La habitación de Nick no era
como la de Miley. Desde ella se veía la bahía, y su elegancia era muy superior.
Mientras él cerraba la puerta con llave, Miley 'salió al balcón y se quedó
mirando un barco iluminado que había en el puerto. Se sentía como un viajero
que está a punto de descubrir algo nuevo.
-Es bonito ese barco, ¿verdad? --dijo Nick.
-:-Sí. No sé mucho de barcos, pero me gusta contemplarlos. -Yo
solía navegar.
Ella se volvió a mirar al desconocido que en menos de
veinticuatro horas, iba a convertirse en su marido.
-Me fui a vivir a Chicago hace unos ocho años -continuó él-.
Tengo un apartamento junto al Iago, y tuve un velero. Hasta que una noche me
emborraché y se volcó. Lo dejé hundirse.
Miley le miró con inquietud y
él le devolvió la mirada sin parpadear.
-No soy un alcohólico -le explicó-. Seguramente te he' parecido
que sí al oír estas veladas alusiones del pasado. No suelo beber a menudo,
pero hay veces en que estoy de pésimo humor. Pero contigo no volveré a beber.
Nunca más.
Daba la impresión de que estaba dispuesto a comprometerse a
cualquier cosa, y Miley sintió que algo suave y cálido florecía en su
interior. Se acercó a él y le miró con expresión confiada.
-Yo también quiero
comprometerme a algo -le dijo-. Viviré donde tú quieras.
-A mí no me importa
adaptarme.
-La segunda es que no soy un superhombre. Inevitablemente llega
un momento en que pierdo por completo el dominio' de mí. Por fortuna puedo
llevarte hasta ese punto antes de llegar yo.
-Todo eso suena muy misterioso.
-Por la mañana ya no te parecerá así -replicó él, recorriéndola
con la mirada-. Vida mía -añadió; cogiéndola en brazos.
La llevó hasta la cama y la posó en ella con mucha delicadeza. Miley
supuso que empezaría a desabrocharse la camisa o a quitarle la ropa a ella, y
se quedó inmóvil, sintiéndose un poco asustada.
Pero Nick se sentó a su lado y se echó a reír al ver su
expresión.
-¿Qué esperas? ¿Que te desnude
y te haga mía sin más preámbulos?.
-Lo siento.
-Piensa en cómo resultó en la
playa, cuando te tumbé en la arena y te besé. Y tú gemiste y me suplicaste.
Miley recordó con toda
claridad las sensaciones que Nick había despertado en ella. .
-Así es como va a ser ahora
-continuó él, acercando la cara a la suya-. Excepto que esta vez no te voy a
dejar marchar, Nick le abrió la boca con la suya con experta naturalidad! mientras
le acariciaba la espalda muy despacio. Miley sintió que todas sus inhibiciones
se esfumaban.
Segundos después empezó a
-quitarle el vestido, siguiendo con los labios el movimiento de la tela. Pero
ella no pudo protestar. El fuego la abrasaba de nuevo, y lanzó un gemido cuando
Nick le mordisqueó suavemente los pechos. La boca de Nick siguió avanzando por
su piel una vez que el vestido y las! diminutas braguitas que llevaba cayeron
al suelo. Sintió el roce de sus labios en los muslos y todo su cuerpo se
estremeció. Increíble, pensó, envuelta en la espesa niebla del deseo, increíble
que la gente pueda sobrevivir a tanto placer!
Ya ni siquiera-se daba cuenta
de lo que hacía Nick, era toda ella sensación, toda ansia. Tenía los ojos
cerrados. Mientras Nick le iba besando las caderas, el vientre. Al mismo tiempo
Él se iba quitando la ropa, haciéndolo de tal manera que parecía
formar parte de la seducción. Por fin se tumbó junto a ella y Miley sintió su
piel desnuda.
Abrió los ojos y le miró, dándose cuenta entonces de lo
que estaba haciendo. Pero ya era demasiado tarde; no pudo, apartar los ojos.
Era un cuerpo .maravilloso, todo bronceado, sin la menor franja de piel
blanca, como si toda la vida hubiera tomado el sol desnudo.
Mientras tanto la acariciaba
de un modo aún más íntimo. A los pocos segundos, los dos temblaban y gemían a
la vez. Nick la hizo incorporarse y apoyarse en la cabecera de la cama. Luego
la hizo sentarse encima de él. Miley lanzó una exclamación al sentir el
contacto y se aferró a sus hombros.
-Hazlo --dijo él con voz ronca-.
Así podrás dominar más
Miley iba a protestar, pero
comprendió que aquello empezaba a hacerse insoportable para él. Así que se
tragó el miedo, cerró los ojos y empezó a moverse. Contuvo el aliento y,
mordiéndome los labios, volvió a intentarlo.
Ayúdame Nick -suplicó,
guiándole las manos hasta sus caderas-. ¡Por favor... oh!
-Duele, ¿verdad? -murmuró él-. Perdona, perdona...
Su cuerpo estaba luchando contra su mente. El deseo estallaba
en su interior. Empezó a temblar.
-¡Miley...! -exclamó.
. Ella abrió los ojos y la
expresión que vio en su cara le hizo olvidar el dolor. Se le quedó mirando,
como hechizada. A Nick le cambió la
cara, su respiración se hizo más agitada y el ritmo de sus movimientos se
intensificó. Se arqueó con expresión crispada, se quedó inmóvil un instante y
por último se estremeció.
Luego abrió los ojos y se la quedó mirando mientras le
acariciaba suavemente las caderas.
-Creí que te estabas muriendo -susurró ella.
-Así es como me sentía -replicó Nick con voz temblorosa-. Tenías
los ojos fijos en mí. ¿Te he asustado? ,-Sí -confesó ella.
-,-¿Ha estado mal?
-Sí. Hasta que te miré.
Nick la estrechó contra sí y le hizo apoyar la cabeza en su
pecho sudoroso. .
-Yo creo que eso ha sido lo
que me hizo perder el dominio de mí mismo -murmuró-. Te vi mirándome fijamente
y perdí la cabeza. Parecía que te estaban torturando.
-Es que es un placer demasiado
intenso. Cuando haya descansado un momento verás lo que te pasa a ti.
-¿Tú crees?
-Claro. Lo único que necesitas son unos pocos segundos más.
Ahora sí podré dártelos, porque la segunda vez un hombre siempre tarda más
tiempo.
-Ahora eres mi amante -dijo ella.
-Sí -repuso él, apretándola aún más contra sí.
De pronto ocurrió algo que Miley, a pesar de su inexperiencia,
comprendió inmediatamente.
-Sí, ya
sabes lo que va a ocurrir, ¿verdad? dijo Nick, sonriendo.
La hizo tumbarse en la cama y se echó sobre ella.
-Ahora observa lo que voy a hacerte"-añadió-. ¡Mira!
Miley le miró con los ojos muy abiertos. Pero la sensación le
resultó inesperada y lanzó un grito, irguiéndose hacia Nick, como si
reconociera en él a su dueño.
-Shhh -susurró él-. Sí, ahora voy a hacerte experimentar lo que
yo senti antes. i 1, am, SI, SI....
Ella se estremeció. Se agitó,
'se retorció y trató de zafarse de él; lloró, suplicó, gimió y finalmente echó
la-cabeza hacia atrás y lanzó un profundo suspiro. Luego todo fue languidez,
blandura, somnolencia. Cuando volvió a abrir los ojos estaba exhausta. Nick
estaba sentado a su lado y le secaba el sudor con una toalla.
-¿Siempre es así para los
hombres? -preguntó ella.
-No. Para mí no ha sido así
con nadie. La segunda vez ha sido todavía más intensa
-Gracias --dijo ella con
lágrimas en los ojos.
-Por favor, no me des las
gracias replicó Nick, inclinándose a
besarla.
Posó la toalla en la cama y estrechó a Miley entre sus brazos. A
ella le encantó sentir su piel tibia contra la suya.
-Has gritado -le dijo Nick al oído-. Tuve que taparte la boca con
la mía para que no te oyera nadie.
-Ni en sueños se me ocurrió
nunca que" esto fuese así.
-Me alegro de que haya sido
conmigo. Gracias por esperarme.
-Yo también me alegro de haber esperado.
-No he utilizado nada -le dijo él-. ¿Quieres ir mañana al médico
o prefieres que yo me ocupe de ello hasta que volvamos a Estados Unidos? Me
puedo encargar de una esposa, pero no de una criatura. Al menos todavía no.
-Entonces, ¿podrías...? Prefiero ir a mi médico.
-De acuerdo.
-¿Quieres tener hijos? -le preguntó ella.
-Quizás algún día.
-¿Te parece demasiado pronto?
-Acostumbrarme a una esposa es suficiente por ahora. Tienes un
cuerpo precioso -añadió, recorriéndola con los ojos.
-y tú también. Será mejor que
durmamos un poco dijo Nick, cogiendo la toalla e incorporándose Y quiero decir
dormir. No estoy preparado para nada más hasta mañana. A no ser que... hay otras
maneras si realmente “te apetece...
Ella se ruborizó y cambió -de tema.
-¿En dónde nos vamos a casar?
-En una capilla que hay calle. Abajo -contestó él, sonriendo:-.
Abren a las diez de la mañana. Estaremos esperando en la puerta.
. -¿Estás arrepentido? -le
preguntó ella.
Nick negó con la cabeza.
-¿Y tú?
-No.
Él se echó a reír y entró en
el baño. Minutos después, Miley estaba acurrucada entre sus brazos;, "
-Puedes poner te una de mis
camisetas si quieres -le dijo Nick.
-Prefiero dormir así, no
quiero molestarte.
-Yo también lo prefiero-dijo
él, estrechándola contra sí-. Puede que me muera de un ataque al corazón por
dejarme llevar una tercera vez, pero lo prefiero así buenas noches, lieveling.
-'-Buenas noches, Nick.
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