domingo, 8 de julio de 2012

La Inocente Novia Del Jeque Cap 17


Sin embargo, ¿sobreviviría Joe al hecho de perder todo lo que tenía allí? ¿Y qué tenía? ¿Pobreza y tristeza? A Joe se le pasó por la cabeza que no sería ninguna tontería mantener una relación con ella porque, por lo menos, le daría cierta felicidad.
De repente, Demi se dio cuenta del silencio que los había envuelto a ambos y de lo cerca que estaban el uno del otro.
-No debería estar aquí contigo -murmuró sintiéndose culpable.
-Estás aquí conmigo porque quieres estar conmigo -contestó Joe mirándola a los ojos.
Sí, era cierto, quería estar con él. Si hasta él se había dado cuenta, ¿de qué valía negarlo? Demi no tenía fuerzas para protestar y se preguntó por qué no dejarse llevar por una vez y hacer lo que de verdad quería.
La intensidad de la mirada de Joe la hizo sentir pinchazos calientes de anticipación por todo el cuerpo.

La tensión era insoportable. Demi sentía el latido de su corazón acelerado en los oídos, la habitación le daba vueltas y el oxígeno no le llegaba a los pulmones.
En un movimiento casi infinitesimal, se acercó a él.
Joe no pudo controlarse.
-Te deseo.
-¿De verdad? -murmuró Demi.
Joe se inclinó sobre ella y se apoderó de su boca. Al sentir su lengua en el paladar, Demi ahogó una exclamación y se estremeció, ladeando la cabeza para permitirle mejor acceso.
Los labios de Joe eran cálidos, expertos e increíblemente sensuales y con cada beso hacían que Demi quisiera cada vez más.
-Tú me deseas tanto como yo te deseo a ti -aulló Joe volviéndola a besar con urgencia.

A continuación, la tomó entre sus brazos y la sentó en su regazo, le bajó la cremallera de la sudadera y la deslizó por sus hombros.
-Oh... -exclamó Demi al sentir la mano de Joe sobre uno de sus pechos.
-Oh... -se burló él con sensualidad.
Demi no se podía creer lo que estaba sucediendo, pero estaba dispuesta a seguir la insistente demanda de su cuerpo. Cuando sintió los labios de Joe en la erótica zona del cuello, justo debajo de la oreja, no pudo evitar agarrarse a las mangas de su camisa con fuerza, pues jamás había sentido nada parecido.

-Nunca me ha gustado estar incómodo -declaró Joe con voz ronca. A continuación, la tomó en brazos como si fuera una muñeca que no pesara nada-. La verdad es que me suele gustar hacer el amor en la cama.
¿Cama?
Demi se tensó, pues no se le había pasado por la cabeza que aquellos besos fueran a desembocar en nada más, pero Joe eligió aquel preciso instante para volver a besarla y Demi sintió que se derretía como un helado y no pudo reaccionar hasta que se vio en su dormitorio, entre las piernas de Joe, que se había sentado en el borde de la cama y le había soltado el pelo.

-Te deseo desde la primera vez que te vi -confesó Joe acariciándole el pelo, que caía ahora sobre los hombros de Demi-. Y cada vez que te veo te deseo más y más...
Demi sentía que las piernas le temblaban.
-¿De verdad?
-Parece mentira que no te des cuenta, eres increíblemente guapa.
-Hoy no es que esté muy bien... -contestó Demi tocándose la mejilla amoratada.
Joe le acarició la mano y la miró a los ojos con intensidad.
-Hoy estás más guapa que nunca.

Demi, hipnotizada por completo por su mirada, se echó hacia delante y se apoderó de con pasión de la boca de Joe.
Inmediatamente, él le desabrochó la blusa y el cinturón de los pantalones. A continuación, la volvió a sentar sobre su regazo y se los quitó sin dejar de besarla.
-¡Cuánta ropa llevas! -comentó besándola por el cuello.
Al sentir sus senos expuestos cuando el sujetador cayó al suelo, Demi no pudo evitar taparse los pechos con las manos y tensarse.

Joe se quedó mirándola estupefacto, la echó hacia atrás e hizo que apoyara la cabeza en las almohadas.
-Supongo que tendrás experiencia, pero si estoy confundido, por favor, dímelo porque no me acuesto con vírgenes -murmuró Joe tumbándose a su lado en la cama.

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