La
fatiga la vencía cuando salió del ascensor. Iba tan sumida en sus pensamientos
que no advirtió la alta figura masculina apoyada en la pared junto a su puerta.
-¿Nick?
-alcanzó a decir mientras él le quitaba las llaves de la mano, abría la puerta
y suavemente la empujaba dentro-. ¿Qué haces aquí? –Añadió con gran fatiga-. No
deberías haber venido.
-¿No?
-respondió mientras le retiraba el bolso del hombro, lo dejaba en una mesilla y
la conducía a la cocina.
Luego
preparó té y un bocadillo.
-Come.
-¿Comer? No
me apetece.
-Te hará
bien aunque sea un poco.
Era
más fácil rendirse que discutir. Obedientemente Miley comió un trozo y bebió
unos sorbos de té, luego apartó el plato.
-Una
ducha y a la cama -dijo con cansancio mientras se ponía en pie-. Puedes
marcharte si quieres.
No
se molestó en esperar una respuesta. Tampoco le importaba si se quedaba. Era
demasiado para ella y más que nada quería dormir.
Nick
dio de comer al gato, lavó los platos, revisó su teléfono móvil, apagó las
luces y entró en el dormitorio.
Miley
dormía. Nick se desvistió y con todo cuidado se deslizó bajo la ropa de cama.
El solo pensamiento de que ella pudiera despertar y llorar en soledad era una
posibilidad que no iba a permitir.
Miley
estaba soñando. Unos fuertes brazos la estrechaban y una mano acariciaba sus
cabellos. Unos labios besaban suavemente su sien y ella cayó en el sueño
sintiendo la calidez de los músculos que la abrazaban, de la piel bajo su
mejilla y los latidos acompasados del corazón de un ser humano.
Era
una sensación reconfortante, tranquilizadora y se sentía contenta así, segura
en esos brazos y muy poco dispuesta a emerger de esa sensación cálida y
protectora para encarar la cruda realidad del día.
Pero
los sueños duran poco, y lentamente atravesó los velos de la inconsciencia para
descubrir que todo era realidad.
-¿Nick?
-Espero
que no pensaras que era otro hombre -gruñó roncamente antes de enfrentar su
mirada sorprendida-. No quise dejarte sola.
Ella
intentó asimilar la implicación de sus palabras, pero se le hacía muy difícil a
esa hora de la mañana.
Nick
observó cómo sus pálidos rasgos despertaban a la conciencia de lo ocurrido, vio
el dolor y su intento por sobreponerse.
-¿Quieres
hablar?
Miley
negó con la cabeza mientras contenía las lágrimas. No deseaba derrumbarse ante
él.
-Iré a
preparar café -dijo Nick.
Tenía
que mantener las manos ocupadas, de lo contrario las usaría para estrecharla
entre sus brazos, y había decidido que la próxima vez que hicieran el amor
sería con la voluntad de ella.
Una
vez fuera de la cama, entró en el cuarto de baño y más tarde salió vestido y
afeitado pensando que la maquinilla de una mujer no substituía su máquina de
afeitar eléctrica.
En
la cocina preparó la cafetera. Eran pasadas las ocho y un buen desayuno les
haría bien, así que empezó a preparar dos tortillas de jamón y queso.
Miley
se puso unos vaqueros y una blusa. Se sintió mejor después de peinarse,
refrescarse la cara y empezar la rutina cotidiana.
No
estaba impresionante pero tampoco mal, pensó tras mirarse en el espejo. Lo
suficiente para enfrentar ese día y todo lo que traería consigo.
El
olor del café y las tostadas era tentador. Entró en la cocina justo cuando
Nick
ponía las tortillas en los platos.
Aunque no
tenía demasiado apetito, comió la mitad, acompañada de una tostada y dos tazas
de café.
-¿No
tendrías que estar en otro lugar a esta hora de la mañana?
-Más tarde
-dijo Nick reclinándose en la silla, contento de verla menos vulnerable-. Me
marcharé cuando llegue Cameron.
Los ojos de Miley
se nublaron levemente.
-Estoy bien.
Nick alzó
una ceja.
-No he dicho
que no lo estuvieras.
Miley le
debía una palabra de agradecimiento.
-Fuiste muy
amable al venir a acompañarme.
-Hice que
Cameron prometiera llamarme si tú insistías en volver a casa.
¿Entonces Nick
se preocupaba por ella?
En ese
momento sonó el teléfono y ella atendió la llamada. Cameron iba de camino a su
casa.
Miley empezó
a despejar la mesa y juntos lavaron los platos.
Cuando
terminaron, ella dijo que iba a arreglar el dormitorio como pretexto para
escapar de su presencia. El timbre sonó cuando la habitación ya estaba limpia y
ordenada.
Cameron
no tenía aspecto de haber dormido bien. Miley le preparó un café y no supo Si
sentirse triste o aliviada cuando Nick anunció que se marchaba.
Los
días que siguieron al funeral fueron igualmente desoladores y Miley se tomó
otro día libre antes del volver al taller.
Sylvie
se encontraba en casa de Alexander, Cameron tuvo que viajar a Melboume por
negocios y Miley concentró toda su energía en el trabajo.
Nick
llamó varias veces, pero ella se limitaba a una breve conversación rechazando
sus invitaciones.
Aun
en circunstancias normales, un medallón encargado por Delta le habría alterado
los nervios. Así que se esmeró en el diseño de la joya intentando alcanzar la
perfección.
Los
días se convirtieron en una semana. Cameron regresó a Sidney por unos días
antes de volver a viajar dentro del pa
Nic estuvo muy tiernooooo :3
ResponderEliminarme encanto Vane
sigo con los otros capis