jueves, 27 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 31 Jemi



Yo nunca había escuchado algo tan malditamente alto en mi vida. Sonó como una bomba que estaba pasando fuera justo al lado de mi oreja...una bomba que pulsaba al ritmo — Thriller — de Michael Jackson. Atontada me di la vuelta y tomé mi teléfono vibrando de arriba de la mesita de noche, mirando la hora antes de contestar. Las cinco de la mañana. — ¿Hola? —gemí. —Siento que te despierte, cariño —dijo mamá a través del altavoz. - No desperté a Selena también, ¿verdad? — —Mm-mm. Estás bien. ¿Qué pasa? —Me fui de la casa hace aproximadamente dos horas — dijo. —Tu papa y yo tuvimos una larga conversación, pero... no lo manejo muy bien, Demi. Sabía que no lo haría. De todas formas, he estado dando vueltas desde entonces, tratando de ver qué hacer a continuación. He decidido registrarme en un hotel en Oak Hill durante unos días para poder pasar mas tiempo contigo, y este fin de semana voy a comenzar a moverme para Tennessee. Tu abuelo necesita a alguien para cuidar de él. Sera un buen lugar para establecerse. No lo crees? —Claro, — murmuré.

 —Lo siento, —dijo mama. —Debí haberte dicho esto mas tarde. Vuelve a dormir. Llámame cuando salgas de la escuela, y te digo en cual hotel estoy. ¿Tal vez podemos ir a ver una película esta noche? — —Suena bien. Adiós, mamá—. —Adiós, bebe —. Puse mi teléfono en la mesita de noche y estire mis brazos sobre mi cabeza, ahogando un bostezo. Esta cama, con su cómodo colchón y sus costosas sabanas, era malditamente demasiado cómoda. Nunca había tenido tanta dificultad para levantarme en la mañana, pero eventualmente logre plantar mis pies sobre la alfombra. — ¿Adonde vas? — pregunto Joseph con una voz semidormida. —A casa — jale de mis pantalones. —Tengo que tomar una ducha y alistarme para la escuela —. Se levantó en un codo para mirarme.

 Su cabello era un desastre, rizos cafés cayendo en sus ojos y sobresaliendo en la parte de atrás. —Puedes ducharte aquí, — ofreció. —Incluso podría unirme si tienes suerte—. —No, gracias—.Tomé mi chaqueta del piso y la colgué sobre mi hombro. — ¿Despertaré a tus padres si salgo por la puerta de enfrente? — —Eso será difícil considerando que ellos no están aquí—. — ¿No regresaron a casa anoche? —. —.Ellos no estarán en casa en una semana, —.dijo Joseph. —Y Dios sabe cuanto tiempo se quedaran. Un día. Tal vez dos—. Ahora que lo pienso, nunca he visto otro coche en la entrada de la casi-mansión. Joseph parece ser el único aquí cuando vengo—. Que es malditamente a menudo estos días—. — ¿Donde están? —. —.No lo recuerdo—. Se encogió de hombros y rodo sobre su espalda de nuevo. —.Viaje de negocios. Vacaciones en el Caribe, nunca puedo mantenerme al tanto con ellos—.

 — ¿Que hay sobre tu hermana?—. — Amy se queda con nuestra abuela cuando mis padres están fuera, —.dijo. —Que es esencialmente todo el tiempo—. Lentamente me moví de regreso a la cama. —.Así que,- —.dije en voz baja, sentándome en la orilla del colchón. — ¿Porque no te quedas ahí, también? Apuesto a que a tu hermana le gustará tenerte cerca—. —Podría ser, — asintió Joseph. —Sin embargo, mi abuela, es una historia diferente. Ella me detesta. No aprueba mí— hizo comillas en el aire— estilo de vida. Aparentemente soy una desgracia para el apellido Jonas, y mi padre debería de estar avergonzado de mí. —Su risa era hueca y vacía— Porque él y mi madre son el ejemplo de perfección, sabes—. — ¿Como sabe tu abuela sobre tu, eh, estilo de vida? — —Oye los rumores de sus amigas. Viejas brujas escuchan a sus nietas desmayándose por mí ¿y quien las puede culpar? — y luego le dicen a mi abuela todo.

 En realidad yo podría gustarle si saliera seriamente con una chica por un tiempo, pero una parte de mi no quiere darle la satisfacción. No debería de cambiar mi vida para que se adapte a la de ella o a la de cualquier otra persona—. —Entiendo lo que quieres decir—.Y lo hacia. Porque yo tenia el mismo pensamiento un millón de veces a lo largo de los años. Recientemente incluso me refería a él. Seria fácil cambiar la opinión de Joseph sobre mí, pasar el rato con personas diferentes o traer a otra chica a mi círculo de amigos— como la de primer año del juego de baloncesto— para evitar ser la Duff

Pero ¿por qué debería de hacer algo solo para arreglar lo que él o alguien más piensa sobre mí? No debería de hacerlo. Ni tampoco él. Sin embargo, de alguna manera, su situación se sentía diferente. Eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome estúpida incluso por compararlo con la cuestión de Duff. Entonces, sin querer, me encontré a mi misma preguntando, — ¿Pero no te sientes solo? En esta casa tan grande solo tu—. Oh Dios mío. Estaba realmente sintiendo pena por Joseph? ¿Joseph el mujeriego? ¿El ricachón Joseph? ¿El idiota de Joseph? De todas las emociones que sentía por él, la simpatía nunca había llegado. ¿Que demonios estaba pasando? Pero si había algo que nos podía relacionar, seria el drama familiar. Por lo que parecía Joseph y yo teníamos algunas cosas en común. Ugh. 

—Te olvidas que raramente estoy solo—. Se sentó y me miro con una sonrisa. Sin embargo no llego a sus ojos. — Tú no eres la única que me encuentra irresistible, Duffy. Usualmente tengo un flujo sin fin de invitadas atractivas—. Me mordí el labio, no estando segura si debería de decir lo que tenia en mente. Finalmente, decidí decirlo y ya. No haría ningún daño, después de todo. —Escucha, Joseph, esto podría sonar extraño viniendo de mi, ya que te odio y eso, pero me puedes decir cosas si quieres—. Sonaba como algo salido de una cursi película de adolescentes. Fantástico. —Quiero decir, ventilé toda la mierda sobre Sterling a ti, así que si tú quieres hacer lo mismo,... bueno, estoy bien con eso—. La sonrisa se deslizó por un segundo.

 — Tendré eso en mente—. Entonces se aclaró la garganta y agregó secamente, — ¿No dijiste que necesitabas ir a tu casa? No querrás llegar tarde a la escuela—. —Bien—. Me empecé a poner de pie, pero su cálida mano se cerró alrededor de mi muñeca. Me di la vuelta y lo encontré mirándome. Se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los míos. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, se alejó y me susurro, —Gracias, Demi—

—Um....no hay problema—. No sabia que hacer con eso. Todas las otras veces que Joseph y yo nos habíamos besado, había sido un feroz guerrero haciéndolo. Una introducción al sexo. El nunca me había besado de una manera tan suave, sin avaricia, y como que me asustó. Pero no tenía tiempo de pensar en eso mientras corría por las escaleras y por el vestíbulo. Una vez que ya estaba en mi coche, tuve que acelerar — que yo realmente odiaba hacerlo— todo el camino hacia mi casa, y todavía no llegue ahí antes de las seis. 

Eso me dio solo una hora y media para ducharme, vestirme, y verificar a mi papá. Que manera tan fantástica de comenzar la mañana. Mejor aun fue el hecho de que las luces de la sala estaban encendidas cuando me acerqué a mi entrada. No era una buena señal. Papa siempre— siempre— apagaba cada luz en la casa antes de acostarse. Lo trataba como un ritual. El hecho de que las había dejado encendidas era definitivamente un mal presagio. Oí el ronquido en cuanto entré en puntillas y al instante supe que había comprado más cervezas. Incluso antes de ver las botellas sobre la mesa de centro o su forma inconsciente en el sofá, yo sabia. Se había emborrachado lo suficiente como para perder el conocimiento. Comencé a avanzar pero me detuve. Por mucho que quisiera, no tenía tiempo de limpiar el desastre de papá. Necesitaba ir arriba. Necesitaba ir a la escuela. Y mientras me arrastraba hacia mi habitación, me dije a mi misma que el estaría bien.

 Él solo estaba sorprendido, estaría bien, y este... episodio pasaría sin incidentes. Yo apenas podía sostener en contra del hombre que tomara unos cuantos tragos, considerando la bomba que mama le dejo caer, no? Tome una ducha rápida y seque mi cabello que siempre me toma una eternidad, en serio, tal vez debería de cortar todo mi cabello como Selena en vez de perder mi tiempo) antes de ponerme ropa fresca. Después de cepillar mis dientes, me dirigí a la planta baja de nuevo y entré a la cocina para tomar un Pop-Tart para el camino. Entonces salí, por la puerta de enfrente. Para la hora que llegué a la escuela, el estacionamiento de los estudiantes estaba casi lleno. Tuve que aparcar en la última fila y correr— con mi mochila de veinte libras— a las puertas dobles. Por supuesto que para el momento en que llegué al pasillo principal me quedé sin aliento. Dios, pensé miserablemente mientras movía mi gordo trasero hacia español, no es de extrañar que sea la Duff

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