viernes, 17 de agosto de 2012

Unas Locas Vacaciones Cap 19




Nada era igual. Miley volvió a la librería como siempre, porque su vida había cambiado. Su amiga, Demi Lovato la miraba con cara de sorpresa, y Miley estaba casi segura de que Demi no creía ninguna palabra de lo que le había contado de sus vaca­ciones en Méjico. Pero al día siguiente los titulares del periódico  pusieron las cosas en su sitio -¡Es cierto! -gritó Demi, irrumpiendo en la tienda-.

¡Viene todo aquí en el periódico, lo del secuestro del avión!  ¡Mira!
Miley miró el periódico que Demi había extendido sobre el mostrador', Había una foto del piloto y otra borrosa de uno de los secuestradores, el que no había resultado herido, cuando le sacaban del avión. No había ninguna foto de Nick, pero Miley no había esperado ver ninguna. Él parecía tener una gran habilidad para esquivar a los periodistas..
-Aquí viene algo del hombre que dominó a los secuestra­dores... -continuó Demi, frunciendo el ceño, leyó el artículo, conteniendo la respiración ante el vibrante relato de los hechos.  

-¿Hiciste eso? -añadió, mirando a Miley.
-Él me dijo 'que habrían pedido armas nada más llegar a Miami.
-Un mercenario;-dijo Demi-. Pero no le preguntaste a que dedicaba ante' de casarte con él? .
­-Si le vieras, no te sorprenderías que no lo haya hecho -respondió Miley.
No 'quería hablar de Nick. Quería olvidar. En aquel mo­mento, él estaría viajando hacia otra zona conflictiva...

-Ningún hombre es tan guapo tomo para eso  dijo Demi. Ni siquiera Miley.
Miley era su marido, un hombre encantador, que no era ni la mitad de peleón que aquella morena bajita y regordeta.
Por cierto -añadió--, ha telefoneado la señora Jones para darte las gracias por los libros firmados.
-No tiene por qué darlas. Fue muy agradable conocer a las autoras.
Examinó el cambio que había en la caja registradora y abrió la librería.     
 -¿Dónde está él ahora? -preguntó Demi de pronto.
-Buscando un buen abogado, supongo. Creo que hemos establecido una nueva marca en matrimonios breves. Una semana. Podrías buscar una solución -replicó su amiga.

-Su trabajo le obliga a jugarse la vida continuamente, Demi. Y yo no puedo pasarme la mía preocupándome por él.
-Supongo que sabes lo que haces -dijo Demi, encogién­dose de hombros-. Ya veo qué cuando decides correr una aven­turilla, no te conformas con medias tintas, ¿eh? Casándote con desconocidos, engañando a secuestradores...       .
Miley sonrió. Sí, había corrido una aventura. Pero ahora ha­bía terminado, y sería mucho mejor que guardase todos aque­llos recuerdos agridulces en un baúl y que continuase con su vida. El primer paso era quitarse a Nick de la cabeza para siem­pre. El segundo era dejar de leer el periódico. En lo sucesivo, cada vez que se enterara del estallido de una guerra, pensaría  en él.
Desde luego, no iba a ser fácil. En las semanas que siguie­ron todo parecía conspirar para recordarle a Nick. Sobre todo, Demi, que se volvió muy suspicaz cuando Miley empezó a vo­mitar el desayuno.
-Es la maldición de Moctezuma -dijo Miley, saliendo del baño con la cara blanca como la cera.
-Es la maldición del holandés errante -replicó su amiga. -No estoy embarazada.
-Yo tuve un aborto -dijo Demi-. Pero nunca olvidaré cómo me sentía ni el aspecto que tenía. Tú estás blanca como el papel, te agotas con una facilidad pasmosa y tienes siempre el estómago revuelto. .
Era justo lo que Miley había estado temiendo y deseando a la vez. Pero había llegado a la misma conclusión que Demi. Se sentó en el banco que había detrás del mostrador y suspiró desalentadoramente. .
-¿Pero es que ni siquiera se te ocurrió pensar en anticon­ceptivos? -le preguntó Demi, abrazándola.

Demi, que era sólo cuatro años mayor que ella, a veces parecía que tenía dos veces su edad. Miley dejó que las lágrimas acudieran a sus ojos. Lloraba con mucha facilidad aquellos días. La noche anterior había sido porque, en un reportaje de televi­sión sobre la guerra de guerrilla en África, había creído ver una cabeza rubia entre las tropas.

-Estoy embarazada -murmuró con voz temblorosa. -Sí, ya lo sé.
-Oh, Demi tengo un miedo espantoso -dijo, aferrándo­se a su amiga-. No sé absolutamente nada de niños.
-ósea, yo tampoco sé nada sobre dar a luz niños, pero ya nos las arreglaremos. Yo cuidaré de ti. ¿Quieres tenerlo? -aña­dió, mirándola a los ojos.
Miley se estremeció. .
-Una vez vi una película sobre cómo se desarrollan los niños -dijo, poniéndose suavemente la mano sobre el vientre-.
Te mostraban lo que ocurre cuando se interrumpe el embarazo.
Estuve llorando durante horas.
-Algunas veces es mejor así _replicó Demi.
-En algunas circunstancias, sí -convino Miley-, pero en cuanto a mi... quiero tener un hijo suyo. Me pregunto si será ru­bio -añadió con una sonrisa.
-Puede que sea una niña.    ,
-Me encantan las niñas -dijo Miley soñadoramente-. ¿No es asombroso? ¿Tener una vida diminuta dentro de ti, y sentirla crecer? ._
-Sí -repuso Demi con expresión melancólica-. Fue el momento, más feliz de mi vida.
-'-Puedes compartir el mío.
Demi, que era dura como el acero, no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
-Claro que sí. Pero" ahora mismo lo que te hace falta es ir al médico y saber de cuánto tiempo estás.
-Ya lo sé -dijo Miley, recordando la mañana en que Nick le había hecho el amor con tanta ternura.
-Tendrás que tomar vitaminas -continuó Demi-. Y una dieta adecuada.
-y 'Comprar ropa para el niño y una cuna...
-Hasta el séptimo mes no -replicó Demi-. Tienes que ser realista. A veces sucede y a veces no. Pero es mejor no darlo por seguro tan pronto.
-¡Aguafiestas!

-El médico te va a decir lo mismo. Miley, yo compré las cosas para el niño cuando sólo estaba de un mes. Tuve el" aborto a los cuatro meses y entonces todas aquellas cosas relucientes se convirtieron en inservibles. No lo hagas.
Miley  abrazó cariñosamente a su amiga, y dijo: -Gracias por ser mi amiga y por preocupar te de mí. -Alguien tiene que hacerla. ¿Vas a decírselo a él?
-¿Cómo? -Preguntó Miley-.' Ni. Siquiera sé su dirección. .
_Dios mío, se ha casado con un hombre y no sabe dónde vive
-, Bueno -replicó Miley, sonriendo--, es que no hablamos mucho.
Demi señaló el vientre de Miley.
-Ya me he dado cuenta.

-¡Alto ahí! -exclamó Miley-. Además, él dijo que no que­ría tener hijos, Le daría algo si se enterase. Por otra parte nos divorciaremos lo sepa o no.       
-¿Pero cómo puedes divorciarte de un hombre que no sa­bes dónde está?
-Él es el que va a pedir el divorcio, no yo. Tiene mi dirección. .
-Estupendo. y ahora llama al médico lo primero.

Miley estaba sana, y en cuanto su médico le puso un com­plejo vitamínico, empezó a florecer. Henry Cartel', el médico, se echaba a reír cada vez que ella iba a su consulta a hacerse una revisión. Estaba muy contento con sus progresos Y con su acti­tud hacia el embarazo.     '

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