Nada era igual. Miley
volvió a la librería como siempre, porque su vida había cambiado. Su amiga, Demi
Lovato la miraba con cara de sorpresa, y Miley estaba casi segura de que Demi
no creía ninguna palabra de lo que le había contado de sus vacaciones en
Méjico. Pero al día siguiente los titulares del periódico pusieron las cosas en su sitio -¡Es cierto!
-gritó Demi, irrumpiendo en la tienda-.
¡Viene todo aquí en el
periódico, lo del secuestro del avión!
¡Mira!
Miley miró el periódico
que Demi había extendido sobre el mostrador', Había una foto del piloto y otra
borrosa de uno de los secuestradores, el que no había resultado herido, cuando
le sacaban del avión. No había ninguna foto de Nick, pero Miley no había esperado
ver ninguna. Él parecía tener una gran habilidad para esquivar a los
periodistas..
-Aquí viene algo del
hombre que dominó a los secuestradores... -continuó Demi, frunciendo el ceño,
leyó el artículo, conteniendo la respiración ante el vibrante relato de los
hechos.
-¿Hiciste eso? -añadió,
mirando a Miley.
-Él me dijo 'que habrían
pedido armas nada más llegar a Miami.
-Un mercenario;-dijo Demi-.
Pero no le preguntaste a que dedicaba ante' de casarte con él? .
-Si le vieras, no te
sorprenderías que no lo haya hecho -respondió Miley.
No 'quería hablar de Nick.
Quería olvidar. En aquel momento, él estaría viajando hacia otra zona
conflictiva...
-Ningún hombre es tan
guapo tomo para eso dijo Demi. Ni
siquiera Miley.
Miley era su marido, un
hombre encantador, que no era ni la mitad de peleón que aquella morena bajita y
regordeta.
Por cierto -añadió--, ha
telefoneado la señora Jones para darte las gracias por los libros firmados.
-No tiene por qué darlas.
Fue muy agradable conocer a las autoras.
Examinó el cambio que
había en la caja registradora y abrió la librería.
-¿Dónde está él ahora? -preguntó Demi de
pronto.
-Buscando un buen abogado,
supongo. Creo que hemos establecido una nueva marca en matrimonios breves. Una
semana. Podrías buscar una solución -replicó su amiga.
-Su trabajo le obliga a
jugarse la vida continuamente, Demi. Y yo no puedo pasarme la mía preocupándome
por él.
-Supongo que sabes lo que
haces -dijo Demi, encogiéndose de hombros-. Ya veo qué cuando decides correr
una aventurilla, no te conformas con medias tintas, ¿eh? Casándote con desconocidos,
engañando a secuestradores... .
Miley sonrió. Sí, había
corrido una aventura. Pero ahora había terminado, y sería mucho mejor que
guardase todos aquellos recuerdos agridulces en un baúl y que continuase con
su vida. El primer paso era quitarse a Nick de la cabeza para siempre. El
segundo era dejar de leer el periódico. En lo sucesivo, cada vez que se
enterara del estallido de una guerra, pensaría
en él.
Desde luego, no iba a ser
fácil. En las semanas que siguieron todo parecía conspirar para recordarle a Nick.
Sobre todo, Demi, que se volvió muy suspicaz cuando Miley empezó a vomitar el
desayuno.
-Es la maldición de
Moctezuma -dijo Miley, saliendo del baño con la cara blanca como la cera.
-Es la maldición del
holandés errante -replicó su amiga. -No estoy embarazada.
-Yo tuve un aborto -dijo Demi-.
Pero nunca olvidaré cómo me sentía ni el aspecto que tenía. Tú estás blanca
como el papel, te agotas con una facilidad pasmosa y tienes siempre el estómago
revuelto. .
Era justo lo que Miley
había estado temiendo y deseando a la vez. Pero había llegado a la misma
conclusión que Demi. Se sentó en el banco que había detrás del mostrador y
suspiró desalentadoramente. .
-¿Pero es que ni siquiera se
te ocurrió pensar en anticonceptivos? -le preguntó Demi, abrazándola.
Demi, que era sólo cuatro
años mayor que ella, a veces parecía que tenía dos veces su edad. Miley dejó
que las lágrimas acudieran a sus ojos. Lloraba con mucha facilidad aquellos días.
La noche anterior había sido porque, en un reportaje de televisión sobre la
guerra de guerrilla en África, había creído ver una cabeza rubia entre las
tropas.
-Estoy embarazada -murmuró
con voz temblorosa. -Sí, ya lo sé.
-Oh, Demi tengo un miedo
espantoso -dijo, aferrándose a su amiga-. No sé absolutamente nada de niños.
-ósea, yo tampoco sé nada
sobre dar a luz niños, pero ya nos las arreglaremos. Yo cuidaré de ti. ¿Quieres
tenerlo? -añadió, mirándola a los ojos.
Miley se estremeció. .
-Una vez vi una película
sobre cómo se desarrollan los niños -dijo, poniéndose suavemente la mano sobre
el vientre-.
Te mostraban lo que ocurre
cuando se interrumpe el embarazo.
Estuve llorando durante
horas.
-Algunas veces es mejor
así _replicó Demi.
-En algunas circunstancias,
sí -convino Miley-, pero en cuanto a mi... quiero tener un hijo suyo. Me
pregunto si será rubio -añadió con una sonrisa.
-Puede que sea una niña. ,
-Me encantan las niñas
-dijo Miley soñadoramente-. ¿No es asombroso? ¿Tener una vida diminuta dentro
de ti, y sentirla crecer? ._
-Sí -repuso Demi con
expresión melancólica-. Fue el momento, más feliz de mi vida.
-'-Puedes compartir el
mío.
Demi, que era dura como el
acero, no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
-Claro que sí. Pero"
ahora mismo lo que te hace falta es ir al médico y saber de cuánto tiempo
estás.
-Ya lo sé -dijo Miley,
recordando la mañana en que Nick le había hecho el amor con tanta ternura.
-Tendrás que tomar
vitaminas -continuó Demi-. Y una dieta adecuada.
-y 'Comprar ropa para el
niño y una cuna...
-Hasta el séptimo mes no
-replicó Demi-. Tienes que ser realista. A veces sucede y a veces no. Pero es
mejor no darlo por seguro tan pronto.
-¡Aguafiestas!
-El médico te va a decir
lo mismo. Miley, yo compré las cosas para el niño cuando sólo estaba de un mes.
Tuve el" aborto a los cuatro meses y entonces todas aquellas cosas
relucientes se convirtieron en inservibles. No lo hagas.
Miley abrazó cariñosamente a su amiga, y dijo:
-Gracias por ser mi amiga y por preocupar te de mí. -Alguien tiene que hacerla.
¿Vas a decírselo a él?
-¿Cómo? -Preguntó Miley-.'
Ni. Siquiera sé su dirección. .
_Dios mío, se ha casado
con un hombre y no sabe dónde vive
-, Bueno -replicó Miley,
sonriendo--, es que no hablamos mucho.
Demi señaló el vientre de Miley.
-Ya me he dado cuenta.
-¡Alto ahí! -exclamó Miley-.
Además, él dijo que no quería tener hijos, Le daría algo si se enterase. Por
otra parte nos divorciaremos lo sepa o no.
-¿Pero cómo puedes
divorciarte de un hombre que no sabes dónde está?
-Él es el que va a pedir
el divorcio, no yo. Tiene mi dirección. .
-Estupendo. y ahora llama
al médico lo primero.
Miley estaba sana, y en
cuanto su médico le puso un complejo vitamínico, empezó a florecer. Henry
Cartel', el médico, se echaba a reír cada vez que ella iba a su consulta a
hacerse una revisión. Estaba muy contento con sus progresos Y con su actitud
hacia el embarazo. '
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