Joe rio sin ningún humor.
—Si la hubieras conocido, no necesitarías preguntármelo. Nicole
era muy vengativa. Cuando nos divorciamos, trató de vengarse quedándose parte
del rancho. No le sentó bien que el juez sentenciara a mi favor. Lo último que
me dijo fue que un día se vengaría.
— ¿Mantuvo en secreto su embarazo?
Joe asintió mientras entraba con el coche en el largo sendero
que llevaba a la casa.
—Una de las cosas que se interpuso entre nosotros fue que yo
quería hijos y ella no. Ocultarme la existencia de Ryan fue su venganza final —miró
a Demi y sus ojos reflejaron cuánto le había dolido el engaño de su esposa—.
Nunca recuperaré los años que perdí con Ryan.
Pensar que alguien fuera capaz de utilizar a un niño de ese modo
hizo que Demi se sintiera enferma. Una lágrima se deslizó por su mejilla cuando
acarició con delicadeza el rostro del niño. Sentía una afinidad especial con
él. Aunque su propia madre no ignoró a sus hijos antes de dejarlos, no los amó
lo suficiente como para quedarse.
Tras aparcar el vehículo, Joe lo rodeó para recoger a Ryan, pero
Demi retuvo al niño entre sus brazos. Cuando la miró a los ojos y vio la
angustia que reflejaban y las lágrimas que amenazaban con derramarse de ellos, se
quedó mudo.
Odiaba ver llorar a cualquier mujer, pero las lágrimas de Demi
lo desgarraron por dentro.
— ¿Qué sucede, cariño?
—Ryan nunca entenderá por qué su madre lo trató así —dijo ella
con voz temblorosa.
Joe apoyó una mano en su mejilla.
— ¿Cómo sabes eso?
—Cuando tenía nueve años, mi madre se fue y nunca volvió. Una
noche me metió en la cama y a la mañana siguiente se había ido. Crecí preguntándome
si habría dejado de quererme por algo que había hecho. Durante mucho tiempo
pensé que si hubiera sido diferente se habría quedado.
—No fue culpa tuya, querida.
Demi asintió.
—Tardé mucho tiempo en comprender que yo no había hecho nada
malo, que fue la manera que mi madre encontró para vengarse de mi padre por no
dejar de viajar de rodeo en rodeo sin llegar a asentarse nunca en ningún lugar.
Joe la ayudó a salir del todo terreno, pasó un brazo por sus
hombros y caminaron en silencio hasta la casa.
Quería tomarla en sus brazos, borrar su dolor. Pero Demi le
entregó a Ryan en cuanto entraron en la casa.
—Lo que te hizo tu esposa fue deplorable, y tienes todo el
derecho del mundo a sentirte amargado por ello. Pero lo que le hizo a Ryan fue
peor. Lo utilizó para vengarse de ti —su mano tembló cuando acarició la mejilla
del niño—. Los inocentes siempre sufren más por una venganza que la supuesta
víctima.
Mucho después de meter a Ryan en la cama y de instalar a los
cachorros para pasar la noche, Joe pensó en las palabras de Demi. Ryan era el
que más había sufrido las consecuencias de la venganza de Nicole.
¿Por qué no se había dado cuenta de eso? ¿También habría estado
ciego para ver otras cosas?
Al parecer, así era. De lo contrario, habría reconocido
enseguida que Demi nunca había sido, y nunca sería, una mujer parecida a su ex
esposa.
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