-Ya están aquí.
Miley alzó la mirada... y se heló.
Nick Jonas
acompañado de Delta Goodrem, modelo conocidísima en los ámbitos de la alta
sociedad.
¡No! El grito
silencioso retumbó en el interior de su cabeza.
Ya había sido
demasiado admitir su presencia y conversar con él unos minutos, pero compartir
la mesa con él durante toda una velada era demasiado.
¿Lo había
organizado Cameron? Cassandra deseó despotricar contra él y preguntarle el
porqué. Pero no era el caso de hacerlo sin atraer la atención de los demás. Si Nick
se sentaba junto a ella se pondría a gritar. Desde luego que lo hizo.
Miley murmuró
un saludo cortés con una leve
sonrisa fingida.
Era muy
consciente de su proximidad, del leve aroma de su ropa y de su exclusivo
perfume masculino.
Sin embargo,
era el hombre mismo, su potente virilidad y la fuerza primitiva que exudaba lo que hacía estragos en sus
sentidos.
Se consoló
pensando que sólo serían unas pocas horas. Todo lo que tenía que hacer era
beber un poco de vino, comer los tres platos obligatorios y conversar
amablemente. Seguro que podría hacerlo.
Sin embargo, su
sistema nervioso estaba alerta a cada movimiento que él hacía.
-¿Más agua?
Había llenado
la copa de Delta y en ese momento se ofrecía a llenar la suya.
-No,
gracias.
Su copa estaba
medio vacía, pero no iba a permitir que la atendiera.
¿Se dio cuenta
de su reacción? Probablemente. Nick era demasiado astuto como para no notar que
la insoportable cortesía de ella indicaba que no quería nada de él.
Unos camareros
de uniforme sirvieron el primer plato con eficacia profesional y ella, ya sin
apetito, se dedicó a remover con el tenedor la comida artísticamente
presentada.
-¿El marisco no
es de tu agrado? –preguntó Nick levemente divertido, con su característico tono
cansino. Ella lo miró con ecuanimidad, casi inclinada a negar para ver qué
haría a continuación, aunque lo adivinaba. Probablemente llamaría al camarero e
insistiría en que le cambiaran el plato-. Sí, te gusta.
La respuesta
afirmativa la sorprendió.
-¿Tienes el
poder de leer los pensamientos? -inquirió, agrandando deliberadamente los ojos.
-Es uno de mis
talentos -replico Nick con una leve sonrisa. Miley no se dignó a hacer un
comentario y deliberadamente se concentró en el contenido del plato, aunque sin
poder asegurar si había imaginado haber oído una débil y ronca risita.
Era el hombre
más insoportable e irritante que jamás había conocido. Pero no se atrevió a
preguntarse por qué. Al menos eso era lo que siempre se decía cuando la imagen
de Nick se apoderaba de su mente... demasiado a menudo para su paz mental.
Era imposible
escapar de ese hombre. Siempre estaba allí, una presencia constante en los
medios de comunicación, celebrando un exitoso trato de negocios o escoltando a
una renombrada personalidad femenina en una o en otra reunión social.
Cameron
mencionaba con frecuencia al magnate de los negocios en un tono casi reverente.
Esa noche Nick
Jonas había decidido invadir su espacio personal y a ella le contrariaba su
manipulación, lo odiaba por elegirla como objeto de su diversión.
Miley bebió un
sorbo de vino y deliberadamente se puso a charlar con Cameron. Claro que cuando
el camarero retiró los platos ya había perdido el hilo de la conversación.
-Tengo
entendido que tu especialidad es la gemología.
-¿Conversación
cortés, interés genuino o un intento por aliviar el aburrimiento?
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