viernes, 20 de julio de 2012

Cuarto Noches De Pasión Cap20



Nick sintió un cierto grado de satisfacción ante la incomodidad de Miley. A decir verdad, le deleitaba saber que ella no se sentía totalmente cómoda con él y le complacía el hecho de que su experiencia con los hombres era limitada.
Sintió que su cuerpo reaccionaba ante el pensamiento de la noche que se aproximaba. No había experimentado esa sensación de anticipación respecto a una mujer desde la adolescencia, cuando el torbellino hormonal no hacía diferencia entre una mujer u otra.    
En la actualidad, el deseo y la pasión convergían en una mujer, sólo una. Miley.
Más tarde, ella terminó de maquillarse, recogió su bolso de noche y salieron del apartamento.
El clásico vestido negro con encaje y zapatos de tacón eran adecuados para cualquier ocasión.

Una larga bufanda también de encaje en tomo al cuello era un complemento estupendo junto con unos pendientes y pulsera de diamantes.
Su aspecto era muy juvenil, peinada con un elegante moño en lo alto de la cabeza. ¿Quién iba a pensar que su interior se había convertido en un manojo de nervios?
Cuando llegaron al restaurante, el Maite ofició con amigable formalidad una vez que los condujo a la mesa.
¿Vino? Una copa, que ella bebió a sorbos a lo largo de la cena, y aunque conversaron ella casi no recordaba de qué habían hablado. Porque allí sólo estaba el hombre y el aura sexual que proyectaba. Era un poderoso afrodisíaco... primitivo, mortal.
¿Cuánto duró la cena? ¿Dos, tres horas? Casi podía oír el martilleo de su corazón mientras esperaba el momento en que Nick pediría la cuenta.
El apartamento estaba oscuro cuando llegaron y Miley se aproximó al ventanal para admirar el paisaje.

Más que oír, sintió a Nick a sus espaldas y no protestó cuando él la atrajo hacia sí por los hombros.
Sus labios acariciaron la nuca y ella sintió su cuerpo dolorosamente alerta a las sensaciones que lo recorrían.
Luego, Nick la condujo al dormitorio y la tendió en la cama. Tras apagar algunas luces, lentamente la desvistió hasta dejarla totalmente desnuda. Con mucho cuidado alzó la mano hasta sus cabellos y los soltó de modo que la melena se deslizó sobre los hombros de Miley.
Entonces acarició sus pechos y recorrió su vientre antes de detenerse en el suave y húmedo ángulo entre las piernas.
-Llevas demasiada ropa -murmuró Miley temblorosa, y luego observó cómo se desvestía.
A continuación, Nick la besó despertando en ella tal pasión que muy pronto perdió el sentido del tiempo y del espacio y se perdió en el hombre, desenfrenadamente dispuesta a dar y tomar placer hasta alcanzar el final.
Fue entonces cuando Nick empezó a seducirla con tan exquisita lentitud que ella gritó pidiendo que mitigara el fuego que la consumía.
Más tarde, se quedaron dormidos y al amanecer volvieron a unirse con la dulce lentitud de dos personas en perfecta armonía sexual. A la mañana siguiente, desayunaron junto a la piscina mientras Miley pensaba con tristeza que era un lugar idílico y se preguntaba cómo sería dormir en los brazos de Nick todas las noches y ofrecerse mutuo placer.

Al día siguiente al amanecer tomarían el primer avión para Sidney y luego partirían por caminos separados.
Debería sentirse feliz de que todo estuviera a punto de terminar, pero en cambio se sentía increíblemente desolada.
Cuando Nick le preguntó cómo quería pasar el día, ella eligió el parque temático. Allí habría mucha gente, todo tipo de entretenimientos y eso significaba que no tendría mucha oportunidad de pensar en el encuentro nocturno.
-¿Quieres salir a cenar o lo hacemos aquí? -preguntó Nick cuando regresaron al ático.
-Prefiero cenar aquí.

Sería agradable cenar en la terraza bajo las estrellas, bebiendo una copa de vino frío, saboreando la exquisita comida mientras contemplaba el paisaje marino.
Nick se acercó a ella y recorrió su mejilla con un dedo.
El contacto le aceleró el pulso mientras invadía su cuerpo de placenteras sensaciones.
Era una locura. «Piensa con la cabeza. Si obedeces a los dictados de tu corazón tendrás serios problemas», se dijo en silencio.

Pero de alguna manera tuvo la sensación de que era demasiado tarde para emplear la razón.
-Voy a cambiarme -anunció en tanto pensaba que si no se alejaba de él estaría perdida.

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