sábado, 25 de agosto de 2012

Errores Del Ayer Cap 17



—Eso no puedes saberlo. Los accidentes ocurren. Podrían haber resultado heridos al cruzar una calle, o bajando unas escaleras —tomó a su hermana por la barbilla y la obligó a mirarlo—. El destino juega un papel muy importante en nuestras vidas, hermanita. Si tiene que suceder, sucederá. Y apenas se puede hacer nada al respecto.
Joe observó a Demi mientras esta caminaba por el sendero que llevaba a la casa. No habían hablado desde el incidente con su hermano. De hecho, era la primera vez que la veía desde la mañana.
Y lo mejor que podía hacer en aquellos momentos era desaparecer. Cuanto más estaba con ella, más quería que llegaran a conocerse.
Pero cuando se apartó de la barandilla del porche, sus pasos le llevaron directamente hacia ella. Trató de decirse que solo quería comentar los progresos de Black Satin.
Cuando la alcanzó y se puso a caminar a su altura trató de pensar en algo que decir. ¡Maldición! ¿Acaso había olvidado cómo iniciar una conversación?
— ¿Tenías algo en mente, Jonas?
—No. Solo quería pedirte disculpas por…
—No hace falta. Sé que Cooper y tú no habéis podido evitarlo. —Demi se encogió de hombros—. Los asnos son asnos y siguen siéndolo hasta el fin. Da lo mismo que los tiñas, que les pongas flores en la crin o un sombrero en las orejas. Siguen siendo asnos.
Joe se detuvo a mirarla un momento antes de romper a reír.
—Supongo que me lo tengo merecido.
—Desde luego —dijo Demi, devolviéndole la sonrisa.
Permanecieron mirándose. Sin advertencia previa, el ambiente se cargó de anticipación.
Demi se estremeció al ver el profundo anhelo que reflejaban los ojos de Joe, su intensa necesidad.
—Joe, no pienso…
—Yo tampoco —susurró él—. No cuando estoy cerca de ti —alargó las manos para atraerla hacia sí—. Ahora mismo, todo lo que quiero es sentir —rozó con sus labios los de ella—. Sentirte a ti —volvió a besarla—. A mí —la besó una vez más—. Juntos.

Demi lo rodeó por la cintura con los brazos. ¿Cómo podía resistir una mujer palabras como aquellas? Joe movió su boca sobre la de ella con tal delicadeza que no pudo resistirse. Su cuerpo se acaloró mientras él la besaba como nunca antes la había besado. Marcó el contorno de su boca con la lengua, le mordisqueó los labios con sus fuertes dientes y luego los suavizó con pequeños y repetidos besos.

Por primera vez en su vida, Demi dejó a un lado sus inhibiciones y se entregó completamente al beso de Joe. Permitió que sus lenguas se encontraran, que bailaran juntas una sensual danza. Una embriagadora sensación de poder femenino se apoderó de ella al oír el ronco gemido de placer que escapó de la garganta de Joe.
Él sintió el calor de un poderoso fuego creciendo en su alma. Sabía con certeza que cuando por fin estuvieran juntos sería la pura perfección. Dos mitades de un todo inequívocamente completo.
Mientras se apartaba un poco para mirar los ojos cargados de pasión de Demi sintió que se erizaba el vello de la nuca. Tuvo la clara sensación de que alguien los observaba.

Estaban bastante apartados de la casa, de manera que no podían ser Whiskers o Ryan. Además, los ojos que los observaban eran siniestros y estaban cargados de odio. Podía sentirlo en los huesos.
—Podría seguir así toda la noche, Demi, pero tenemos compañía —susurró junto a su oído. Cuando ella trató de apartarse, la retuvo junto a sí—. Quiero que te quedes a mi lado. Vamos a volver caminando hacia la casa como si no sucediera nada. Pero si te doy una voz, quiero que corras como el diablo y no mires atrás. ¿Entendido?
Demi asintió.
— ¿Quién crees que es?
Joe pasó un brazo por sus hombros y se encaminó hacia la casa.
—No lo sé. Pero no debe traerse nada bueno entre manos, o de lo contrario hbría hecho notar su presencia.
Cuando entraron en el estudio, Joe respiró aliviado. Tras alertar a Brad por teléfono, tomó su rifle.
— ¿Qué quieres que haga? —preguntó Demi.
—Nada. Quédate aquí.
—Pero podría…
—He dicho que te quedes aquí —insistió Joe—. Voy a encontrarme con Brad en el establo. Fuera quien fuese, lo más probable es que se haya ido cuando ha visto que entrábamos en casa —se encaminó hacia la puerta—. Pero quiero comprobar si ha dejado alguna pista que nos pueda indicar de quién se trata y qué pretende.
—Ten cuidado.
Joe se volvió y besó rápidamente a Demi en los labios.
—Descuida. Tenemos un asunto pendiente.
Aún no había amanecido cuando alguien llamó a la puerta del estudio de Joe. Éste apartó la mirada de los libros de contabilidad.
—Adelante.
Cooper se asomó a la puerta.
— ¿Tienes un minuto?
—Claro. Siéntate.
—Demi me ha dicho que últimamente habéis tenido algún problema —dijo Cooper tras sentarse frente al escritorio.
Joe asintió.
—Al principio sólo estaban robando un poco de ganado, pero últimamente la cosa ha empezado a ponerse más fea.
—Eso he oído. Demi mencionó que alguien os estaba espiando anoche.
—Brad y yo encontramos algunas huellas, pero nada más —admitió Flint—. Jed estaba junto al establo de las yeguas preñadas, pero tampoco vio a nadie. Fuera quien fuese, se esfumó rápidamente.
Cooper rio.
—Las reglas del juego siempre cambian cuando hay un Winchester de por medio.
Joe lo miró a los ojos. Cooper tenía en mente algo más que los intrusos.
—Creo que quieres decirme algo, Lovato. Si es así, suéltalo.
—Me caes bien, Jonas. Eres un tipo muy agradable.
— ¿Pero?
—Me tiene preocupado lo que hay entre Demi y tú. No quiero que mi hermanita sufra —Cooper miró a Joe a los ojos—. Ya ha tenido bastante.
—No veo cómo…
Cooper alzó una mano.
—Sé que da la impresión de ser capaz de enfrentarse a cualquier cosa y, hasta cierto punto, es así. Pero cuando Demi entrega su corazón no retiene nada.
Joe no sabía qué decir. No iba a insultar la inteligencia de Cooper negando que hubiera algo entre él y Demi. Miró el collar de diamantes bajo la urna. Gracias a su ex esposa, no sabía si alguna vez estaría preparado para reconocerlo.
Antes de que pudiera decir nada, Cooper sonrió.
—Sólo quería advertirte antes de irme. Haz daño a mi hermana y volveré por algo más que una simple pelea.
Joe asintió.
—Lo tendré presente.
Cooper se levantó para irse.
—Gracias por la hospitalidad.
— ¿A dónde vas?
—A Nuevo México. Pero la semana que viene estaré en Amarillo, en el rodeo Panhandle Stampede.
Joe sonrió.
—Veré si Demi deja que Ryan y yo la acompañemos cuando vaya a verte.
—No cuentes con eso.
— ¿Por qué? —preguntó Joe, suspicaz.
—No le atraen especialmente los rodeos. Culpa a estos de algunas de las peores cosas que le han pasado en su vida aunque, en mi opinión, nada ni nadie podría haberlas prevenido.
—Mencionó lo que sucedió con vuestra madre —dijo Joe—. Lo siento.
Cooper asintió.
—Eso y otro par de cosas la afectaron tanto que ni siquiera quiere verme montar.
—Tu hermana puede ser un poco testaruda.
Cooper rio.
—No me estás diciendo nada que no sepa, Jonas —estrechó la mano de Joe—. Si tienes tiempo, trae a Ryan a Amarillo. Me aseguraré de presentarle a alguno de los muchachos.
—Seguro que le encantará, gracias.
Joe permaneció sentado mirando la urna de cristal largo rato después de que Cooper se hubiera ido. Entendía la actitud protectora de este hacia su hermana, pero se temía que estaba equivocado. Porque tenía la sensación de que sería él quien se quedaría lamiéndose las heridas cuando Demi se fuera.

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