-Hotel
Mirador -le dijo al taxista.
El hombre
esbozó una sonrisa y arrancó. Miley, sintiéndose llena de emoción, quería mirar
a todos los sitios a la vez. La bahía de Campeche tenía un delicioso color
azul, y a lo lejos se divisaban las palmeras y la arena dorada de la: playa.
Veracruz había sido fundada a principios del siglo XVI y su aspecto era el de
la mayoría de las ciudades de aquel período. Su arquitectura oscilaba entre los
días de la piratería y la era espacial. A Miley
le habría encantado internarse por sus calles, pero todavía se sentía
incómoda con aquel terrible calor, y sabía que antes tenía que aclimatarse a
aquel nuevo medio' ambiente.
Por fin el
coche se detuvo delante de un edificio blanco de dos pisos que estaba adornado
con gran cantidad de flores. Sólo habían tardado unos minutos en llegar, pero
sin embargo, el taxista le pidió veinte dólares. Miley pensó que tal vez era lo
que acostumbraban a cobrar por aquel trayecto y pagó sin rechistar.
Después
entró al hotel y le dio al recepcionista su nombre. Esperó, con la respiración
entrecortada, a que encontrara su reserva. Cuando finalmente vio que sí tenía
habitación, lanzó un suspiro de alivio. .
La
habitación era bonita. Desde la ventana se veía la ciudad, aunque
desgraciadamente no podía verse la bahía. Pero tampoco había esperado
maravillas teniendo en cuenta lo barato que le salían el viaje y la estancia.
Se quitó el jersey, pensando en lo extraño que resultaba que en Estados Unidos,
en donde todavía era primavera, no le molestase en absoluto llevado. Allí, sin
embargo, hacía un calor sofocante, incluso con el aire acondicionado puesto.
Se asomó a
la ventana. Méjico. Era como un sueño que se hubiese hecho realidad. Había
estado ahorrando durante dos años para poder permitirse aquel viaje. Y a pesar
de eso, había tenido que ir durante la temporada baja, que era la de más
trabajo en la tienda. Había dejado a su amiga Demi Gaynor a cargo de la
librería. «Vamos», la había animado Demi, «vive un poco».
Se miró al
espejo e hizo una mueca de disgusto. ¡Vive un poco, ja, ja! Qué lástima que no
tuviese el aspecto de la azafata del avión. Quizá entonces aquel gigante rubio
la habría mirado con una expresión distinta, no con la compasión que había
visto en sus ojos oscuros.
Se apartó
del espejo y empezó a deshacer el equipaje.'No tenía sentido engañarse, si. Nick
la había ayudado, había sido sencillamente para poder salir. Apenas podía dar
un paso con todos sus libros tirados por el pasillo.
Por la tarde Miley se
sintió ya. Con ganas. De hacer una pequeña exploración' y se paseó por las
calles del casco antiguo, sintiéndose tan emocionada como un chiquillo. Se habían
puesto unos vaqueros, una blusa holgada y ligera y unas sandalias, pareciendo
así tan turista como los demás extranjeros del puerto. Todavía no se había
acostumbrado del todo al calor, pero la blusa era sencillamente una necesidad.
Le era imposible llevar una
Camiseta ajustada en
público. Su amplio busto llamaría demasiado la atención.
Los puestos ambulantes del
muelle le resultaron especialmente fascinantes, y se entretuvo un buen rato
hasta que se decidió a comprar una cruz de plata adornada con incrustaciones de
nácar. Consiguió defenderse con su español macarrónico, ya que la mayoría de
los vendedores hablaban un poco de inglés.
Todo allí rebosaba de
color: ponchos, sombreros, capazos, animales, conchas... Y la arquitectura de
los edificios que daban al puerto la tenía maravillada. Se quedó mirando la
bahía y soñó despierta .con los días de la piratería. De pronto se le vino a la
cabeza la imagen de Nick. Sí, habría quedado bien como pirata. ¿Cómo llamaban
alas piratas en holandés... filibusteros? Hasta se lo podía imaginar con un
machete.
Sonrió para sí y se volvió
a mirar al muelle, donde unos hombres estaban descargando un barco. Casi no
estaba acostumbrada a ver barcos. Greenville era una 'ciudad de tierra adentro,
muy alejada del océano. Las montañas y las colinas onduladas le resultaban
mucho más familiares que los barcos. Pero le gustaba observarlos. Absorta en
sus fantasías, no se dio cuenta del tiempo que llevaba allí parada, mirando. O
de que su interés podía parecer más que casual.
Uno de los hombres del
muelle se la quedó mirando. Con una sensación de malestar, Miley se apartó de
allí y se perdió entre la multitud de turistas. No quería meterse en
dificultades, y una mujer sola podía verse en una situación muy delicada.
El crepúsculo empezaba a
envolver la ciudad y el hombre seguía sin perderla de vista. Por el rabillo del
ojo podía ver cómo se le acercaba. Dios mío, pensó angustiándose, ¿qué hago
ahora? No veía a ningún policía, y la mayoría de los turistas que había a su
alrededor eran gente mayor que no querrían verse envueltos en problemas ajenos.
Miley gimió para sus adentros, sujetó firmemente el bolso y apresuró el paso.
Fue dejando atrás a la multitud hasta que se encontró sola, oyendo únicamente
los pasos del hombre a su espalda. El corazón empezó a latirle aceleradamente.
¿Y si quería robarla? Cielo santo, ¿y si pensaba que estaba buscando un hombre?
Dobló una esquina a toda
prisa y casi se chocó con Nick.
-Oh -murmuró débilmente.
Me encanto vaneee!♥
ResponderEliminarpor favor sube pronto urgente!! C:
una maranton pliss!
amo tu nove !♥
me muero por k ya subas C: