domingo, 8 de julio de 2012

La Inocente Novia Del Jeque Cap 16



-No, claro que no. Ella ha dicho lo típico de... «me tropecé y me golpeé». En fin, por lo visto la ha pillado haciendo lo que cualquier chica joven y sana haría con un hombre -rió Selena-. Es la única explicación que se me ocurre y me parece lógico porque, por lo que me han contado, esa chica no tiene ningún tipo de libertad, lo que no es en absoluto normal.

Una vez a solas, Joe decidió hablar con la jefa del personal de limpieza para que la mujer se asegurara de que Demi estaba bien.
No había necesidad de que él se involucrara de manera directa.
¿Sería cierto que Demi estaba con un hombre? ¿Y a él qué más le daba? No la conocía de nada. Aun así, no le gustaba la idea de que Demi hubiera estado con otro hombre porque la tenía por una chica inocente.

¿Se habría confundido? Entonces, recordó la pasión que Demi había demostrado entre sus brazos, pero se dijo que por un beso no podía juzgar y que, en cualquier caso, daba igual la experiencia sexual o carencia de ella que Demi tuviera porque aquella mujer no era para él.
Sin embargo, Joe recordó cómo desde pequeño lo habían educado para interesarse personalmente por cualquier problema que tuvieran sus empleados y la gente que lo rodeaba, y se dijo que tenía que ocuparse de aquel asunto en persona, así que encendió el ordenador y consultó los horarios del personal de limpieza para localizar a Demi.

Qué curioso que no se percatara de que hasta hacía muy poco tiempo ni siquiera había sabido de la existencia de aquellos horarios ni de que se pudieran consultar desde el ordenador.
Demi estaba encerando el suelo de madera en la galería, preguntándose de qué humor encontraría a su padre aquella tarde cuando llegara a casa y temblando ante la posibilidad de que se repitiera el episodio del día anterior.
-Demi...
Al oír su nombre, dio un respingo y se le cayó el cepillo de las manos. Sorprendida, se giró y se encontró con Joe.
Al instante, el príncipe se dio cuenta de que Demi estaba atemorizada y de que tenía una mejilla amoratada.
-¿Qué te ha pasado? -le preguntó Joe avanzando hasta ella en un par de zancadas-. ¿Ha sido tu padre?

La ternura de Joe desconcertó a Demi.
-No... no sé cómo se te ha podido ocurrir algo así -contestó nerviosa-. Me tropecé y me golpeé con una mesa.
Demi le acarició la mejilla y sintió que la furia se apoderaba de él al comprender que la habían golpeado. Se preguntó si podría hacer algo para ayudarla porque era obvio que aquella chica tenía una vida familiar problemática.
-Demi, no me mientas -le pidió en tono amable.
Al sentir los dedos de Joe sobre la piel con tanta suavidad, Demi se había quedado atónita porque hasta aquel momento no sabía que un hombre pudiera ser tan agradable.
-No te miento -murmuró.
-Te han pegado y no debes aceptarlo. Nadie tiene derecho a pegar a otra persona, ni siquiera un padre. Debo saber la verdad -insistió Joe-. Si no confías en mí, no te voy a poder ayudar.

-¡No podrías ayudar de todas maneras! -protestó Demi en un arrebato y sintiendo que las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-Te equivocas -contestó Joe haciendo un gran esfuerzo para no tomarla entre sus brazos y consolarla-. No me parece bien que tratemos un tema tan delicado aquí en la galería, donde podría vernos cualquiera -añadió guiándola al fondo de la galería, donde había una puerta de caoba que llevaba al ala del castillo de uso personal del príncipe-. Ahora que estamos solos, quiero que te tranquilices y que me cuentes exactamente lo que sucedió ayer -le indicó haciéndola sentarse.
-No te lo puedo contar... -sollozó Demi.
Joe la agarró de la mano.

-Ser leal a la familia es muy admirable, pero en tu caso se trata de una cuestión de seguridad personal, de tu seguridad, que es lo más importante en estos momentos. Lo que sucedió ayer podría volver a repetirse y las lesiones podrían ser mucho peores.

-Fue culpa mía... -dijo Demi sintiéndose culpable.
-¿Por qué dices eso?
-Si te hubiera permitido que hablaras con Kevin Judd, nada de esto habría ocurrido, pero me enfadé contigo creyendo que te estabas metiendo en mis asuntos -contestó Demi con lágrimas en los ojos.
-Ya, ya... -murmuró Joe sentándose en el brazo del sofá y tomando a Demi de la otra mano-. Cuéntame exactamente qué tiene que ver el fotógrafo en todo esto.
-A ese estúpido no se le ocurrió otra cosa que presentarse en mi casa para hablar con mi padre -le explicó Demi.

-¿Judd fue a tu casa? -preguntó Joe con el ceño fruncido.
-Sí, fue y le enseñó a mi padre fotografías de mujeres, según él, «medio desnudas». No te puedes ni imaginar cómo me lo encontré al llegar a casa. Estaba furioso...
-Muy bien, no hace falta que sigas -la interrumpió Joe colocándole un dedo sobre los labios-. No volverá a hacerte daño. No voy a permitírselo.
-Pero tú no puedes hacer nada por evitarlo -murmuró Demi con la respiración entrecortada.

-Te doy mi palabra de honor de que voy a protegerte -le juró Joe con determinación, pensando que la mejor manera de protegerla sería alejarla de Strathcraig.

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