—Hola, —suspiré, sentándome en la cama, a su lado.
—Lamento esto—. ¿Qué ocurrió? —él preguntó. —No había estado escuchando a
hurtadillas, pero había habido muchos gritos. ¿Estás bien?
—Estoy bien, —dije. —Es una larga y complicada
historia.
—Bueno, si alguna vez quieres hablar de ello —Logan
ajustó sus lentes y me sonrió nervioso —Tengo tiempo para escuchar—.
—Gracias, —dije. —Pero estoy bien. Todos tienen ropa
sucia, ¿cierto? — "Bueno, todos excepto tú, Logan." —
—Cierto —estuvo de acuerdo. Se inclinó y me besó
suavemente. —Lamento que nos hayan interrumpido.
—Yo también.
Me besó, pero no pude disfrutarlo. Solamente seguía
pensando en Joseph. Le había visto tan herido. Pero eso es lo que
quería cuando lo dejé, solo un poco, ¿cierto? ¿Por qué me extrañara? Traté de
olvidarlo, queriendo perderme en los brazos de Logan. Pero no puede.
No de la forma en la que me era posible perderme con
Joseph.
Me aparté, repugnada conmigo misma. ¿Cómo podía
pensar en Joseph cuando estaba besando a un chico como Logan Tucker? ¿Cuál era mi problema?
— ¿Ocurre algo malo? — Preguntó Logan
—No es nada, —mentí. —Simplemente… Probablemente
deberíamos comenzar la búsqueda para nuestras redacciones.
—Tienes razón. —Para nada parecía irritado u
ofendido o rechazado. Modales perfectos. Una sonrisa perfecta. El chico
perfecto.
¿Entonces por qué no podía ser perfectamente feliz?
Estuve pensando en Joseph durante dos días, me puso en un
estado de ánimo más lamentable de lo habitual. No quería pensar en él. Quería
pensar en Logan, obviamente era demasiado bueno para mí. Se podría
decir que estaba de mal humor, pero en lugar de hostigarme acerca de la causa,
sólo me apretó la mano, me dio un beso en la mejilla y compró un dulce con la
esperanza de hacerme sonreír de nuevo. ¿Cómo podría yo estar pensando en otro
hombre, un egoísta molesto, y mujeriego, cuándo tenía una persona maravillosa
justo en frente de mí? Tal vez alguien tenía que darme una bofetada o seguir un
tratamiento de electroshock como a la gente loca en el cine. Que me hubiera
traído a mis sentidos.
Pero Joseph parecía estar en todas partes. Cuando iba hacia al
coche, en el aparcamiento del instituto o delante de mí en la fila del
almuerzo. Es muy difícil olvidar a alguien cuando lo ves constantemente. Era
muy, muy duro. Por un segundo, en realidad me pregunté si podría estar haciendo
esto a propósito, como una especie de acoso o algo así, pero abandoné la idea
cuando me di cuenta de que ni siquiera me miraba. Como si estuviera lo bastante
enfadado por todas las cosas que le había dicho. Debería haber sido un gran
alivio no tener esos ojos espeluznantes sobre mí, pero no lo era en absoluto.
Me dolía. Cada vez que veía a Joseph, me invadía una oleada de emociones: ira, tristeza,
dolor, irritación, pesar, lujuria y lo peor de todo, culpa. Sabía que no
debería haber dicho esas cosas sobre sus asuntos, incluso aunque fueran
ciertas. Y a pesar de mi deseo de pedir disculpas, yo mantuve la boca cerrada.
Honestamente, yo no habría tratado eso sabiendo que era una persona terrible
por hacerle sufrir a través de otra conversación incómoda con él. Aunque no
había podido evitar la conversación con su hermana. Yo estaba en la biblioteca
una mañana, tratando de encontrar un libro que no fuera de vampiros románticos
o los niños que vuelan sobre los dragones, cuando Amy se
acercó a mí. Lo juro, ella estaba tan malditamente tranquila que no tuve
oportunidad de escapar. En un minuto yo estaba sola, al siguiente estaba a mi
lado. Caí en una emboscada. —D...Demi-balbuceó ella. Se retorcía las manos y miraba al
suelo, como si fuera a hablarme y yo fuera a matarla.
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