-Es más
probable que tengan al piloto atado al asiento y no quieran que lo sepamos. Sonrió y, al hacerlo, le cambió la cara.
Con los cosméticos adecuados y un buen corte de pelo, podría no estar mal.
-¿Ha leído
todos esos libros?
-Le confieso
que sí -respondió ella, suspirando-. Supongo que de vez en cuando uno necesita
soñar para mantener a raya a la realidad.
-Es mejor la
realidad. .
-Pues yo
prefiero mis ilusiones replicó la
muchacha.
Él la
observó abiertamente. Boca de labios gruesos, nariz recta, ojos grises, bastante separados, cara
en forma de corazón...
-¿Cómo te
llamas?
-Miley.
Miley St.Clair. Tengo una librería en Greenville Carolina del Sur.
Sí, eso se
ajustaba perfectamente a su imagen.
-A mí me
llaman Nicholas,. Pero me dicen Nick van Meer.
-¿Eres
holandés?
-Mis padres
sí.
-Debe ser
estupendo tener padres--dijo ella en tono melancólico--. Yo era muy pequeña
cuando perdí a los míos. Ni siquiera tengo primos.
-Espero que
nos den de comer -replicó él, cambiando bruscamente de tema-. No he comido nada
desde anoche.
-¡Debes
estar muerto de hambre! -exclamó la chica, empezando a rebuscar en el bolso--:
Tengo por aquí un trozo de pastel. ¿Te apetece? -añadió, sacando un pedazo de
pastel de coco.
-No,
esperaré --dijo él, sonriendo--. Pero gracias.
-La verdad
es que no me lo voy a comer. Estoy intentando adelgazar.
Nick la
recorrió con los ojos. Le sobraban algunos kilos.
No es que
estuviese gruesa, sólo rellenita. Estuvo a punto de decírselo. Pero entonces se
acordó de lo traicioneras que eran las mujeres y se tragó sus palabras. Tenía
bastantes cosas de las que preocuparse como para perder el tiempo con
solteronas. Se arrellanó en el asiento y cerró los ojos.
El vuelo
transcurrió sin incidentes, pero, si Nick había esperado bajarse del avión en
Veracruz y olvidarse de su compañera de asiento, sus esperanzas iban a verse
defraudadas. Cuando el avión quedó por fin inmóvil, Miley salió al pasillo y
entonces se le rompió la bolsa en que llevaba los libros y éstos cayeron al
suelo con gran estrépito.
-¡Oh, Dios
mío! -gimió ella.
Al ver la
cara de horror que ponía, Nick tuvo que
hace un esfuerzo para no echarse a reír mientras le ayudaba a recoger los
libros.
-La mayoría
de la gente que sale de viaje lleva una bolsa de repuesto en la maleta.
Ella se
quedó mirando con aire desvalido, y durante un instante Nick se olvidó de lo
que estaba diciendo. Tenía un cutis extremadamente delicado, pensó. Habría
jurado que apenas usaba crema de belleza.
-¿Una bolsa
de repuesto? ¡Claro!
-¿y bien? -preguntó
él pacientemente.
Miley señaló
el estante para equipaje que había sobre sus cabezas. .
-;-Esperemos.
A que haya salido todo el mundo -¡-dijo Nick-. Mi maleta está ahí arriba
también. Tranquila, lo solucionemos en un momento.
-iCon lo
ordenada que soy en casa! -murmuró ella-. Todo está en su sitio. Pero, en'
cuanto me sacan de Greenville, ya no sé ni utilizar un tenedor sin ayuda.
Nick no pudo
evitar echarse a reír.
-¿En qué
hotel te hospedas?
-En el hotel
Mirador.
Era el
destino, pensó él resignadamente
-Ahí es
donde estoy también yo.
A Miley se
le iluminó la expresión. Se le quedó mirando con una mezcla de confianza ciega
y de expectación.
-¿Conoces
ese hotel? Quiero decir que si te has quedado en él más veces. '
-Varias
veces -contestó Nick Suelo venir aquí una o dos veces al año, cuando tengo
necesidad de cambiar de aires.
-'vamos
-añadió, echando un vistazo a su alrededor.
La ayudó a
bajar la maleta y sonrió irónicamente cuando vio los camisones y la ropa interior,
de algodón que había dentro. Ella se sonrojó y desvió la mirada, ocupándose de
meter los libros en la bolsa.
Luego le
siguió por el pasillo con cara de gratitud. Le dieron ganas de darle un beso
por no haberse reído de' ella, por haberla ayudado: ¡Un hombre como aquél
haciendo algo por ella!, pensó.
-Siento
haberte causado tantos problemas -le dijo, casi corriendo para mantenerse a su
paso, cuando se dirigían a la aduana.
Miley estaba
buscando desesperadamente su pasaporte, así que no vio la sonrisa que esbozó él
al ver su agitación.
-No te preocupes,
no ha sido nada. ¿Encuentras el pasaporte?
-Gracias a
Dios, he hecho algo a derechas -contestó ella, enseñándole el pasaporte con
aire triunfal--. Hasta ahora no lo había usado nunca.
-¿Es la
primera vez que sales de Estados Unidos? -le preguntó Nick mientras esperaban'
cola.
-La verdad
es que es la primera vez que salgo de Greenville. Acabo de cumplir veintiséis años y he pensado que debía hacer
algo aventurado rápidamente, antes de que me faltase tiempo. .
-¡Pero si a
los veintiséis años no se es viejo!
-No -replicó
ella-, pero tampoco se es tremendamente joven.
Al decir
aquello no le miró. Su expresión se tornó triste y melancólica. Pensaba en lo
largo que se le habían hecho todos aquellos años de soledad.
-'¿Se trata
de algún hombre? -"-preguntó Nick sin saber exactamente por qué.
Ella se echó
a reír 'con un cinismo que .le sorprendió, y su mirada pareció de pronto la de
alguien mucho más mayor.
-No me hago
ilusiones sobre mí misma -'-dijo, avanzando hacia el mostrador de la aduana.
Nick se la
quedó mirando con aire confuso. ¿Por qué tenía que importarle a él que
estuviese sola? Meneó la cabeza para romper el hechizo. Se trataba de algo que
no le incumbía en absoluto.
Minutos
después, Miley pasó la aduana. Estuvo a punto de esperar a Nick, pero luego'
pensó que ya le había causado demasiados, problemas. La agencia de viajes le
.proporcionaba transporte del aeropuerto al hotel, pero le pareció mucho más
cómodo coger un taxi.
-Hotel
Mirador -le dijo al taxista.
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