domingo, 1 de julio de 2012

CUATRO NOCHES DE PASIÓN Cap 6 Niley

Miley lo condujo a la puerta. Luego se desvistió, se quitó el maquillaje, se metió en la cama y se quedó mirando al techo durante una eternidad.
A la mañana siguiente, una sesión de gimnasia seguida de unas cuantas brazadas en la piscina alivió en algo su tensión.
Más tarde, se vistió con unos vaqueros, un top holgado y fue a la cocina a preparar la comida.
Cameron llegó a las doce.
-Hay algo que huele muy bien.
-Las lisonjas no te llevarán a ninguna parte.
El almuerzo consistió en pasta con salsa marinera y una ensalada fresca.
-Primero vamos a comer y luego hablaremos de negocios. ¿De acuerdo?
Por la expresión de Cameron, era obvio que no se sentía mejor que ella y que había dormido tan poco como su hermana.
-Papá nos espera a cenar.
La reunión semanal con el padre era una tradición familiar que siempre cumplían. Aunque a Miley no le sentaba bien fingir ante él. Cierto era que el padre estaba enfermo, pero no se le podía engañar fácilmente.
Durante la comida hablaron de todo menos de Cyrus y sólo cuando los platos estuvieron lavados, Miley señaló la carpeta de Cameron.
-¿Te parece que empecemos? -sugirió.
La situación era peor, mucho peor de lo que había previsto, reflexionó Miley mientras examinaba con atención los documentos que indicaban claramente que Cyrus estaba a punto de declararse insolvente. La visión de conjunto de los contables acerca de la situación actual de la empresa era irrecusable e incuestionable.
-Se me ocurren varias preguntas -empezó a decir, pero luego eligió una sola-. ¿Por qué permitiste que las cosas llegaran a este extremo?
Cameron se pasó los dedos por el pelo.
-Esperaba conseguir más contratos que seguramente iban a mejorar la situación.
Miley maldijo a Nick Jonas y estuvo a punto de incluir a Cameron en la maldición.
-Los negocios no se basan en esperanzas.
Se necesitaba una mano firme que llevara las riendas de los negocios, asumiera el control y tomara decisiones adecuadas.
«Un hombre como Nick Jonas, dijo una voz en su interior.
La fusión de las empresas tenía sentido y, como observó Cameron correctamente, era la única oportunidad de salvar Cyrus.
-¿Quieres que me comunique con Nick y le diga que has aceptado su invitación a cenar?
-No -dijo al tiempo que se ponía de pie-. Necesito trabajar una o dos horas en el ordenador antes de ir a cenar con papá -añadió mientras lo acompañaba a la puerta-. Te veré allí.
-De acuerdo -dijo Cameron con una sonrisa incómoda-. Gracias.
-¿Por qué? ¿Por el almuerzo?
-Por eso también.
Eran pasadas las cinco cuando Miley cruzó la verja electrónica que custodiaba la espléndida mansión de Alexander Cyrus.
Habían instalado un ascensor interno para facilitar el acceso a las plantas superiores. Además había un ama de llaves y Sylvie, la enfermera, y ambas vivían en la casa.
Miley llamó al timbre y luego utilizó su llave para entrar al vestíbulo con suelo de baldosas de mármol.
Se le partía el corazón cada vez que visitaba al hombre que una vez había sido muy fuerte, actualmente reducido a ese estado de fragilidad.
Esa noche parecía más frágil que de costumbre, su dificultad de movimientos más pronunciada en comparación a la semana anterior, y con menos apetito que nunca.
Miley lo miró y deseó echarse a llorar. Cameron parecía igualmente afectado. A ambos les costó gran esfuerzo mantener una apariencia serena.
No, no permitiría que nadie perturbara a Alexander. Ni Cameron, ni Nick Jonas, se prometió Miley mientras conducía de vuelta a casa.
Esa noche le costó quedarse dormida y se levantó tarde al día siguiente. Así que tuvo que correr para llegar a tiempo a la oficina del magnate.
Enfrentarse a él era una prioridad, y había decidido desafiarlo en su oficina antes que hacerlo en una cena social.
De Jonas Corporation estaba situada en una de las plantas más altas de un rascacielos. Con airada decisión Miley cruzó las puertas hacia Recepción.
-nick Jonas -dijo con voz firme y autoritaria.
-El señor del Jonas está reunido y no ha citado a nadie para esta tarde.
-Llámelo y dígale que Miley Cyrus desea verlo.
-Tengo instrucciones de no pasar llamadas.
-Llame a su secretaria.
Muy pronto apareció una secretaria.
-Por favor, informe a Nick Jonas que necesito verlo.
-Tengo instrucciones de servir bebidas y canapés a las cinco -replicó la eficiente secretaria-. Entonces aprovecharé para decirle que usted lo espera.
Era una victoria pequeña, pero victoria al fin y al cabo.
-Gracias.
Pasó media hora leyendo elegantes revistas de actualidad que aliviaron muy poco su tensión nerviosa.
Cuando el personal empezaba a retirarse, apareció la secretaria en Recepción.

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