No saldrá contigo, de todos modos, me susurró una
voz en mi cabeza. Sonaba misteriosamente como el desconcertante susurro de Joseph Jonas. Tú eres la Duff, ¿recuerdas? Su novia es,
probablemente, más delgada, con un busto grande.
Ni siquiera era la hora del almuerzo, y sin embargo,
ya quería saltar de un acantilado. Bueno, está bien, eso era dramatizar un
poco. Definitivamente, quería volver a casa e irme a la cama, sin embargo.
Quería olvidar que Logan tenía novia seria. Quería lavar la sensación de las
manos de Joseph en mí. Mayormente, sin embargo, quería borrar la
palabra Duff de
mi memoria.
Oh, sí, y las cosas se pusieron peor ese día,
también.
Alrededor de las seis de la tarde, el hombre en las
noticias empezó a hablar sobre alguna tormenta de nieve que aparecería a
“tempranas horas de la mañana”. Supongo que el consejo escolar se apiadó de
nosotros ya que no habíamos tenido un solo día de nieve hasta ahora, porque se
adelantó y suspendió las clases antes de estar afectados por la tormenta. Así
que Selena llamó
a las siete y treinta e insistió en que fuéramos a Nest, ya que no teníamos que
levantarnos temprano a la mañana siguiente.
—No sé, Selena—, le dije. — ¿Qué pasa si las
carreteras están mal? — Lo admito. Estaba buscando alguna razón para no ir. Mi
día fue bastante malo por su cuenta. No sabía si podría soportar la tortura de
ese infierno, también.
—D, la tormenta no se supone que comenzará hasta, como,
las tres de la mañana o algo. Mientras estemos en casa para entonces todo va a
estar bien.
—Tengo un montón de deberes—.
—No debes entregarlos hasta el miércoles. Puedes
hacerlos mañana todo el día si quieres— . Suspiré. — ¿Podéis Miley y
tú encontrar a otra que las lleve e ir sin mí? Simplemente no me siento bien
para hacerlo. Ha sido un mal día, Selena—.
Yo siempre podía contar con que Selena actuaría
a la menor señal de problemas. — ¿Qué ha pasado? —, Preguntó. — ¿Estás bien? No
parecías muy contenta en el almuerzo. ¿Se trata de tu madre? —.
—Selena—.
—Dime lo que pasa—.
—Nada—, le aseguré. —Hoy sólo apesta, ¿de acuerdo?
Nada importante ni nada. No estoy de humor para ir de fiesta con vosotras esta
noche—. Hubo
una pausa en el otro extremo de la línea. Por último, Selena dijo:
—Demi,
sabes que me lo puedes contar, ¿verdad? Sabes que puedes hablar conmigo, si es
necesario. No mantengas las cosas embotelladas. No es bueno para ti—.
—Selena, estoy bi...
—Estás bien—, me interrumpió ella. —Sí, lo sé. Sólo
estoy diciendo que si tienes un problema, estoy aquí para ti—.
—Ya lo sé—, murmuré. Me sentía culpable por haberla
puesto nerviosa por algo tan estúpido. Tenía la mala costumbre de esconder
todas mis emociones, y Selena lo sabía muy bien. Ella siempre estaba tratando de
tener un ojo en mí. Siempre persuadiéndome para compartir lo que no terminaría
explotando más tarde. Podía ser molesto, pero saber que alguien se
preocupaba... bueno, se sentía bien. Así que no podía enfadarme al respecto.
—Lo sé, Selena.
Sin embargo, estoy bien. Es sólo que... hoy me enteré de que Logan
tiene novia, y estoy un poco desanimada. Eso es todo—
—Oh, D, —suspiró ella. —Eso es una mierda. Lo siento. Tal
vez si sales esta noche, Miley y yo podemos animarte. Dos bolas de helado y todo—.
—Oh, D, —suspiró ella. —Eso es una mierda. Lo siento. Tal
vez si sales esta noche, Miley y yo podemos animarte. Dos bolas de helado y todo—.
Dejé escapar una risita. —Gracias, pero no. Creo que
me quedaré en casa esta noche—.
Colgué el teléfono y bajé las escaleras, donde
encontré a mi padre con el teléfono inalámbrico en la cocina. Lo oí antes de
verlo. Estaba gritándole al receptor. Me paré en la puerta, suponiendo que me
vería y de inmediato bajaría la voz. Pensé que algún agente teleoperador estaba
recibiendo un bronca de Patrick Lovato,
pero entonces apareció mi nombre.
— ¡Piensa en lo que le estás haciendo a Demi! — La
voz alta de papá, que tomé fruto de ira, sonaba más como una súplica. —Esto no
es bueno para una chica de diecisiete años y su madre. Ella te necesita aquí en
casa, Diana.
Te necesitamos aquí—. Me deslicé de nuevo a la sala de estar, sorprendida al
darme cuenta de que estaba hablando con mi madre. A decir verdad, no sabía
realmente cómo me sentía al respecto. Acerca de las cosas que estaba diciendo.
Quiero decir, sí, perdí a mi mamá. Tenerla en casa hubiera sido bueno, pero no
era como si no estuviéramos acostumbrados a estar sin ella.
Mi madre era una oradora motivacional. Cuando yo era
una niña, había escrito algún tipo de estimulante, inspirador libro acerca de
cómo mejorar la autoestima. No lo había vendido bien, pero todavía seguía
ofreciéndose para hablar en universidades, grupos de apoyo, y graduaciones en
todo el país. Dado que el libro había fracasado, ella se vendía muy barato.
Durante un tiempo, había tomado sólo puestos de
trabajo locales. En los que podía conducir a casa después de que terminara
diciéndole a la gente que se amaran a ellos mismos. Pero después de que mi
abuela muriera, cuando tenía doce años, mamá estaba un poco deprimida. Papá le
sugirió que se tomara unas vacaciones. Sólo salir por un par de semanas.
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