domingo, 29 de julio de 2012

Cuatro Noches De Pasion Cap 25



VOLVER al trabajo fue un alivio para Miley y esa mañana se entregó diligentemente a su quehacer. Ajustó el microscopio binocular y lo centró sobre el delicado engarce que estaba ejecutando. Para ella el intrincado diseño era un desafío tanto profesional como personal.
Quería lo mejor y dedicaba su atención a los detalles minúsculos que la llevarían al resultado deseado... la perfección.

No le importaba continuar trabajando durante el descanso para comer ni quedarse hasta más tarde en el taller; nada importaba salvo la calidad de su trabajo.
El establecimiento necesitaba contar con medidas de seguridad. Era fácil deshacerse de las gemas sueltas, por lo tanto se convertían en blanco preferido para robos. Allí había piedras preciosas de incalculable valor, así como un equipo muy caro. Por tanto, las medidas de seguridad eran muy rigurosas y la empresa contaba con una de las mejores cámaras acorazadas. Puertas de cristal a prueba de balas protegían al personal que trabajaba en el interior y un costoso sistema de seguridad se encargaba del resto.

Sin embargo, había que tener precaución, algo a lo que ella se había acostumbrado a lo largo de los años y que nunca descuidaba.
Una de las reglas de oro de la casa era que dos personas, nunca una sola, estuvieran en el taller. Si por casualidad algo desagradable le sucedía a uno, el otro podría hacer sonar la alarma.
En los tres años que llevaba trabajando para la firma nadie había intentado forzar el sistema de seguridad a la luz del día.
¡Por el amor de Dios! ¿Por qué le rondaban esos pensamientos en la cabeza? ¿Instinto, premonición? ¿O se debía a su aguda vulnerabilidad actual?
Por más que se esforzara, era incapaz de alejar a Miley de su mente. Era una fuerza intrusa que invadía cada minuto del día

Podía sentir su contacto sin ninguna dificultad. Sentir su boca en la suya. «No sigas por ahí», pensó. Los recuerdos eran demasiado vividos, demasiado intoxicantes.          
Tuvo que admitir que fue maravilloso mientras duró. Una fugaz aventura orquestada por razones incorrectas. Y la peor de ellas había sido la manipulación.
¿Entonces por qué sufría por él?
El trato había acabado. Cyrus florecería bajo la dirección de Nick. La vida privada de Cameron se mantendría en el anonimato. ¿Y en cuanto a ella? Había cumplido todas las obligaciones y era libre.

Miley sintió una risa cavernosa en la garganta. ¡Seguro que sí! ¡Pero la verdad era que nunca había estado más atada en su vida!
Apenas comía, raramente dormía bien. Algo de eso podría haberlo atribuido a la tristeza por la pérdida de su padre. Y todo el resto era culpa de Nick.
El timbre electrónico sonó por encima de la música ambiental y Miley alzó la vista. Al otro lado de la puerta vio una figura familiar con una bolsa de comida en cada mano.
Era Sally, camarera de una cafetería cercana con su pedido para el almuerzo.
-¿Quieres ir a recibir los bocadillos o voy yo? De acuerdo, iré yo -dijo Miley al darse cuenta de que Glen se encontraba empeñado en la delicada tarea de calentar un metal fino.

Tras dejar a un lado las herramientas fue hacia la puerta, quitó el seguro y abrió el picaporte.
Y en ese instante se desencadenó el infierno.
Tuvo una fugaz visión de la expresión aterrorizada de Sally en el momento en que un hombre con la cara oculta bajo un gorro de lana para esquiar la catapultaba al interior del taller.
La pesadilla comenzó al verlo blandir un horrible cuchillo.
En tales circunstancias el cometido era claro. Obedecer las órdenes y no jugar a convertirse en héroe.

Un cuchillo no era una pistola, además Miley estaba entrenada en autodefensa. ¿Podría arriesgarse a desarmarlo?
El hombre sacó una pistola.

-Ni se te ocurra -ordenó en un tono tan perentorio que le heló la sangre en las venas.
Con un rápido movimiento le rodeó los hombros con un brazo y la atrajo hacia sí mientras presionaba la punta del cuchillo contra la garganta.
Tranquila, tenía que permanecer tranquila. Lo que no era fácil ante la proximidad de la pistola, para no mencionar la amenaza del cuchillo.

Con el rabillo del ojo tuvo una visión de Glen que movía sigilosamente un pie hacia el botón de alarma colocado en el suelo. Una llamada que enviaría una alerta electrónica al busca del supervisor, a la empresa de seguridad y a la comisaría de policía.
Miley rezó para que el delincuente no lo hubiera notado.
-Abre la cámara acorazada -dijo con una voz gutural que hizo que Glen alzara las manos en un gesto impotente.
-No sé la combinación.

Una respuesta para ganar tiempo y el intruso lo sabía.
-¿Crees que soy tonto? -preguntó en un tono perverso mientras apretaba los hombros de Miley-. Ábrela ahora mismo o usaré el cuchillo.
Ella sintió la punta en la base de la garganta, una punzada en la piel y luego un cálido hilillo de sangre.

Glen no vaciló. Se acercó a la puerta de la cámara, marcó una serie de dígitos y luego abrió la puerta.-Mete todo en un bolso. ¡Vamos!
Glen obedeció tardando todo lo que se atrevía.
-¿Quieres que le haga daño de verdad?

El cuchillo presionó con más fuerza y Miley gimió de dolor.
-Lo hago lo más rápido que puedo -dijo Glen al tiempo que vaciaba bandejas echando el contenido en una bolsa-. Esto es todo lo que hay.

-¡Dámelo! -dijo el delincuente al tiempo que soltaba a Miley y se dirigía a la puerta.
Pero ella vio lo que él no podía ver y deliberadamente mantuvo una mirada inexpresiva mientras dos guardas de seguridad armados se colocaban a ambos lados de la puerta de calle.
Una sorpresiva patada bien dirigida era todo lo que se necesitaba para desarmar al intruso y proporcionar los pocos segundos esenciales de confusión para dar a los guardas la oportunidad de entrar y derribarlo.
En una fracción de segundo el pie de Miley le golpeó la muñeca y la pistola saltó por el aire.
Con una sarta de obscenidades el hombre se abalanzó hacia ella y Miley apenas pudo ver cómo la puerta se abría de golpe y entraban los guardas antes de que el delincuente volviera a aferraría contra su cuerpo.
La presión contra las costillas era agudísima y apenas podía respirar.
Sally empezó a llorar en silencio.
-Déjala marcharse -ordenó uno de los guardias y se ganó una mirada mordaz.
-¿Estás loco? Ella será mi salvoconducto para salir de aquí.
-Tira el cuchillo.
-Ni soñarlo, colega.
Lo que había empezado como un atraco se convertía en una tentativa de secuestro.
Entonces Miley escuchó el sonido distante de una sirena que se acercaba velozmente al taller y luego se detenía.
Segundos más tarde sonó el teléfono.
-¡Atiende tú!

Moviéndose con todo cuidado el guarda obedeció la orden y luego le tendió el auricular al hombre.
-Es para ti.
-Dile al policía que quiero que me dejen salir de aquí sin trampas y luego que me den quince minutos para marcharme. Ese es el trato.
La escena se parecía mucho a la de una película. Peor que eso, porque el hombre estaba desesperado y no vacilaría en hacerle daño a Miley.

En una fracción de segundo vio toda su vida desfilar ante sus ojos. Vio a su madre, a su padre, a Cameron. Y a Nick. Demonios, ¿por qué Nick?
Ella no tenía futuro con Nick. ¡Maldición, era posible que no tuviera futuro alguno!
-Os quiero a todos afuera. ¡Ahora! -ordenó furioso el delincuente y ella contuvo la respiración.
Los guardias, Sally y Glen desfilaron hacia la salida con calma y la puerta se cerró dejando a Miley y al hombre en el taller.
-Tú y yo vamos a dar un paseo juntos -oyó la voz del hombre junto al oído-. Y Si eres muy buena podría dejarte marchar cuando nos hayamos alejado de aquí.
-Sí.
Seguro que sí. Y a medianoche el sol resplandecía en Alaska.
La mano del hombre apretó el pecho de Miley.
-O tal vez podríamos corrernos una juerga dentro de un rato.
-Sí, en tus sueños.
El hombre la empujó brutalmente contra un mostrador.
-Toma el maldito teléfono y dile a esos bastardos que se pongan en acción.
Ella apenas podía creer que lo dejarían salir solo de allí. Las piedras preciosas costaban una fortuna. Y su vida estaba en peligro.

Al tomar el auricular vio que le corría sangre de una herida en la mano.
-Manténgase tranquila. Haga lo que le dice. Hemos bloqueado las calles así que no podrá ir muy lejos -la voz masculina era clara y directa.

-Un movimiento equivocado por parte de ellos y tú pasarás a la historia, ¿me oyes?
Lo que sucedió a continuación fue una pesadilla de acciones, ruidos y miedo; todo en un calidoscopio de movimiento mientras la obligaba a llevar la bolsa con las gemas, la utilizaba como escudo humano y, ya en la calle, la movía a empellones hacia su coche.
En esos terribles segundos ella se preparó para cualquier cosa, y no fue hasta que la empujó por el asiento del conductor y luego casi se sentó encima de ella que pudo darse cuenta de que lograría escapar. Y la llevaría consigo.
El hombre hizo girar la llave de contacto y arrancó el coche. Miley oyó el chirrido de las ruedas mientras el vehículo escapaba a una velocidad temeraria.

1 comentario:

  1. Ayyyyyyyyyyy DIOOOOOOOOOS SANTOO, QUE MIEDOOO QUE TENGOOO!
    ESPERO QUE MILEY NO SUFRA NINGUNA LESIÓN O DAÑO FISICO

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