Dieciocho meses después.
—En una ocasión ya te dije que
eres un hombre con mucha suerte, Joe, y
ahora te lo vuelvo a repetir. ¡Eres uno de esos hombres a los que los demás
varones envidian! —le dijo Hassan a Joe mientras
éste daba un sorbo a su champán.
Ambos estaban de pie en una de
las elegantes salas de recepción del Dorchester, donde el árabe estaba
ofreciendo una pequeña fiesta para celebrar la finalización del fabuloso hotel
que los colegas de Joe y éste habían
diseñado para él en Dubai. Desafortunadamente, a Joe
le había sido imposible viajar hasta Dubai para asistir a la impresionante
fiesta que había celebrado allí su amigo ya que su esposa, la encantadora Demetria, estaba embarazada de su segundo hijo y
no había estado en condiciones de realizar un viaje tan largo.
Hassan pensó que el matrimonio le
sentaba muy bien a su amigo. Joe tenía como
una especie de aura de satisfacción a su alrededor aquellos días, aura que
Hassan había detectado cada vez más durante los últimos encuentros que había
tenido con él. Le había dicho a Joe que el matrimonio
le aportaría un gran placer y satisfacción ya que Demetria
Jonas era una mujer muy especial. ¡Muy especial de verdad!
Siempre se había enorgullecido de
ser un entendido en el sexo opuesto y, al haber tenido el privilegio de haber
podido conocer a Demi un poco más tras la
boda de ésta con Joe, podía fácilmente dar
fe de lo maravillosa que era la esposa de su amigo.
— ¡Hoy no voy a discutir eso!
—contestó Joe. sonriendo.
—Tienes que contarme todo acerca
de tu próximo proyecto, ahora que mi maravilloso hotel está terminado.
— ¿Mi próximo proyecto?
Joe se sintió levemente acalorado al
recordar la próxima cosa que pretendía hacer... una vez que terminara aquella
pequeña reunión. Iba a tomarse un mes de vacaciones para marcharse a Italia con
Demetria y con el hijo de ambos. Aquella
misma tarde iban a volar hasta Milán y, desde allí, habían planeado realizar el
«gran tour»... con él como guía, desde luego. Iba a presentarle a su querida
familia la cultura y encantos de Roma, Venecia, Pisa y, por supuesto, de la
Toscana, donde pretendían pasar unos cuantos días descansando, tomando el sol y
disfrutando de la deliciosa gastronomía de la zona.
Y, cuando el pequeño Orlando
estuviera dormido por las noches, Demetria y
él harían el amor de madrugada. Aquel pensamiento era la razón principal de que
en aquel mismo momento se sintiera invadido por una agradable calidez.
—Mi próximo proyecto es uno muy
personal, Hassan —informó al árabe—. Voy a tomarme un mes de vacaciones para
pasarlo en Italia con mi mujer y mi hijo.
— ¿Está bien tu esposa, la bella Demetria?
—Muy bien... gracias.
En ese preciso momento sonó el
teléfono móvil de Joe Este se disculpó con
su amigo, sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y vio que era Demetria quien llamaba.
—Ciao, ¿come va?
—Vene... ¿cómo estás tú? ¿Te lo estás pasando bien en la fiesta?
Joe estaba enseñándole italiano a Demetria y ésta estaba realizando buenos
progresos... aparte del hecho de que con demasiada frecuencia se olvidaba de
que debían practicarlo regularmente.
—Mi manchi... —bajando la voz, él sonrió y deseó inevitablemente
estar con su esposa en vez de en aquel lugar, donde se veía forzado a hablar
con un montón de demasiado serios hombres de negocios.
Pero los negocios con Hassan
habían sido muy beneficiosos para su estudio de arquitectura y la hospitalidad
y amistad de éste eran muy agradables. Por lo que decidió que no sería grosero
y que se quedaría en aquella fiesta que celebraba la satisfacción mutua de
ambos y el éxito que había supuesto la finalización de aquel proyecto.
—Yo también te echo de menos y no
puedo esperar a estar contigo para que alivies este dolor que parece haberse
apoderado de mí en tu ausencia —respondió Demetria.
La leve sonrisa que había estado
esbozando Joe se transformó en una sonrisa
de oreja a oreja. Ella estaba siendo un poco picara al incitarle de aquella
manera cuando él estaba demasiado lejos como para poder hacer nada al respecto.
¡Se dijo a sí mismo que iba a devolvérsela cuando la viera!
— ¿Cómo está Orlando? —le
preguntó, cambiando de tema deliberadamente. Deseó tratar uno mucho menos
provocativo... aunque en realidad necesitaba oír que su adorable hijo pequeño
estaba bien.
— ¡Maravillosamente! Lo llevé a
dar un paseo por el parque y en este momento su niñera está cuidando de él mientras
duerme la siesta... ¡razón por la cual estoy esperándote en el vestíbulo!
— ¿Estás aquí? ¿En el hotel?
—preguntó Joe apartándose aún más de Hassan.
Apretó la mandíbula al notar como repentinamente el acaloramiento que estaba
sintiendo se hacía aún más intenso.
— ¿Por qué no vienes a buscarme?
—contestó Demetria, insinuante—, Pero date
prisa, porque si tardas más de un par de minutos tal vez cambie de idea y
regrese a casa sola.
— ¡Dio! Espera y verás lo que te ocurrirá cuando te encuentre —bromeó
él—. Luego no digas que no te advertí.
— ¡No puedo esperar! Ya sabes que
tengo una imaginación muy viva, Joe... y
deliberadamente me has hecho pensar en toda clase de deliciosas ideas.
—Me estás matando... lo sabes,
¿verdad? —dijo él, negando con la cabeza. Estaba muy asombrado.
—Lo siento. Ya sé que soy una
provocadora... ¡pero no puedo evitarlo! Te amo muchísimo. Y ahora, con el nuevo
bebé que vamos a tener, te amo aún más.
—Anch'io... Ti amo, Demetria
—respondió Joe con voz suave. A continuación
miró sobre su hombro al casi demasiado paciente Hassan.
La sonrisa del árabe parecía
estarse haciendo aún más abierta. Joe supuso
que su amigo debía haber adivinado con quién estaba hablando por teléfono. ¡De
hecho, estaba comenzando a sospechar que Hassan sabía que su esposa estaba
esperándole en el vestíbulo!
— ¡Date prisa, Joe Estoy esperando...
Tras cortar la comunicación, él
volvió al lugar en el cual había estado hablando con su amigo antes de que
hubiera sonado el teléfono.
— Demetria
ha venido a la fiesta. Está esperándome en la planta de abajo... —comenzó a
explicarle a Hassan, sonrojándose inevitablemente.
La sonrisa de su amigo se volvió
muy picara, como la de un niño pequeño que ha estado haciendo travesuras.
—Sí, lo sé. Los dos te teníamos
guardada la sorpresa, ¡tu encantadora esposa y yo! —confesó con todo descaro.
Joe negó con la cabeza.
— ¿No te importa si me marcho
antes de tiempo de la fiesta?
—Me disculparé de tu parte con
todo el mundo. La gente lo comprenderá ya que tu preciosa esposa está embarazada
de nuevo y necesita a su marido en casa junto a ella.
—Eres un buen amigo, Hassan
—aseguró Joe, dándole un apretón de manos al
árabe con bastante prisa. Entonces esbozó una sonrisa de complicidad—. Te veré
cuando regreses de nuevo a Londres... ¡lo prometo!
—Ha sido un gran placer realizar
negocios contigo, amigo mío —respondió Hassan con calidez—. Espero que tengáis
buen viaje y no te olvides de darle recuerdos de mi parte a la bella y
exquisita Demetria.
— ¿Qué significa esto?
Frunciendo el ceño, Joe se acercó por el vestíbulo del hotel al lugar
donde estaba esperándole su cautivadora esposa, la cual llevaba puesto un
vestido rojo de seda. Demi estaba atrayendo
miradas de admiración de los clientes del hotel que pasaban por delante de
ella. Estaba sentada en un sofá de cuero y se había quitado uno de los zapatos
de raso que llevaba, zapato que tenía un considerable tacón.
La expresión de su cara reflejaba
una gran inocencia y se quedó mirando a su marido como si no comprendiera por
qué aparentemente éste estaba tan enfadado con ella.
— ¡Has tardado mucho! —le
reprendió—, ¡Si hubieras tardado un minuto más, habría tomado un taxi y me
habría marchado a casa de nuevo!
Ignorando la completamente
irracional respuesta de ella, Luca negó con la cabeza y suspiró. Entonces se
sentó junto a su esposa en el sofá.
— ¿Qué ocurre? ¿Te duelen de
nuevo los pies? —exigió saber, tomando entre sus manos con delicadeza el pie
descalzo de su mujer. Comenzó a masajearlo—. ¡Es culpa tuya, Demetria! Deberías estar en casa, descansando, y
no paseándote por Londres como una quinceañera. Estás embarazada, ¿lo
recuerdas?
— ¿Estás diciendo que soy
demasiado vieja para salir de fiesta? —preguntó ella con dulzura—. Por
cierto... ¿le diste recuerdos de mi parte al querido Hassan antes de marcharte?
— ¡No hice tal cosa! —contestó Joe, horrorizado.
Llevaban ya casados un año y
medio pero, aun así, él seguía sintiendo unos intensos celos si a Demetria se le ocurría siquiera bromear y decir
que algún otro hombre le resultaba levemente atractivo... ¡por no hablar de si
le pedía que le diera recuerdos a alguno de ellos!
Sabía perfectamente que ella lo
hacía para provocarlo y, aunque estaba muy contento de verla en aquel momento,
deseó que ambos estuvieran en casa para poder apaciguar las burlas de Demi al hacerle el amor durante toda la tarde
hasta que tuvieran que marcharse de viaje. ¡O por lo menos hasta que Orlando se
despertara de su siesta! Se dijo a sí mismo que si se apresuraban en marcharse,
tal vez podrían hacer exactamente aquello.
Suspiró al sentir como las
expectativas aumentaban dentro de su cuerpo. Pensó que Hassan tenía razón; él
era un hombre con suerte. ¡Por lo que a él se refería, era el hombre más feliz
sobre la faz de la tierra! Tras lo mucho que había sufrido en el pasado, jamás
habría podido imaginarse que disfrutaría de un futuro tan brillante y lleno de
amor.
Se sentía más que agradecido.
— ¿Demetria?
— ¿Sí, Joe
—Eres una pequeña descarada, pero
te amo. Os adoro, tanto a nuestro pequeño hijo como a ti, más de lo que las
palabras pueden expresar.
En ese momento dejó de masajearle
el pie y le dio un fugaz, pero intenso, beso en los labios. Sonrió al sentir el
suspiro de satisfacción que emitió ella.
— ¡Y también quiero al nuevo bebé
que está de camino! —añadió—, ¡Tú me has dado más amor y cariño del que jamás
habría podido imaginar que nadie me daría, ángel mío!
La expresión de socarronería se
borró de los seductores ojos oscuros de Demetria,
los cuales reflejaron a continuación una mirada de seriedad.
Joe oyó un claro sollozo y sintió
como le daba un vuelco el estómago debido a lo preocupado que estaba.
— ¿Demetria?
—Estoy bien, cariño. Simplemente
estoy un poco sentimental... ¡sobre todo cuando me dices unas cosas tan
encantadoras! Me hace plantearme qué he hecho para merecer todo esto... ¡tanto
a nuestros preciosos hijos como a ti! ¡Me asusta mucho la idea de perderos, de
que me quiten lo que me hace tan feliz!
Él miró fijamente la encantadora
cara de ella y negó con la cabeza.
—No va a pasarnos nada malo,
cariño —la tranquilizó—. ¡Te lo prometo! Hicimos una promesa por la cual no
íbamos a pensar en las cosas del pasado que nos hacen daño, ¿recuerdas? En vez
de ello, íbamos a enfrentarnos a cada día con el que Dios nos bendijera con
confianza y fe. Mira, ¿por qué no me pongo en contacto con Brian y le pido que
nos espere en la puerta principal ahora mismo? Si nos vamos pronto a casa, tal
vez podamos tener un poco de tiempo a solas antes de que se despierte Orlando y
que nos necesite.
—Shirley está con él y no le
importará si nos retiramos a nuestro dormitorio durante un rato. ¡Ella sabe lo
mucho que he estado deseando estar contigo!
Las expectativas de Luca de estar
con su preciosa esposa a solas durante por lo menos unas horas casi provocaron
que gimiera en alto. Se levantó del sofá y se agachó para tomar el zapato que Demetria se había quitado. Entonces se lo puso en
su fino pie. A continuación la ayudó a levantarse a su vez.
La abrazó de manera posesiva por
la cintura y volvió a besarla en la boca
—Te amo, tesoro mío —declaró en voz
alta sin importarle quién le oyera.
Aquella declaración fue
silenciosamente seguida por el deseo de que cada hombre y mujer allí reunidos
pudieran experimentar, aunque fuera una milésima parte, del amor que Demetria y él compartían...
Fin
Buenos chicas esta historia llego a su fin gracias a las la leyeron y comentaron bueno mas tarde subo las otras novelas perdon no haber subido antes pero tuve un pequeño accidente y estuve en hospital gracias por tomarse la molestia de leer mis adaptaciones las quiero.
:(
ResponderEliminarestoy triste porque termino pero al mismo tiempo estoy :) feliz
jhajajaa
tengo problemas, lo se.
esta novela me estresaba mucho a veces...
en algunos caps quise ahorcarlos a ambos por necios y tambien a ti por dejarme esperando pero bueno... ya hubo un feliz feliz feliz final feliz y me alegra tanto.
voy a terminar de leer un refugio para el amor... no me habia dado cuenta que ya habias cargado el final y estaba esperando por esaaa!.
bye
xoxx
bueno lo primero es q espero q estes bien y q te estes recuperando....
ResponderEliminarme encanto esta nove demi es una traviesa....y joe le sigue el juego....que pena q haya terminado....
espero los capis de las otras noves y ojalas sean varios capis asi como estos....porq me tienes con todas las expectativas ....
bye y cuidate....