domingo, 8 de julio de 2012

Cuatro Noches De Pasión Cap 13


-Minimizar los encuentros sexuales contigo es mi mayor prioridad -dijo intentando guardar la calma-. Voy a necesitar mi coche por la mañana, así que lo llevaré a tu casa.
-Seis y media, Miley -dijo y cortó la comunicación antes de que ella pudiera añadir algo más.
La elección del vestido no fue un problema, acostumbrada como estaba a una intensa vida social.
El estilo en boga era el de una mujer suave y femenina, así que escogió uno de seda color jade, con tirantes en los hombros y un profundo escote en pico. Luego se recogió el cabello en un moño flojo y se dio los últimos toques de maquillaje.
Eran las seis y veinticinco cuando estacionó frente a la verja de entrada de la casa de Nick.
El Aston Martín ya estaba fuera y Nick le abrió la puerta del coche.
Miley se limitó a inclinar la cabeza a modo de saludo y se dirigió al vehículo.
-Una mujer puntual -comentó con una mirada penetrante.
-Dijiste a las seis y media —respondió ella en tanto lo sometía a un deliberado examen. Iba vestido de esmoquin, con camisa blanca y corbata de lazo y ella sintió que se le aceleraba el pulso-. ¿Nos vamos?
-Te has vestido para impresionar -dijo Nick tras una mirada apreciativa, en un sutil tono burlón.
-Debería ser para... matar -replicó ella con una sonrisa estudiada mientras se acomodaba en el asiento del acompañante.
-¿Debería ponerme en guardia por si llevas un arma escondida? -preguntó mientras se sentaba tras el volante.
-No es mi estilo.
-¿Y hacer un comentario sobre un vestido sí lo es?
-Es una prerrogativa femenina -respondió con una cierta ironía-. El vestido será una especie de armadura contra todas las miradas femeninas que esta noche se clavarán como dagas en mi espalda.
-¿Debido a mi presunta reputación?
-Tú lo has dicho.
Nick dejó escapar una risa ronca y ella se mantuvo en silencio durante el breve trayecto a Double Bay. Luego intentó mostrarse civilizada cuando el maître los acomodó en una mesa reservada.
-Al parecer Australia te atrae bastante -dijo en un intento por iniciar la conversación-. Estuviste todo el año pasado en Sidney.
En ese momento esperaban el primer plato. Nick se reclinó en el asiento y la miró pensativa mente.

-Tengo intereses comerciales y casas en varios países.
-Por lo tanto hay que asumir que tu residencia en la ciudad será transitoria.
-Posiblemente. Miley bebió un sorbo de vino.
-Se comenta por ahí que has tenido un pasado tortuoso.
-¿Y tú lo crees?
Ella lo estudió cuidadosamente.
-A veces los rumores de sociedad pueden ser erróneos.
-Invariablemente.
Había una dureza manifiesta en su mirada, algo peligrosa, casi letal bajo la superficie. Su mirada era la de un hombre que había visto muchas cosas, superado otras tantas... y que había logrado sobrevivir.
-Creo que disfrutas el misterio de esas suposiciones, y además creo que debido a que eres demasiado listo has esquivado el brazo de la ley-Gracias -dijo con irónico cinismo.
El camarero llegó con los platos, les llenó las copas de vino y se retiró.
-¿Tienes familia en Nueva York? –preguntó Miley.
-Un hermano.
El único que había sobrevivido a un tiroteo desde un coche que había matado a sus padres. Un suceso tremendo sucedido en los primeros meses de su estancia en Sidney y que fue la razón que le hizo tomar el primer avión para casa... y quedarse allí a labrar su fortuna.

Eran casi las nueve de la noche cuando entraron en la galería de arte.
El objetivo de la exposición de esa noche era más para hacerse ver que comprar esculturas y pinturas. Sin embargo, la velada iba a ser un éxito debido al hecho de que sólo los que tenían poder de compra y prestigio social habían recibido invitación.
Incluso era de rigor donar una cuantiosa suma de dinero para una obra de caridad.
Camareras uniformadas circulaban con bandejas de canapés mientras que lo camareros ofrecían champán y zumo de naranja.
La llegada de Nick y Miley fue debidamente observada y posiblemente despertaba todo tipo de especulaciones.
Vamos a mirar un poco —sugirió Nick suavemente mientras la conducía a la sección de pinturas más cercana.
Los impresionistas modernos no llamaron la atención de Miley y pronto se encontró explicando sus razones mientras iban a mirar algunas esculturas hechas en metal.


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