martes, 11 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 3



Le miré fijamente, atónita, durante un largo rato. La belleza realmente estaba a flor de piel. Joseph Jonas puede tener el cuerpo de un dios griego, pero su alma es tan negra y vacía como el interior de mi armario. ¡Qué hijo de puta! Con un movimiento rápido me puse de pie y arrojé el contenido de mi vaso en dirección a Joseph. La cola de cereza voló por todo su cuerpo, salpicando su caro polo blanco.

Las gotas del líquido rojo oscuro brillaban en sus mejillas y su pelo de color marrón. Su rostro brillaba con ira, y su cincelada mandíbula rechinaba ferozmente.
— ¿Qué ha sido eso? —, Espetó, limpiándose la cara con el dorso de su mano.
— ¿Qué crees que ha sido? — Grité, con los puños cerrados a mis costados.
—Honestamente, Duffy, no tengo ni la más remota idea—.

Llamas enfadadas ardían en mis mejillas. —Si crees que voy a dejar a una de mis amigas salir de aquí contigo, Joseph, estás muy, muy mal—, le escupí. —Eres un poco desagradable, superficial, burro mujeriego, y espero que las manchas de refresco de tu camisita sean de tu gusto. — Justo antes de que me marchara, miré por encima de mi hombro y añadí: —Y mi nombre no es Duffy. Es Demi. Hemos estado en el mismo salón de clases desde la escuela media, tú absorto en ti mismo hijo de puta—.

Nunca pensé que diría esto, pero gracias a Dios que el maldito tecno estaba muy fuerte. Nadie más que Robert escuchó el pequeño episodio, y probablemente encuentró toda la cosa histérica. Tuve que abrirme camino a través de la pista de baile llena para encontrar a mis amigas. Cuando las localicé, agarré a Selena y Miley por los codos y tiré de ellos hacia la salida.

— ¡Hey! —, Protestó Miley. — ¿Qué va mal? — Selena preguntó.
—Estamos jodidamente saliendo de aquí—, dije, tirando de sus cuerpos reacios detrás de mí.
—Os lo explicaré en el coche. No puedo soportar estar en este infierno más de un segundo—.
— ¿Le puedo decir adiós a Harrison primero? — Miley gimió, tratando de aflojar mi apretón de su brazo.
Miley—, mi cuello tronó dolorosamente cuando me volví para darle la cara. —Él es gay! No tienes una oportunidad, así que déjalo ya. Tengo que salir de aquí. Por favor—.

Las saqué al estacionamiento, donde el aire helado de enero golpeó nuestra carne desnuda de la cara. Cediendo, Selena y Miley se reunieron cerca a uno y otro lado de mí. Tienen que haber encontrado su ropa, que estaba destinada a ser sexy, mal equipada para manejar la sensación térmica. Nos dirigimos a mi coche, acurrucadas, separándonos sólo, cuando llegamos al parachoques delantero. Hice clic en el botón de desbloqueo de mi llavero para que pudiéramos entrar a la cabina ligeramente más cálida del Saturno sin demora.
Selena se acurrucó en el asiento delantero y dijo, a través de su castañeteo de dientes.
— ¿Por qué estamos yéndonos tan temprano? D, sólo son, como, las nueve y cuarto.
Miley tenía mala cara en el asiento trasero con una manta antigua envuelta a su alrededor como un capullo. (Mi calefacción de mierda rara vez se decidía a funcionar, así que dejé un alijo de mantas en el suelo.)
—Discutí con alguien,− les expliqué, golpeando la llave en el contacto con una fuerza innecesaria. −Le tiré mi Cola, y no quería quedarme por su respuesta.
— ¿Con quién? —, Preguntó Selena.
Había estado temiendo esa pregunta, porque sabía la reacción que conseguiría.
—Con Joseph Jonas— Dos desvanecidos, suspiros femeninos siguieron mi respuesta.
—Oh, vamos—, me quejé yo. —El chico es un puto. No puedo soportarlo. Duerme con todo lo que se mueve, y su cerebro se encuentra en sus pantalones, lo que significa que es microscópico.

—Dudo de eso—, dijo Selena con otro suspiro. —Dios, D, sólo tú puedes encontrar un defecto en Joseph Jonas—. La fulminé con la mirada cuando giré la cabeza hacia la parte de atrás del estacionamiento. —Es un idiota—. Eso no es cierto, —intervino Miley.Jeanine dijo que habló con ella en una fiesta recientemente. Ella estaba con Vikki y Angela, y dijo que sólo se acercó y se sentó a su lado. Él fue muy amable—.

Eso tenía sentido. Jeanine era sin duda la Duff si estaba con Angela y Vikki. Me pregunté cuál de ellas quedaría con Joseph esa noche.
—Es encantador—, dijo Selena. —No eres más que la pequeña miss cínica, como de costumbre. —Ella me dio una cálida sonrisa desde el otro lado de la cabina. —Pero, ¿qué demonios fue lo que hizo para que llegaras a lanzarle la Cola? —Ahora sonaba preocupada. Le había suficiente tiempo.
— ¿Te dijo algo, D? —
—No—mentí. —No es nada. Sólo me molestó—.
Duff.

La palabra rebotaba en mi mente mientras aceleré por la 5th calle. No me atreví a decirles a mis amigas acerca del nuevo y maravilloso insulto que acababa de ser añadido a mi lista de vocabulario, pero cuando me miré en el espejo retrovisor, la afirmación de Joseph de que era poco atractiva, indeseable etiqueta (más como arrastrada) parecía estarse confirmando.
Miley es una figura perfecta de reloj de arena, cálida y con acogedores ojos marrones. Selena tiene el cutis perfecto y las piernas de una milla de largo.
No podía compararme con cualquiera de ellas.
—Bueno, digo que vayamos a otra fiesta, ya que es tan temprano—, Selena sugirió.
—Me enteré de una en Oak Hill. Algunos chicos la universidad están en casa para las vacaciones de Navidad y decidieron tener un reventón grande. Angela me lo dijo esta mañana. ¿Queréis ir?
— ¡Sí! — Miley se enderezó debajo de la manta. — ¡Totalmente deberíamos ir! En las fiestas universitarias hay chicos universitarios. ¿No sería divertido, Demi?

Suspiré. —No. En realidad no—.
—Oh, vamos—. Selena me alcanzó y me apretó el brazo. — Esta vez no bailaremos, ¿de acuerdo? Y Miles y yo nos comprometemos a mantener a todos los chicos calientes lejos de ti, puesto que es evidente que los odias—. Ella sonrió, tratando de empujarme de nuevo a un buen estado de ánimo.

—No odio a los chicos calientes—, le dije. —Sólo a uno—. Después de un momento, suspiré y volví a la carretera, en dirección a la línea del condado. —Muy bien, vamos a ir. Pero me compraréis un helado después. De dos bolas—. Trato hecho—. 

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