martes, 31 de julio de 2012

La Inocente Novia Del Jeque Cap 29



-¿Tú quieres que sea así? La verdad es que yo prefiero no fingir, no me gusta fingir -contestó Joe-. Eres mi mujer y pronto serás la madre de mi hijo, así que no quiero que haya nada falso en nuestra relación. ¿Te he dicho que volveremos a casarnos en Dhemen?
-No, no me había has comentado nada -contestó Demi mirándolo a los ojos.
-Puede ser que para entonces tengas claro lo que quieres. Aunque pudiera acostarme contigo ahora mismo, lo cierto es que preferiría aguantar y controlar mi deseo hasta que toda mi familia te considere realmente mi esposa -dijo Joe.
-¿Tú crees que me aceptarán? -preguntó Demi preocupada.

-Por supuesto que sí -contestó joe amablemente-. Por las apariencias, hemos hecho creer a todos que nos casamos el año pasado en secreto porque a mi padre no le parecía bien nuestra relación y no nos dio autorización para una boda oficial. Sin embargo, él eminente nacimiento de nuestro hijo ha ablandando el corazón del rey, que ha decidido respetar mi decisión. Así, todo el mundo contento.

Demi pensó que Joe estaba pagando un alto precio por haberse dejado llevar por el deseo sexual que sentía por ella porque, al fin y al cabo, él no estaba enamorado de ella y ella, sí.
En aquel momento, el bebé le dio una patada.
-¡Ah! -exclamó Demi poniéndose la mano sobre la barriga.
-¿Puedo? -preguntó Joe extendiendo un brazo hacia ella.
-Sí...
Joe le puso la palma de la mano sobre la barriga y sonrió encantado.
-Qué feliz me estás haciendo -murmuró con una sinceridad que emocionó a Demi.
Aunque Joe no la quisiera, era obvio que no se sentía mal porque fuera a ser padre y aquello significaba mucho para ella. Evidentemente, estaba encantado con el nacimiento de su hijo y estaba decidido a celebrar su llegada y no simplemente a aceptarlo como algo inevitable.

Además, a pesar de que su figura había perdido su esbeltez, acababa de demostrar que seguía encontrándola atractiva y Demi se dijo que ambas cosas era muy positivas.
Sin embargo, no debía olvidar tampoco que se había casado con un hombre que la tenía por una ladrona.

Demi intentó ponerse en su mente y comprendió que, al no conocerla prácticamente de nada, era lógico que joe hubiera creído que había robado. Sin embargo, estaban construyendo una relación y, tarde o temprano, tendría la suficiente confianza con él como para hablar de aquel tema y convencerlo, demostrando su inocencia, de que ella no había tenido nada que ver con la desaparición del diamante de lady Selena.
Al día siguiente, mientras desayunaba, llegaron un montón de revistas y de libros, otra muestra de que Joe pensaba en ella.

Demi se encontraba mucho mejor y, de hecho, se tomó un cuenco de cereales, un cruasán y dos tazas de chocolate.

Durante las siguientes dos semanas, Joe pasó todo el tiempo libre que tuvo con ella, pero no volvió a besarla. Sin embargo, canceló todos sus viajes de negocios al extranjero para estar a su lado.
Al final, Demi se puso de parto quince días antes de lo esperado, a media mañana. Joe estaba en la otra punta de Londres.

Cuando llegó a la clínica, Demi estaba ya ingresada.
-No te preocupes, no te va doler -le aseguró apretándole la mano-. He hablado con los médicos y me han asegurado que no vas a sufrir en absoluto.
Demi  pensó que el que parecía que estaba sufriendo mucho era él y se dio cuenta de que estaba muy pálido. Ella era consciente de que dar a luz implicaba cierto dolor, pero no se lo dijo.

Joe estaba tan preocupado por Demi, que se puso a rezar. Ni el mejor equipo médico del mundo podía asegurar que a una parturienta no le sucediera nada. Su propia madre, joven y sana, había muerto poco después de darlo a luz y su padre jamás se había recuperado de la pérdida de la mujer a la que adoraba.

Media hora después, nació su hijo y todo fue a las mil maravillas.
-Es... es... un milagro -dijo al verlo, visiblemente emocionado-. Dentro de unas semanas, cuando estés bien, iremos a Dhemen y se lo presentaremos a mi pueblo.

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