domingo, 8 de julio de 2012

La Inocente Novia Del Jeque Cap 18


Demi evitó mirarlo a los ojos durante unos segundos. Era consciente de que, si le decía la verdad, no se acostarían con ella y ella no podría soportarlo.
-No soy virgen -mintió a toda velocidad.
-Eres muy tímida... -insistió Joe.
-¿Y qué?
-Y nada.
-¿Te importaría cerrar las cortinas?
-¿Sólo haces el amor a oscuras? -preguntó Joe enarcando una ceja.
Demi asintió con vehemencia y Joe cerró las cortinas, no sabiendo si reírse a carcajadas o si sentir una profunda ternura por aquella chica.

Ya en la oscuridad, Joe se levantó de la cama, tropezó con las ropas que había tiradas por el suelo y cayó, pero no le dio tiempo de cubrirse de nuevo cuando Joe encendió la lámpara que había en la mesilla y se quedó mirándola.

-¿Por qué te empeñas en ocultar la perfección de tu cuerpo? -le dijo tomándola entre sus brazos de nuevo, devolviéndola a la cama y acariciándole los pezones erectos.
Demi  sintió que el calor líquido del deseo serpenteaba hasta su pelvis.
-Joe... -murmuró Demi acariciándole el pelo.

-Me encanta cómo dices mi nombre... -dijo Joe quitándose la corbata y la chaqueta
.Anonadada, Demi se quedó mirándolo. Aquel hombre tenía un maravilloso torso fuerte y musculoso y unas abdominales muy masculinas.

Cuando se quitó los pantalones y se quedó en calzoncillos, Demi sintió que se ponía roja como la grana y, cuando Joe se quitó los calzoncillos mostrando su erección, Demi ya no pudo más y cerró los ojos.
-Yo no soy nada tímido -comentó Joe.
-Ya lo veo -murmuró Demi.
-Sin embargo, tu timidez me resulta atractiva.
-Oh...
-Oh... -volvió a burlarse Joe.
A continuación, se tumbó a su lado y comenzó a acariciarle los pechos hasta llegar a su vientre y bajar por sus muslos mientras con la boca seguía la misma estela, haciendo gemir de placer a Demi, que no dudó en arquear la espalda.

El nudo de deseo que sentía en el bajo vientre era cada vez mayor. Joe  le separó las piernas, explorando los rizos rubios que ocultaban su monte de Venus y trazó el perfil de los pliegues de su feminidad, caliente y húmeda.
Demi  no podía dejar de moverse, no podía dejar de echar las caderas hacia delante.
-Oh, sí... -dijo Joe satisfecho introduciendo un dedo en el interior de su cuerpo.
-Por favor...
-Espera un poco -jadeó Joe.
A continuación, jugueteó con su cuerpo hasta hacerla suplicar y, cuando Demi creía que ya no iba a poder sentir más placer, Joe se colocó sobre ella y la penetró con dulzura.
Demi se moría por sentirlo dentro, pero no tenía ni idea del dolor que iba a acompañar al acoplamiento y no pudo evitar gritar.
De repente, Joe se quedó petrificado y la miró a los ojos con dureza.
-¿Me has mentido? ¿Eres virgen?
Demi se sonrojó, cerró los ojos y no contestó.
Joe la miraba con incredulidad.
-Demi...
-No pares -contestó Demi echando las caderas de nuevo hacia delante.
A Joe le habría gustado poder controlarse, pero era imposible, así que volvió a adentrarse en las profundidades del cuerpo de Demi y siguió dándole placer, levantándole las rodillas y echándoselas hacia atrás para poder penetrarla en profundidad hasta que Demi gritó y jadeó al alcanzar el éxtasis.

Extenuada y feliz, asombrada por su capacidad de gozo físico, Demi apenas podía pensar con claridad tras su primera experiencia sexual.
Joe la abrazó y la besó en la frente y Demi pudo disfrutar de más o menos unos sesenta segundos de paz antes de que Joe la mirara con dureza y la apartara de su lado.
-No me vuelvas a mentir -le advirtió.
Demi, que no estaba preparada para aquel ataque verbal, se quedó mirándolo con la boca abierta.

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