sábado, 17 de noviembre de 2012

Amor Desesperado Capitulo 11 Niley





—Pero no soy un cerdo y tengo algunos rasgos positivos —concluyó él, sintiéndose ligeramente dolido por su apreciación.
Ella sonrió, y él se preguntó por qué eso le hacía sentirse como si el sol hubiera salido de detrás de una nube.
—Eres un Súper Comando Guerrero —le dijo—. Atrapas al malo incluso cuando parece que ya se ha escapado.
Nick la miró. Miley hablaba con confianza y convicción y el brillo de admiración que notó en sus ojos le hizo sentirse como si fuera capaz de conquistar varios mundos. Nick pensó que eso era más peligroso que cualquier droga o embrujo de hechicero.
Ya muy tarde, Nick revisó sus notas en el dormitorio. Miley se había duchado en el baño de invitados y un retazo del aroma de su aceite flotaba en el ambiente. La oyó pasear por la habitación hasta que finalmente se fue a la cama.

Él había hecho su sesión de ejercicio, se había duchado y paseado por la habitación, pero sin éxito. Aunque lo hubiera negado hasta en su lecho de muerte, estaba demasiado inquieto para poder dormir. Cada vez que veía a Lissa Roberts sentía ganas de darle un puñetazo a alguien. Siempre que le ocurría eso, se recordaba a sí mismo que iba a dar un puñetazo en un sitio crucial. En la cuenta bancaria.
Sin embargo, no debería haber ido en contra de sus normas y llevarse el trabajo a casa. Eso hacía que los problemas y la desesperación invadieran su dominio privado. Su casa era su isla de seguridad, su paraíso personal.

Como si el caso Roberts no fuera suficiente para intranquilizarlo, el saber que Miley estaba desnuda, suave y resplandeciente de aceite a pocos pasos de él, lo sacaba de sus casillas. Su opinión sobre su insensibilidad y carencia de ternura y romanticismo lo había irritado, le parecía un reto.

Nick no era insensible y podía ser tan tierno y romántico como el que más. Bueno, al menos romántico, se corrigió mentalmente. Simplemente no era impulsivo ni estúpido. Si fuera impulsivo o estúpido, estaría aporreando la puerta de Miley y pidiéndole que lo amara hasta hacerle papilla el cerebro y el cuerpo.
En cambio, actuaba como un ser racional, aunque su cuerpo ardiera y su mente lo atormentara con la seductora posibilidad de que Miley pudiera ser suya.

—Tenemos un compromiso social el viernes por la noche —dijo Nick, apartando los zapatos de Miley de la puerta.
— ¡Tan pronto! se quejó ella con un ligero gesto de desagrado. Sacó panecillos y pollo asado del horno.
—Sí. No hace falta que sigas cocinando para mí le dijo Nick. Mis manos están mejor. Ya puedo llamar al servicio de comida a domicilio.
—Para mí es natural replicó ella. Estoy viviendo en tu casa, así que tengo que hacer algo a cambio.

A Nick se le ocurrieron otras muchas cosas que podría hacer a cambio, pero se abstuvo de mencionarlas.
—De acuerdo dijo ella mirándolo. ¿Qué se celebra? ¿Cómo de elegante hay que ir? ¿Cómo de enamorada tengo que parecer?
—Cena con mi jefe y su mujer. Con un vestido, vale apretó los dientes Clarifica «enamorada».

Ella fue a sentarse y él le acercó la silla a la mesa, disfrutando de la mirada de sorpresa que apareció en sus ojos.

—En una escala de uno a diez explicó ella. ¿Cuánto tengo que actuar como si opinara que eres el hombre más inteligente, más sexy y más maravilloso del mundo? Nick hizo una pausa, su concepción del juego limpio en guerra con sus instintos más primarios. La idea de ver a Miley actuar como si estuviera loca por un hombre era demasiado tentadora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario