Logan
negó con la cabeza. —Jane Eyre no es Charlotte Bronte. Cumbres Borrascosas es
de Emily. Las hermanas son muy, muy diferentes. Sí, “Cumbres Borrascosas” es
usualmente considerada una historia de amor, pero no estoy de acuerdo con eso.
Es casi una historia de fantasmas, y hay más odio que romance. Cada personaje
es atroz, caprichoso y
egoísta… es algo así como ver un episodio de “Gossip
Girl” en mil ochocientos. Excepto claro, mucho menos ridículo.
—Interesante—murmuré, disgustada ya que en secreto
veía “Gossip Girl” regularmente.
—No es el favorito de la mayoría de los chicos de mi
edad, supongo—dijo—. Pero se lee rápido. Deberías leerlo.
—Tal vez lo haga.
—Deberías.
Sonreí y negué con la cabeza. — ¿Estás listo para
entrar o qué?
—Absolutamente— Cerró el libro de golpe y se puso de
pie—. Tú primero.
Abrí la puerta y lo dejé entrar delante de mí, donde
inmediatamente se sacó los zapatos. No es que viviéramos como cerdos o nada de
eso, pero nunca nadie había hecho eso en mi casa. No pude evitar estar
impresionada.
— ¿Dónde trabajaremos? —preguntó.
Se dio cuenta de que lo estaba mirando y miré a otro
lado—. Oh—. Dije casualmente—. Um… ¿mi habitación?
Dios, espero que no piense que soy una acosadora por
mirarlo de esa manera.
—Si no te molesta—dijo logan.
—No, está bien. Vamos.
Me siguió escaleras arriba. Cuando llegamos a mi
habitación, abrí la puerta despacio mirando rápidamente los artículos
vergonzosos (ropa interior, corpiños, etc.) que tal vez estuvieran en el suelo.
No había moros en la costa, y recé para que eso no hubiera sido demasiado
obvio. Abrí la puerta completamente y le hice un gesto a logan para
que pasara.
Lo siento, está un poco desordenado—Dije mirando la
pila de ropa desordenada, ropa limpia que siempre estaba al pie de mi cama y
traté de no pensar en la última vez que un chico estuvo en mi habitación y como
se rió de mi neurótica forma de doblar la ropa. ¿Qué pensaría logan
de ello?
—Está bien— logan movió una pila de libros de la
biblioteca cuyas fechas de entrega habían expirado en mi silla y los puso sobre
el escritorio. Y luego se sentó—. Tenemos diecisiete, nuestras habitaciones
suelen ser desastrosas. No sería natural si no fuera así.
—Supongo que no— subí a mi cama y me senté con las
piernas entrecruzadas. — Yo solamente no quería molestarte.
—Nada acerca de ti podría molestarme Demi.
Necesité de todo lo que tenía para ignorar cuán
cursi sonaba eso. Sonreí de todas maneras y miré mi edredón lila. Nunca recibí
tantos cumplidos de una persona, y no era muy buena aceptándolos. Mayormente
porque siempre estaba muy ocupada burlándome de lo cursi que sonaban. Pero
estaba trabajando en eso.
Y luego, la verdad era que me estaba sonrojando.
Ni siquiera noté que Logan se movió hasta que estuvo sentado a
mi lado—. Lo siento—dijo— . ¿Te avergoncé?
—No… Bueno, sí, pero no estoy molesta.
—Mientras sea así.
Se inclinó y me besó la mejilla, pero no dejé que
parara ahí. Giré la cabeza y presioné mis labios contra los suyos, justo cuando
estaba comenzando a retirarse. No fue tan natural como esperaba. Sus gafas se
pegaron en la cara por un segundo, pero intente hacerle creer que no me había
dado cuenta.
Sus labios eran tan suaves que me pregunté si usaba
bálsamo labial. En serio, nadie tiene labios tan perfectos sin cuidárselos ¿no
es así? Él debió de haberse sentido asqueado por los míos, que probablemente
estaban escariados.
Pero si lo estaban, no lo demostró. Su mano se movió
hacía mi brazo y descansó en mi hombro, empujándome hacia él. Nos sentamos en
la cama y nos besamos por unos minutos, pero el sonido de mi teléfono rompió el
momento. ¡Demonios!
Y por supuesto, era el mismo tono de Britney Spears.
Él que menos quería escuchar en ese momento... parecía gritarme. Logan se
separó y miró hacia el suelo donde había lanzado mi bolso. Cuando no me moví,
se volvió hacia mí con las cejas levantadas.
— ¿Ignorando a alguien? —preguntó.
—Bueno…um, sí
— ¿Estás segura que no necesitas responder?
—Totalmente.
Antes de que pudiera hacer más preguntas, lo besé de
nuevo. Duramente, esta vez. Y aunque él dudo por un momento, me lo devolvió.
Busqué a tientas quitarle sus gafas y colocarlas en la mesita de noche, al lado
de mi cama, antes de que nuestros brazos se entrelazaran alrededor nuestro en
un beso más profundo.
Lo empujé hacia las almohadas conmigo. No había
suficiente espacio para los dos en mi cama individual, por lo que él tuvo que
recostarse parcialmente sobre mí. Una de sus manos estaba en mi pelo y la otra
descansaba cerca de mi codo.
Él no estaba tratando de agarrar uno de mis pechos,
no había deslizado sus manos debajo de mi camiseta, y no había tratado de
desabrocharme los pantalones.
En verdad, Logan no trató nada riesgoso. Tuve la
sensación de que tendría que hacer todos los movimientos yo, como desabotonarle
la camisa, y lo hice.
Por un instante, me pregunté si él estaba dudando
porque era la Duff. Porque realmente no me encontraba atractiva. A
pesar de todos esos cumplidos que me hizo, no se sentía atraído. No como Joseph.
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