miércoles, 8 de agosto de 2012

Unas Locas Vacaciones Cap 11



La habitación de Nick no era como la de Miley. Desde ella se veía la bahía, y su elegancia era muy superior. Mientras él cerraba la puerta con llave, Miley 'salió al balcón y se quedó mirando un barco iluminado que había en el puerto. Se sentía como un viajero que está a punto de descubrir algo nuevo.
-Es bonito ese barco, ¿verdad? --dijo Nick.
-:-Sí. No sé mucho de barcos, pero me gusta contemplarlos. -Yo solía navegar.
Ella se volvió a mirar al desconocido que en menos de veinticuatro horas, iba a convertirse en su marido.

-Me fui a vivir a Chicago hace unos ocho años -continuó él-. Tengo un apartamento junto al Iago, y tuve un velero. Has­ta que una noche me emborraché y se volcó. Lo dejé hundirse.
Miley le miró con inquietud y él le devolvió la mirada sin parpadear.
-No soy un alcohólico -le explicó-. Seguramente te he' parecido que sí al oír estas veladas alusiones del pasado. No sue­lo beber a menudo, pero hay veces en que estoy de pésimo hu­mor. Pero contigo no volveré a beber. Nunca más.

Daba la impresión de que estaba dispuesto a comprometerse a cualquier cosa, y Miley sintió que algo suave y cálido flore­cía en su interior. Se acercó a él y le miró con expresión confiada.
-Yo también quiero comprometerme a algo -le dijo-. Vi­viré donde tú quieras.
-A mí no me importa adaptarme.
-La segunda es que no soy un superhombre. Inevitablemente llega un momento en que pierdo por completo el dominio' de mí. Por fortuna puedo llevarte hasta ese punto antes de llegar yo.
-Todo eso suena muy misterioso.

-Por la mañana ya no te parecerá así -replicó él, recorrién­dola con la mirada-. Vida mía -añadió; cogiéndola en brazos.
La llevó hasta la cama y la posó en ella con mucha delica­deza. Miley supuso que empezaría a desabrocharse la camisa o a quitarle la ropa a ella, y se quedó inmóvil, sintiéndose un poco asustada.
Pero Nick  se sentó a su lado y se echó a reír al ver su expresión.
-¿Qué esperas? ¿Que te desnude y te haga mía sin más preámbulos?.
-Lo siento.
-Piensa en cómo resultó en la playa, cuando te tumbé en la arena y te besé. Y tú gemiste y me suplicaste.
Miley recordó con toda claridad las sensaciones que Nick había despertado en ella.     .
-Así es como va a ser ahora -continuó él, acercando la cara a la suya-. Excepto que esta vez no te voy a dejar marchar, Nick le abrió la boca con la suya con experta naturalidad! mientras le acariciaba la espalda muy despacio. Miley sintió que todas sus inhibiciones se esfumaban.

Segundos después empezó a -quitarle el vestido, siguiendo con los labios el movimiento de la tela. Pero ella no pudo protestar. El fuego la abrasaba de nuevo, y lanzó un gemido cuando Nick le mordisqueó suavemente los pechos. La boca de Nick siguió avanzando por su piel una vez que el vestido y las! diminutas braguitas que llevaba cayeron al suelo. Sintió el roce de sus labios en los muslos y todo su cuerpo se estremeció. Increíble, pensó, envuelta en la espesa niebla del deseo, increíble que la gente pueda sobrevivir a tanto placer!

Ya ni siquiera-se daba cuenta de lo que hacía Nick, era toda ella sensación, toda ansia. Tenía los ojos cerrados. Mientras Nick le iba besando las caderas, el vientre. Al mismo tiempo
Él se iba quitando la ropa, haciéndolo de tal manera que parecía formar parte de la seducción. Por fin se tumbó junto a ella y Miley sintió su piel desnuda.
Abrió los ojos  y le miró, dándose cuenta entonces de lo que estaba haciendo. Pero ya era demasiado tarde; no pudo, apartar los ojos. Era un cuerpo .maravilloso, todo bronceado, sin la me­nor franja de piel blanca, como si toda la vida hubiera tomado el sol desnudo.

Mientras tanto la acariciaba de un modo aún más íntimo. A los pocos segundos, los dos temblaban y gemían a la vez. Nick la hizo incorporarse y apoyarse en la cabecera de la cama. Luego la hizo sentarse encima de él. Miley lanzó una exclama­ción al sentir el contacto y se aferró a sus hombros.

-Hazlo --dijo él con voz ronca-. Así podrás dominar más
Miley iba a protestar, pero comprendió que aquello empeza­ba a hacerse insoportable para él. Así que se tragó el miedo, cerró los ojos y empezó a moverse. Contuvo el aliento y, mordiéndome los labios, volvió a intentarlo.
Ayúdame Nick -suplicó, guiándole las manos hasta sus caderas-. ¡Por favor... oh!
-Duele, ¿verdad? -murmuró él-. Perdona, perdona...
Su cuerpo estaba luchando contra su mente. El deseo esta­llaba en su interior. Empezó a temblar.
    -¡Miley...! -exclamó.

. Ella abrió los ojos y la expresión que vio en su cara le hizo olvidar el dolor. Se le quedó mirando, como hechizada. A Nick  le cambió la cara, su respiración se hizo más agitada y el ritmo de sus movimientos se intensificó. Se arqueó con expresión crispada, se quedó inmóvil un instante y por último  se estremeció.
Luego abrió los ojos y se la quedó mirando mientras le acariciaba suavemente las caderas.
-Creí que te estabas muriendo -susurró ella.
-Así es como me sentía -replicó Nick con voz temblorosa-. Tenías los ojos fijos en mí. ¿Te he asustado? ,-Sí -confesó ella.
-,-¿Ha estado mal?
-Sí. Hasta que te miré.
Nick la estrechó contra sí y le hizo apoyar la cabeza en su pecho sudoroso.        .
-Yo creo que eso ha sido lo que me hizo perder el dominio de mí mismo -murmuró-. Te vi mirándome fijamente y perdí la cabeza. Parecía que te estaban torturando.
-Es que es un placer demasiado intenso. Cuando haya descansado un momento verás lo que te pasa a ti.
-¿Tú crees?
-Claro. Lo único que necesitas son unos pocos segundos más. Ahora sí podré dártelos, porque la segunda vez un hombre siempre tarda más tiempo.
-Ahora eres mi amante -dijo ella.
-Sí -repuso él, apretándola aún más contra sí.
De pronto ocurrió algo que Miley, a pesar de su inexperiencia, comprendió inmediatamente.

-Sí, ya sabes lo que va a ocurrir, ¿verdad? dijo Nick, sonriendo.
La hizo tumbarse en la cama y se echó sobre ella.
-Ahora observa lo que voy a hacerte"-añadió-. ¡Mira!
Miley le miró con los ojos muy abiertos. Pero la sensación le resultó inesperada y lanzó un grito, irguiéndose hacia Nick, como si reconociera en él a su dueño.

-Shhh -susurró él-. Sí, ahora voy a hacerte experimen­tar lo que yo senti antes. i 1, am, SI, SI....

Ella se estremeció. Se agitó, 'se retorció y trató de zafarse de él; lloró, suplicó, gimió y finalmente echó la-cabeza hacia atrás y lanzó un profundo suspiro. Luego todo fue languidez, blandu­ra, somnolencia. Cuando volvió a abrir los ojos estaba exhausta. Nick esta­ba sentado a su lado y le secaba el sudor con una toalla.
-¿Siempre es así para los hombres? -preguntó ella.
-No. Para mí no ha sido así con nadie. La segunda vez ha sido todavía más intensa
-Gracias --dijo ella con lágrimas en los ojos.
-Por favor, no me des las gracias  replicó Nick, inclinándose a besarla.
    Posó la toalla en la cama y estrechó a Miley entre sus bra­zos. A ella le encantó sentir su piel tibia contra la suya.
    -Has gritado -le dijo Nick al oído-. Tuve que taparte la boca con la mía para que no te oyera nadie.
-Ni en sueños se me ocurrió nunca que" esto fuese así.
-Me alegro de que haya sido conmigo. Gracias por es­perarme.
-Yo también me alegro de haber esperado.

-No he utilizado nada -le dijo él-. ¿Quieres ir mañana al médico o prefieres que yo me ocupe de ello hasta que volva­mos a Estados Unidos? Me puedo encargar de una esposa, pero no de una criatura. Al menos todavía no.
-Entonces, ¿podrías...? Prefiero ir a mi médico.
-De acuerdo.
-¿Quieres tener hijos? -le preguntó ella.
-Quizás algún día.
-¿Te parece demasiado pronto?
-Acostumbrarme a una esposa es suficiente por ahora. Tie­nes un cuerpo precioso -añadió, recorriéndola con los ojos.
-y tú también. Será mejor que durmamos un poco dijo Nick, cogien­do la toalla e incorporándose Y quiero decir dormir. No estoy preparado para nada más hasta mañana. A no ser que... hay otras maneras si realmente “te apetece...

Ella se ruborizó y cambió -de tema.
-¿En dónde nos vamos a casar?
-En una capilla que hay calle. Abajo -contestó él, sonriendo:-. Abren a las diez de la mañana. Estaremos esperando en la puerta.
. -¿Estás arrepentido? -le preguntó ella.
Nick negó con la cabeza.
-¿Y tú?
-No.
Él se echó a reír y entró en el baño. Minutos después, Miley estaba acurrucada entre sus brazos;,      "
-Puedes poner te una de mis camisetas si quieres -le dijo Nick.
-Prefiero dormir así, no quiero molestarte.
-Yo también lo prefiero-dijo él, estrechándola contra sí-. Puede que me muera de un ataque al corazón por dejarme llevar una tercera vez, pero lo prefiero así buenas noches, lieveling.
-'-Buenas noches, Nick.


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