-¡La verdad es que estaba bien hasta que me has propuesto que me
ganara la vida como una prostituta! -exclamó Demi dejándose llevar por el
orgullo herido.
-No me voy a defender de esa acusación -admitió Joe-, Jamás
debería haberte dicho nada parecido.
Que le pidiera perdón con tanta facilidad conmovió a Demi, que
terminó de vestirse y decidió salir de allí cuanto antes.
-Bueno, ya no tenemos nada más que decirnos -murmuró yendo hacia
la puerta.
-Te equivocas. Te debo una explicación. Quiero que entiendas mi
comportamiento.
-No.
-Por favor...
Al oír aquella palabra de labios de Joe, Demi sintió lágrimas en
los ojos. Era obvio que Joe se arrepentía de lo que había sucedido entre ellos
y aquello dolió a Demi todavía más que la terrible propuesta de convertirse en
su amante.
Al mirarlo de reojo, volvió a maravillarse de su belleza
masculina y recordó el roce de su piel mientras hacían el amor.
-Voy a pedir que nos traigan café -anunció Joe.
-No, por favor, prefiero que terminemos cuanto antes con esto.
Joe se quedó mirándola disgustado.
-No me gusta nada verte así. A lo mejor, las cosas no han ido
bien entre nosotros porque ambos estábamos con la cabeza en otro sitio,
pensando en otras cosas.
-¿En otras cosas? -dijo Demi.
-Sí, tú en tu padre, que te ha pegado y yo... y yo también tenía
motivos para estar pensando en otras cosas porque esta mañana me he enterado de
que una mujer que era importante para mí se ha casado con otro hombre.
Demi sintió que la sangre se le helaba en las venas, bajó la
mirada y pensó que aquello era como si Joe le acabara de clavar un cuchillo en
el corazón.
Una mujer que era importante para él.
Obviamente, estaba hablando de una mujer de la que estaba
enamorado. A Demi se le hacía inconcebible que el príncipe Joe se hubiera
enamorado de una mujer que lo hubiera rechazado.
Pero eso era lo que le acababa de contar y el hecho era que
estaba enamorado de otra mujer, que su corazón pertenecía a otra.
Demi sintió que se le desgarraba el alma al comprender que Joe
estaba enamorado de otra mujer y que, como no podía tenerla, se había acostado
con ella, que no había sido para él más que una distracción, el premio de
consolación.
Aquello la hizo sentirse dolida y humillada.
-¿Cómo se llama?
Aquella pregunta pilló a Joe por sorpresa.
-Camila...
-No tenías por qué haberme hablado de ella -dijo Demi.
De hecho, habría preferido que no lo hubiera hecho porque, al
contarle la verdad, había afectado su dignidad y la había llenado de vacío y de
angustia.
-Sí, yo lo necesitaba. No me suelo comportar como lo he hecho
hoy. Me he aprovechado de ti y quiero recompensarte por ello. Sólo se me ocurre
una manera de hacerlo.
-Lo que está hecho, hecho está.
-Cásate conmigo -murmuró Joe.
Demi estuvo a punto de estallar en carcajadas, pero se había
quedado tan sorprendida, que no consiguió articular palabra.
-Estás loco... -dijo por fin.
-No, no lo estoy. Vivimos en una comunidad que no es muy liberal
y tú has crecido en una casa en la que el sexo fuera del matrimonio es
completamente inaceptable. Entiendo perfectamente que estés dolida por lo que
ha pasado entre nosotros hoy y tienes derecho a estarlo. Me he aprovechado de
tu confianza y de tu vulnerabilidad y no me enorgullezco de ello en absoluto.
-Pero pedirme que me case contigo...
Demi estaba completamente anonadada ante el cambio de actitud de
Joe. Ahora comprendía por qué la había tratado con tanto cariño en la cama.
Obviamente, estaba pensando en Camila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario