martes, 2 de octubre de 2012

The Duff Capitulo 42 Jemi



Joseph no es particularmente quisquilloso cuando se trata de sexo. Podría verme como un gorila y aún así no vacilaría en acostarse conmigo, pero salir conmigo es una situación totalmente diferente. Él ni siquiera saldría con una chica de la Skinny Squad... —Realmente odio cuando nos llamas así. —… ¿Pero yo? Él nunca sería el novio de una DUFF. —En serio, Demi. —dijo Selena. — Tú no eres una DUFF. Si alguna de nosotras es la DUFF, esa soy yo. —Que graciosa. —No estoy bromeando. 

—insistió ella. — Sigo molesta contigo, así que ¿por qué me mostraría amable contigo? O sea, yo soy como el horrible Bigfoot. Mido más de un metro ochenta. Muchos de los chicos tienen que mirar hacia arriba para ver mi cara y a ningún chico le gusta ser más bajo que una chica. Al menos tú eres linda y bajita. Yo mataría por tener tu altura… y por tener tus ojos. Tienes unos ojos mucho más bonitos que los míos. No dije nada. Estaba segura que ella se había vuelto loca. ¿Cómo diablos podría ser ella la DUFF? Incluso con su pijama de ranas lucía como si estuviera recién salida del certamen Miss América.

 —Si Joseph no puede ver lo adorable que eres, él no te merece. —dijo. — Sólo necesitas superarlo. Sácate a Joseph de la cabeza. Sí, claro. ¿Superarlo con quién? ¿Quién me querría? Nadie. Pero no podía decirle eso a Selena. Eso podría iniciar otra estúpida pelea y ni siquiera habíamos terminado la primera todavía, así que solo asentí. —Y… ¿qué hay del chico Tucker? La miré, sorprendida. — ¿Logan? ¿Qué ocurre con él? —Tú has sentido algo por él desde siempre. —me recordó. — Y te vi encima de él en la cafetería ayer. —Él me abrazo. —le interrumpí. 

— Yo nunca estaría encima de él. Ella puso los ojos en blanco. Dios, no nos poníamos de acuerdo en nada. —Lo que sea, la cuestión es que te estabas acercando a Logan pero de repente tú estás… Le lancé una mirada de advertencia. —… de repente te gusta Joseph. —concluyó. — ¿Cuál es el problema? —le pregunté. —No lo sé. —Suspiró. — Es sólo que… siento que me has ocultado muchas cosas. Como si hubieras cambiado mucho y demasiado rápido. Me siento excluida ahora. Más culpabilidad. Grandioso. Ella estaba echándome todo encima, pero creo que me lo merecía. —No es mucho lo que he cambiado. —Le aseguré. 

— Todavía siento algo por Logan… pero no tiene importancia. Sólo somos amigos. Me abrazó ayer porque consiguió entrar en la escuela que quería y estaba muy feliz. Ojala hubiera pasado algo más que eso pero no pasó. Y lo de Joseph sólo es…, es estúpido. Y eso es todo. Podemos hacer como si nunca hubiera pasado. Eso sería lo mejor, de verdad. — ¿Qué pasa con tus padres? ¿El divorcio? No has dicho nada sobre eso desde el día de San Valentín. —Todo está bien. —Le mentí. 

— El divorcio sigue su curso. Mis padres están bien. Me miró escéptica antes de volver la vista al camino. Sabía que yo estaba harta de todo pero, por una vez, no me presionó más. Finalmente, después de un largo momento habló otra vez. Afortunadamente había cambiado de tema. —Está bien ¿Y dónde demonios está tu coche? —En la escuela. —dije. — La batería está muerta. —Que mal. Creo que tendrás que ir con tu padre para arreglarlo. —Si. —Murmuré. Si puedo encontrarlo sobrio por más de diez segundos. Hubo un largo silencio. Después de unos minutos, decidí tragarme el poco orgullo que me quedaba. —Lamento haberte llamado perra ayer. 

—Deberías hacerlo. También me llamaste presumida animadora snob. —Lo siento, ¿sigues enfadada conmigo? —Sí. —Dijo— Quiero decir, no tanto como ayer, pero… realmente me dolió, Demi. Miley y yo hemos estado tan preocupadas por ti, pero tú apenas nos hablabas a ninguna de nosotras. Te preguntaba y preguntaba si querías salir y tú siempre me evitabas. Entonces te vi hablando con Logan cuando se supone que deberías estar hablando conmigo, y… yo estaba celosa o algo así. No pienses mal, pero… se supone que yo debo ser tu mejor amiga ¿sabes? Me sentí como si me hubieras echo a un lado. Y ahora, lo que de verdad me molesta es que durmieras con Joseph en lugar de, simplemente, hablar conmigo. —Lo siento. —murmuré. —Deja de decir eso. 

No lo lamentes solamente. —dijo. — El lamentarlo no cambiará las cosas. La próxima vez, piensa en mí. Y en Miley, también. Te necesitamos, D. Y sólo recuerda que estamos aquí para ti y nos preocupamos por ti… por alguna extraña razón. Yo le sonrei. —Lo recordaré. —Sólo no me abandones de nuevo, ¿está bien? —Las palabras salieron en un débil murmullo.- Aún con Miley, me sentía muy sola sin ti… y no tenía a nadie genial con quien estar. ¿Sabes cómo apesta tener a Vikki como tu chófer? El otro día casi choca contra un pobre señor en bicicleta. ¿Te conté esa historia? Condujimos por Hamilton un rato, sólo gastando gasolina y poniéndonos al día con todo lo que nos habíamos perdido. Selena  sentía algo por un jugador de baloncesto. 

Estaba mejorando en inglés. Nada demasiado personal. Selena sabía mi secreto ahora; al menos una parte de él, y ya no estaba enfadada conmigo… bueno no muy enfadada. Me aseguró que yo tenía mucho más que reparar antes de las cosas estuvieran realmente bien. Condujimos hasta que su madre llamó a las diez, exigiendo saber dónde estaba su camioneta, y Selena tuvo que llevarme a casa. — ¿Le vas a hablar a Miley de esto? —preguntó ella tranquilamente mientras doblaba hacia mi calle. — ¿Sobre Joseph? —No lo sé. —suspiré, decidiendo que guardar secretos, no era buena idea. Eso sólo había empeorado las cosas aún más. — Mira, puedes contárselo, cuéntalo si quieres. Pero yo no quiero hablar de eso. Yo sólo quiero olvidarlo, si puedo. 

—Entiendo. —dijo Selena. — Creo que ella debería saberlo. Es decir, ella es nuestra mejor amiga… pero le diré que lo estás superando. Porque eso es lo que estás haciendo ¿cierto? —Cierto. —murmuré. No pude evitar sentirme ansiosa cuando ella llegó a la entrada de mi casa. Me quedé mirando hacia la puerta de roble, y a las ventanas cerradas que dejaban ver la sala, y a nuestro simple y limpio jardín con la cerca de puntas. Nunca me había dado cuenta bajo que máscara vivía mi familia. Luego pensé en papá. —Te veré el lunes. —dije, mirando a lo lejos para que ella no viera la preocupación en mi cara. Luego me baje de la camioneta y comencé a caminar hacia mi casa

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