viernes, 6 de julio de 2012

CUATRO NOCHES DE PASIÓN Cap 11




Aunque, si se movía podía perturbar el sueño de Nick y esa no era una buena opción.
Miley contó ovejas, sin el menor resultado. Después se concentró en el intrincado diseño de una joya en la que estaba trabajando.
¿Cuánto tiempo permaneció en la oscuridad? ¿Diez, veinte minutos? ¿Cuatro, cinco horas?
Entonces se produjo un ligero movimiento, la habitación quedó bañada en una suave luz y Nick surgió junto a ella, con la cabeza apoyada en un codo.
-¿No puedes dormir? -preguntó arrastrando las palabras.
Los ojos de ella aparecían oscuros, grandes y la tez pálida.
-No sabía que estabas despierto.
-¿Te duele la cabeza?
Habría sido tan fácil asentir.
-No.
Él deslizó los dedos por su mejilla.
-¿Librando una batalla interna?
-Sí.
Los labios de Nick se curvaron en una sonrisa divertida.
-La sinceridad es una virtud muy difícil de encontrar en una mujer.
-Está claro que no has conocido a la mujer apropiada.
Miley pensó si esa era su voz. Sonaba increíblemente enronquecida. Sensual más bien, pensó acobardada al sentir el dedo que recorría la sien y colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja. Había una atmósfera de irrealidad en esa conversación. Ella era consciente de la habitación, de la cama, del hombre en el que pronto enfocó toda su atención.
Con el dedo pulgar él delineó el labio inferior y luego lo deslizó hasta la barbilla en tanto buscaba la boca femenina, como un preludio a la deliberada seducción de los sentidos femeninos.
La sutil exploración se convirtió en una
sugerente posesión sensual que la llevó a prescindir de sus inhibiciones... con demasiada facilidad para su paz mental.
Debería intentar escapar, retirarse, protestar un poco, pero el toque de sus labios tenía algo de mágico que ella no podía resistir, y gimió mientras las manos acariciaban sus pechos y luego atormentaban los excitados pezones.
Una onda de calor se había apoderado de sus venas llenando su cuerpo de honda calidez sensual mientras él le quitaba la camiseta.
Durante largos segundos soportó la mirada apreciativa sobre su cuerpo desnudo y supo instintivamente que el momento de la intimidad había llegado.
Todas las células de su cuerpo respondieron con dolorosa vivacidad cuando él se inclinó sobre un pecho y suavemente mordió el pezón.
Miley deslizó los dedos por el pelo de Nick y gimió deseando que se detuviera al sentir la lengua alrededor del ombligo antes de posarla entre los muslos.
A pesar del ruego para que desistiera, la caricia se hizo más íntima, y aunque ella luchó contra las sensaciones que le producía se sintió lanzada hacia lo alto, tan alto que un breve grito de placer escapó de su garganta.
Cuando pensaba que la sensación ya no podía ser más intensa, volvió a repetirse, hasta tal punto que sintió que su cuerpo se incendiaba.
¡Santo cielo! El ferviente susurro salió de sus labios corrió una plegaria irreverente mientras Nick se apoderaba de su boca en un beso tan intenso que al fin la venció, obligándola a compartir el placer de la sensualidad.
Un sonido de alarma sonó en su mente.
-¿Alguna protección? -murmuró.
-Ya me he ocupado de eso.
Entonces Nick la penetró y poco a poco ella sintió que sus músculos se relajaban a medida que él comenzaba a moverse lentamente al principio y luego con mayor insistencia hasta que el movimiento acompasado se convirtió en una entidad hipnótica contra la cual no había ningún poder capaz de resistir.
Una experiencia nunca antes vivida. Una intoxicación cautivadora de sus sentidos mientras él la llevaba a un punto de éxtasis mágico.
Luego no tuvo recuerdo del grito que se escapó de su garganta, ni de las uñas clavadas entre las costillas o sus dientes en la carne de Nick. Ese instante la había convertido en una salvaje desenfrenada, conducida más allá del mero deseo, a un lugar primitivo donde la pasión era una entidad incandescente.
Entonces Nick la acomodó lenta y suavemente, calmando el cuerpo estremecido hasta dejarlo quieto entre sus brazos.
Las lágrimas le corrían por las mejillas y él sintió el corazón oprimido ante la vulnerabilidad de Miley.
Se sentía totalmente expuesta. Como si ese hombre tuviera la facultad de ver dentro de su corazón, dentro de su espíritu, en todo su ser, y todos sus secretos quedaran al desnudo.
Cuando Nick se tendió, siempre con ella entre sus brazos, la miró bajo la suave luz y ella no pudo retirar la mirada. No tenía palabras, nada que pudiera decir.
Más tarde, él volvió a abrazarla y al sentir que entraba otra vez en su cuerpo, dejó escapar un gemido mientras se adaptaba al ritmo de Nick, y juntos alcanzaron el clímax.     
Más tarde, Nick la estrechó contra su cuerpo hasta que ambos empezaron a respirar con normalidad.
Ella se había dormido al instante con la mejilla apoyada en el pecho masculino, incluso protestó cuando él bajó de la cama y la tomó en brazos.
-¿Qué haces? -preguntó en un tono débilmente escandalizado mientras él entraba en el cuarto de baño y luego en la ducha.
-No podemos compartir la ducha –protestó Miley.
Diego dejó escapar una risa ronca.
-Hemos compartido hasta la última intimidad -dijo al tiempo que empezaba a pasarle el jabón suavemente por la piel.
Eso ya era otra cosa y ella le puso una mano en el pecho a modo de silenciosa protesta.
-No.
Él no se detuvo.
-Más tarde dormiremos.
Ella intentó empujarlo.
-Puedo hacerlo yo misma.
-Permítemelo.
-Nick...
-Me gusta oír mi nombre en tus labios.
-Por favor -murmuró al sentir el contacto más íntimo de la mano de Nick.
Estaba invadiendo su intimidad de una manera que nunca había experimentado con otro hombre.
-En un minuto más te tocará a ti -dijo en tono divertido, y luego
Tuvo la audacia de reír cuando ella le mordió el hombro.
-Si quieres jugar, querida, estoy dispuesto a complacerte.
-Ya he jugado bastante.
Y era verdad, porque la fatiga se había apoderado de ella.
Todo combinado con el chorro de agua caliente, el vapor y la hora tardía.
Él terminó de lavarla y luego hizo lo propio. En un par de minutos salió del agua y la secó con una toalla de baño que luego utilizó para él.
Segundos después, la condujo al dormitorio, la acomodó bajo la ropa de cama y apagó la luz.
Luego la atrajo contra su cuerpo y esperó que el cansancio venciera el rechazo de Miley, hasta que al fin ella se durmió.

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