No tengo interés en que me hagan fotografías -proclamó Demi
impaciente cuatro días después mientras cruzaba el patio del castillo.
Jeanie se rió al ver la cara de confusión de Kevin Judd.
-Si conociera usted al padre de Demi, señor Judd, entendería por
qué se lo dice -le explicó al fotógrafo-, ¡Si conociera usted a Angus Ross,
jamás le habría pedido a su hija que posara en minifalda! Yo soy amiga suya
desde hace mucho tiempo y jamás le he visto las rodillas, así que no creo que
usted vaya tener más suerte que yo.
-La oportunidad que le estoy ofreciendo es increíble. Le aseguro
que no hay nada ofensivo en mi propuesta. Lo que pasa es que me da pena que se
desperdicie una belleza tan increíble -contestó el hombre frustrado-. Yo creo
que Demi podría llegar a ser una modelo famosa...
-¡Pues claro que podría serlo! -exclamó Jeanie alejándose con
Demi-. ¿Tú crees que lo dice en serio? -le preguntó a su amiga una vez a solas.
-No sé -contestó Demi encogiéndose de hombros-. En cualquier
caso, me da igual porque cuando me vaya de aquí pienso ir directamente la
universidad y no pienso perder el tiempo con estúpidos sueños de fama y
pasarelas.
-¿Qué tal te vas con lady Esnob? -le preguntó Jeanie cambiando
de tema.
-No la llames así -contestó Demi-. Se porta muy bien conmigo.
-Qué raro porque todo el mundo dice que es muy mala persona.
-No es cierto.
-Si tú lo dices... -contestó Jeanie, nada convencida.
Demi llevaba dos días trabajando para lady Selena y estaba
encantada contestando el teléfono, dejando mensajes, organizando la mesa llena
de papeles de la aristócrata, deshaciéndole las maletas, planchándole la ropa y
recogiendo la habitación en la que lady Selena se hospedaba cuando estaba en el
castillo.
Lady Selena la trataba como a una conocida en lugar de cómo a
una empleada y Demi no podía evitar querer complacerla.
Joe frunció el ceño al ver a Kevin Judd hablando con Demi en el
patio, pues de todos era sabida la falta de escrúpulos del viejo fotógrafo.
Cuando se disponía a apartarse del ventanal, preguntándose si
debía o no intervenir, llamaron para decirle que lady Selena quería verlo en
persona inmediatamente.
-¿Qué ocurre que es tan importante como para que no lo podamos
tratar por teléfono? -le preguntó a la aristócrata unos minutos después.
-Lo cierto es que es una cuestión un tanto delicada -contestó
Selena-. Ha desaparecido una de mis joyas de mi habitación.
Joe se puso muy serio.
-Voy a llamar a la policía ahora mismo.
-No, no quiero que el personal de servicio se sienta bajo
sospecha. La verdad es que el broche que ha desaparecido no valía demasiado.
-El valor económico es lo de menos. No pienso tolerar que nadie
robe nada en mi casa.
-Espera un poco antes de llamar a la policía. A lo mejor, no me
lo han robado y simplemente lo he extraviado. Le voy a decir a Demi que busque
bien por toda la habitación.
-Como tú quieras -contestó Joe preguntándose por qué habría ido
hablar con él sin haber buscado bien antes-. ¿Tienes ya la lista de invitados
para la fiesta?
-Casi está terminada -contestó Selena-. ¿Por qué no vienes a
tomar café hoy conmigo?
-Muy bien, nos vemos dentro de media hora -contestó Joe a pesar
de que no le apetecía demasiado.
Cuando Selena le contó lo que había sucedido con el broche, Demi
se preocupó de veras porque sabía que, si algo desaparecía, todos eran
sospechosos.
-Por supuesto, me pondré a buscarlo ahora mismo -le dijo.
-Si no te importa, busca primero por esta sala y, cuando llegue
el príncipe a tomar café dentro de media hora, te pasas a mi dormitorio y sigues
allí -le pidió lady Selena-. Muchas gracias por tu ayuda. Espero que aparezca.
Demi estaba a cuatro patas buscando el broche por el suelo
cuando oyó llegar a Joe y no pudo evitar sentir una gran emoción.
Por mucho que lo intentaba, no podía dejar de pensar en él.
De repente, al palpar con las manos sobre la alfombra, tocó algo
que resultó ser el broche.
-¡Lo encontré! -exclamó incorporándose-. Vaya, perdón -añadió al
ver que Joe la miraba desde el salón de la suite de lady Selena.
-¿De verdad lo has encontrado? -exclamó Selena encantada-. ¡No
me lo puedo creer! ¿Dónde estaba?
-En el suelo, junto a la cómoda -contestó Demi.
-Es increíble, no sé cómo no lo he visto porque he estado
buscando por todas partes.
-Suele ocurrir. Enhorabuena, Demi -intervino Joe.
Demi se quedó mirándolo fijamente. Cuando sus ojos se
encontraron, sintió que los músculos del vientre se le contraían y que el aire
no le llegaba a los pulmones.
-Sí, muchas gracias -dijo Selena sonriendo encantada-. ¿Te
importaría que habláramos un momento a solas, Demi?
Sorprendida, Demi la siguió al pasillo.
-Tenía que sacarte de ahí cuanto antes –le dijo una vez a solas
ante la confusión de Demi-. ¿No te has dado cuenta? Ha sido vergonzoso, te has
quedado mirando al príncipe Joe. Has quedado completamente ridículo ante él.
¿No te han dicho nunca que no debes quedarte mirando a un hombre como una
estúpida colegiala?
Sorprendida por el inesperado ataque, Joe bajó la mirada
apesadumbrada. Sin embargo, algo en ella la hizo rebelarse pues ¿acaso no se
había quedado él mirándola también? ¿Y cómo no iba a quedarse mirando encantada
al único hombre que la había besado en su vida?
-Ya me di cuenta el día que te llevamos a tu casa que estás loca
por él, pero procura disimular porque no creo que te apetezca que la gente se
ría de ti -añadió Selena con un desprecio que no era propio de ella.
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