Miley gradualmente se dio cuenta de que no estaba
sola en la cama. Su cabeza se apoyaba en el pecho de
Nick, una
pierna masculina se enlazaba con la suya y él la estrechaba entre sus brazos.
Nick sintió
los latidos apresurados del corazón de Miley, su respiración entrecortada y la
besó en los cabellos aspirando su fresco aroma.
Un hombre
podría sentir un inmenso placer al despertar por las mañanas junto a una mujer
cálida y complaciente entre sus brazos.
Aunque no
cualquier mujer sino... esa mujer.
-Estás
despierta.
Ella oyó su
voz cansina y respondió perezosamente que sí.
Él le
recorrió la espalda con los dedos, acarició los firmes glúteos, luego la cadera
y la cintura antes de avanzar hacia los pechos.
Ella casi
dejó escapar un gemido cuando él la puso de espaldas y su boca acarició un
pecho y un tierno pezón.
Segundos más
tarde, la mano masculina se dirigió a la suave zona entre las piernas y
empezó a explorarla.
Ella dejó
escapar un ahogado y ronco grito al sentir una intensa ola orgásmica que desató
sus emociones.
Cuando Nick
penetró en su cuerpo sintió como nunca se elevaban hacia las alturas y juntos
alcanzaban el clímax en una tumultuosa fusión sensual.
Permanecieron
abrazados como sólo dos amantes satisfechos pueden hacerlo.
Con los ojos
cerrados, Miley pensó que había sido una experiencia increíble mientras dejaba
que su mente y su cuerpo se relajaran.
Más tarde
buscaría satisfacerlo sólo a él. Y así lo hizo, deleitándose en desafiar y
vencer el control de Nick.
«Disfruta»,
rogó silenciosamente. Porque en unas pocas horas más volvería a su apartamento
y a una vida sin él.
Tarde, mucho
más tarde se levantaron, compartieron la ducha, se vistieron y tomaron una
combinación de desayuno y comida.
El teléfono
móvil de Nick empezó a sonar cuando tomaban el café.
-Tendré que
atender esta llamada.
Miley levantó una mano indicándole en silencio que
lo hiciera y luego lo vio cruzar
la terraza.
«Francés»,
se dijo al escuchar una o dos palabras de la conversación y se preguntó cuántos
idiomas hablaría Nick.
«Asuntos de
negocios», decidió y dejó vagar la mirada sobre la piscina hacia el puerto.
-Tengo que
reunirme con dos colegas. Les han cancelado el vuelo programado y tendrán que
tomar un avión más temprano -informó Nick al volver a la mesa-. Estaré de
vuelta en una o dos horas.
-Bien.
Tras
terminar de tomar su café, le dio un beso breve pero intenso.
-Necesito
hablar contigo -murmuró todavía con sus labios sobre los de Miley. Ella no fue
capaz de decir una sola palabra-. Miley... -alcanzó a decir y en ese momento
volvió a sonar el teléfono-. Maldición -exclamó mientras se pasaba los dedos
por el pelo-. De acuerdo -dijo a su interlocutor.
Sus ojos se
oscurecieron. Delegar el asunto estaba fuera de toda posibilidad. Había sólo
dos socios capaces de manejar las negociaciones en curso y ninguno de los dos
se encontraba en la ciudad.
-Tengo que
resolver este asunto en un par de horas.
-Vete -dijo
ella con calma-. Seguro que ellos te están esperando.
Él le
dirigió una mirada penetrante, luego entró en la casa, recogió su cartera y las
llaves y se dirigió al garaje.
Minutos
después Miley recogió la mesa, lavó los platos y ordenó la cocina.
Quedarse o
marcharse.
Si se
quedaba, tendría que tolerar una aventura. Mientras hubiera amor entre los dos
podría vivir de ese modo, pero era algo insostenible cuando sólo uno de ellos
sentía amor. I
Ella no era
el tipo de mujer que aceptaba aventuras efímeras.
Tampoco se
veía a sí misma enganchada a un hombre y aceptando sólo lo que él quisiera
darle.
«No puede
ser», decidió tristemente mientras subía la escalera.
No le llevó demasiado tiempo preparar su bolso y dejar una nota en una mesa del vestíbulo.
Luego llamó un taxi.
La gata la
saludó con un maullido indignado, agitando el rabo. Había mensajes en el
contestador automático, pero ella organizó las prioridades. Primero dio de
comer al animal, luego metió la ropa en la lavadora y más tarde tomó una bebida
fría.
Entonces
escuchó los mensajes.
Taylor.
«Enlace la
próxima semana en Roma. Querida, te necesito allí, para que me sostengas la
mano».
Otro de Cameron.
«El martes
vuelo a casa. Cenamos el miércoles, ¿de acuerdo?».
Otro de Delta.
«Espero que
estés disfrutando el romántico paseo, pero no durará».
Miley no
supo si reír o llorar con el último mensaje. El paseo, como lo llamaba Delta,
había terminado.
Mantenerse
ocupada le haría bien, así que sacó la ropa de la lavadora y la puso a secar.
El contenido
del refrigerador era patético. Con las llaves del coche en la mano, repasó la
lista de la compra mientras bajaba al garaje. Leche, pan, fruta fresca y
verduras para ensalada. Luego condujo hasta el supermercado más cercano.
En una
cafetería no lejos de casa, tomó un café mientras leía una revista.
Eran casi
las cinco cuando condujo el coche hacia el aparcamiento subterráneo.
Entonces vio
un vehículo muy familiar estacionado en la zona de visitas. Y por si le
quedaban dudas acerca del dueño, vio la alta figura de Nick apoyado
indolentemente en el Aston Martín.
Durante una
fracción de segundo olvidó respirar, luego cruzó la verja de seguridad e
introdujo la tarjeta con dedos temblorosos. Más tarde estacionó el vehículo en
el garaje y antes de poder abrir la puerta del coche, esta se abrió de golpe.
Miley miró a
Nick y de inmediato notó su dura expresión, como esculpida en piedra.
-¿Qué haces
aquí?
-¿Creíste
que no vendría?
Con todo
cuidado salió del vehículo y cerró la puerta con llave antes de volverse hacia
él.
-No sé de
qué estás hablando.
-Lo sabes
-replicó en un tono suave como la seda y ella tragó saliva-. ¿Por qué no te
quedaste?
-No había
ninguna razón para hacerlo. No nos debemos nada -se las ingenió para decir.
-Todas las
obligaciones cumplidas, ¿verdad? -dijo Nick con peligrosa suavidad.
Miley creyó
morir al responder afirmativamente.
-Sí.
-¿No hay
ninguna emoción en juego? ¿Sólo buen sexo?
Ella estaba
a punto de hundirse.
-¿Qué
quieres de mí?
El grito que
salió de su corazón sonó con furiosa desesperación.
-Te quiero
en mi vida.
-¿Por cuánto
tiempo, Nick? ¿Hasta que uno de nosotros decida terminar? Nada dura para
siempre y la lujuria es una pobre compañera del amor.
En ese
momento un coche estacionó en el espacio junto a ellos. Ella reconoció al
conductor, que era un vecino, y notó su mirada preocupada.
-¿Todo bien, Miley?
Nick apenas cambió de expresión.
OMG! ME QUEDE ASI :O
ResponderEliminarNOSE DA CUENTA QUE NICK LA AMA !!!♥
- COMO ADIO ALA!PYhEhkRRfjA DE DELTA!
ES UNA B%I%T%C%H grrr :@
ahhh VANE♥ ME ENCANTO
AMO TU NOVE
POR FAVOR SUBE PRONTO C:
LO MAS PRONTO POSIBLE ME ENCANTA :D
Bye besos tq3 xxoxox