —respondió Joe con voz suave. A continuación miró sobre su hombro al casi demasiado paciente Hassan.

La sonrisa del árabe parecía estarse haciendo aún más abierta. Joe supuso que su amigo debía haber adivinado con quién estaba hablando por teléfono. ¡De hecho, estaba comenzando a sospechar que Hassan sabía que su esposa estaba esperándole en el vestíbulo!
— ¡Date prisa, Joe Estoy esperando...

Tras cortar la comunicación, él volvió al lugar en el cual había estado hablando con su amigo antes de que hubiera sonado el teléfono.
— Demetria ha venido a la fiesta. Está esperándome en la planta de abajo... —comenzó a explicarle a Hassan, sonrojándose inevitablemente.

La sonrisa de su amigo se volvió muy picara, como la de un niño pequeño que ha estado haciendo travesuras.

—Sí, lo sé. Los dos te teníamos guardada la sorpresa, ¡tu encantadora esposa y yo! —confesó con todo descaro.
 Joe negó con la cabeza.

— ¿No te importa si me marcho antes de tiempo de la fiesta?
—Me disculparé de tu parte con todo el mundo. La gente lo comprenderá ya que tu preciosa esposa está embarazada de nuevo y necesita a su marido en casa junto a ella.

—Eres un buen amigo, Hassan —aseguró Joe, dándole un apretón de manos al árabe con bastante prisa. Entonces esbozó una sonrisa de complicidad—. Te veré cuando regreses de nuevo a Londres... ¡lo prometo!

—Ha sido un gran placer realizar negocios contigo, amigo mío —respondió Hassan con calidez—. Espero que tengáis buen viaje y no te olvides de darle recuerdos de mi parte a la bella y exquisita Demetria.
— ¿Qué significa esto?

Frunciendo el ceño, Joe se acercó por el vestíbulo del hotel al lugar donde estaba esperándole su cautivadora esposa, la cual llevaba puesto un vestido rojo de seda. Demi estaba atrayendo miradas de admiración de los clientes del hotel que pasaban por delante de ella. Estaba sentada en un sofá de cuero y se había quitado uno de los zapatos de raso que llevaba, zapato que tenía un considerable tacón.

La expresión de su cara reflejaba una gran inocencia y se quedó mirando a su marido como si no comprendiera por qué aparentemente éste estaba tan enfadado con ella.

— ¡Has tardado mucho! —le reprendió—, ¡Si hubieras tardado un minuto más, habría tomado un taxi y me habría marchado a casa de nuevo!
Ignorando la completamente irracional respuesta de ella, Luca negó con la cabeza y suspiró. Entonces se sentó junto a su esposa en el sofá.

— ¿Qué ocurre? ¿Te duelen de nuevo los pies? —exigió saber, tomando entre sus manos con delicadeza el pie descalzo de su mujer. Comenzó a masajearlo—. ¡Es culpa tuya, Demetria! Deberías estar en casa, descansando, y no paseándote por Londres como una quinceañera. Estás embarazada, ¿lo recuerdas?

— ¿Estás diciendo que soy demasiado vieja para salir de fiesta? —preguntó ella con dulzura—. Por cierto... ¿le diste recuerdos de mi parte al querido Hassan antes de marcharte?

— ¡No hice tal cosa! —contestó Joe, horrorizado.
Llevaban ya casados un año y medio pero, aun así, él seguía sintiendo unos intensos celos si a Demetria se le ocurría siquiera bromear y decir que algún otro hombre le resultaba levemente atractivo... ¡por no hablar de si le pedía que le diera recuerdos a alguno de ellos!

Sabía perfectamente que ella lo hacía para provocarlo y, aunque estaba muy contento de verla en aquel momento, deseó que ambos estuvieran en casa para poder apaciguar las burlas de Demi al hacerle el amor durante toda la tarde hasta que tuvieran que marcharse de viaje. ¡O por lo menos hasta que Orlando se despertara de su siesta! Se dijo a sí mismo que si se apresuraban en marcharse, tal vez podrían hacer exactamente aquello.

 Suspiró al sentir como las expectativas aumentaban dentro de su cuerpo. Pensó que Hassan tenía razón; él era un hombre con suerte. ¡Por lo que a él se refería, era el hombre más feliz sobre la faz de la tierra! Tras lo mucho que había sufrido en el pasado, jamás habría podido imaginarse que disfrutaría de un futuro tan brillante y lleno de amor.
Se sentía más que agradecido.
— ¿Demetria?
— ¿Sí, Joe

—Eres una pequeña descarada, pero te amo. Os adoro, tanto a nuestro pequeño hijo como a ti, más de lo que las palabras pueden expresar.
En ese momento dejó de masajearle el pie y le dio un fugaz, pero intenso, beso en los labios. Sonrió al sentir el suspiro de satisfacción que emitió ella.
— ¡Y también quiero al nuevo bebé que está de camino! —añadió—, ¡Tú me has dado más amor y cariño del que jamás habría podido imaginar que nadie me daría, ángel mío!

La expresión de socarronería se borró de los seductores ojos oscuros de Demetria, los cuales reflejaron a continuación una mirada de seriedad.
Joe oyó un claro sollozo y sintió como le daba un vuelco el estómago debido a lo preocupado que estaba.
— ¿Demetria?

—Estoy bien, cariño. Simplemente estoy un poco sentimental... ¡sobre todo cuando me dices unas cosas tan encantadoras! Me hace plantearme qué he hecho para merecer todo esto... ¡tanto a nuestros preciosos hijos como a ti! ¡Me asusta mucho la idea de perderos, de que me quiten lo que me hace tan feliz!

Él miró fijamente la encantadora cara de ella y negó con la cabeza.
—No va a pasarnos nada malo, cariño —la tranquilizó—. ¡Te lo prometo! Hicimos una promesa por la cual no íbamos a pensar en las cosas del pasado que nos hacen daño, ¿recuerdas? En vez de ello, íbamos a enfrentarnos a cada día con el que Dios nos bendijera con confianza y fe. Mira, ¿por qué no me pongo en contacto con Brian y le pido que nos espere en la puerta principal ahora mismo? Si nos vamos pronto a casa, tal vez podamos tener un poco de tiempo a solas antes de que se despierte Orlando y que nos necesite.

—Shirley está con él y no le importará si nos retiramos a nuestro dormitorio durante un rato. ¡Ella sabe lo mucho que he estado deseando estar contigo!
Las expectativas de Luca de estar con su preciosa esposa a solas durante por lo menos unas horas casi provocaron que gimiera en alto. Se levantó del sofá y se agachó para tomar el zapato que Demetria se había quitado. Entonces se lo puso en su fino pie. A continuación la ayudó a levantarse a su vez.

La abrazó de manera posesiva por la cintura y volvió a besarla en la boca
—Te amo, tesoro mío —declaró en voz alta sin importarle quién le oyera.
Aquella declaración fue silenciosamente seguida por el deseo de que cada hombre y mujer allí reunidos pudieran experimentar, aunque fuera una milésima parte, del amor que Demetria y él compartían...

Fin



Buenos chicas esta historia llego a su fin gracias a las la leyeron y comentaron bueno mas tarde subo las otras novelas perdon no haber subido antes pero tuve un pequeño accidente y estuve en hospital gracias por tomarse la molestia de leer mis adaptaciones las quiero.

2 comentarios:

  1. :(
    estoy triste porque termino pero al mismo tiempo estoy :) feliz
    jhajajaa
    tengo problemas, lo se.
    esta novela me estresaba mucho a veces...
    en algunos caps quise ahorcarlos a ambos por necios y tambien a ti por dejarme esperando pero bueno... ya hubo un feliz feliz feliz final feliz y me alegra tanto.
    voy a terminar de leer un refugio para el amor... no me habia dado cuenta que ya habias cargado el final y estaba esperando por esaaa!.
    bye
    xoxx

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  2. bueno lo primero es q espero q estes bien y q te estes recuperando....
    me encanto esta nove demi es una traviesa....y joe le sigue el juego....que pena q haya terminado....
    espero los capis de las otras noves y ojalas sean varios capis asi como estos....porq me tienes con todas las expectativas ....
    bye y cuidate....

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