Había habido algo muy especial en
el italiano que ella no había sido capaz de olvidar. Pero lo cierto era que
había estado muy afligida. Había perdido tanto a su madre como su autoestima...
cosa que había ocurrido cuando había regresado a casa. Ambos importantes
momentos habían obnubilado su capacidad de pensar y de tomar decisiones
acertadas. Y, en aquel momento, tenía que enfrentarse al increíble giro que
había dado su vida, giro que la había llevado de nuevo ante la carismática
presencia de aquel hombre...
Había ido a aquella empresa para
cubrir un puesto de asistente personal. Era un trabajo temporal, pero
implicaría que estaría a las órdenes de Joe
durante las siguientes semanas, mientras la asistente personal de éste
estuviera de vacaciones.
—Bueno... pensándolo bien, creo
que será mejor que olvidemos lo que ocurrió entre ambos en el pasado y que nos
concentremos en el presente. Vamos a tener que hacerlo si queremos trabajar
juntos durante las próximas dos semanas comentó él, suspirando. Pareció sentir
como si tuviera demasiada responsabilidad.
Iba vestido con un caro traje de
diseño italiano, pero no podía ocultar lo cansado que estaba. A Demi le dio la impresión de que el trabajo lo
había tenido recluido durante los anteriores días. Deseó poder aliviar de
alguna manera su carga.
—Aunque tengo que decir...
—continuó Joe— que es una coincidencia muy
extraña que aparezcas en mi despacho para ocupar el puesto de mi asistente
personal, ¿no te parece? Dime la verdad, Demetria. ¿Te ha incitado alguien a
que hagas esto para gastarme una broma pesada? Dímelo ahora, ¡antes de que
tenga que llamar a seguridad para que te echen del edificio!
Ella emitió un grito ahogado.
— ¿Qué estás diciendo? ¡Desde
luego que no es una broma! ¡La agencia para la que trabajo me ha enviado y ésa
es la verdad! ¡No tenía ni idea de que Joseph Jonas
eras tú! ¿Cómo iba a saberlo? Aquella noche no me dijiste tu nombre
completo ni tus apellidos.
Ni tampoco me comentaste que
trabajabas en Londres. Naturalmente asumí que trabajabas en Milán.
—Pero le podrías haber
preguntando mi nombre a cualquier persona de la fiesta. Te lo habrían dicho.
¡Era mi casa y mi fiesta! Te hubiera sido muy fácil descubrir que tengo una
sucursal de la empresa en Londres, aparte de la de Milán, y que mi centro
operativo está aquí.
Demi se sintió muy irritada.
—Para tu información, aparte de
la amiga con la que acudí a la fiesta, ¡no hablé con casi nadie más durante
toda la velada aparte de contigo! Y mi amiga no sabía quién eras. Alguien de la
empresa para la que trabajaba, alguien que no podía asistir a la fiesta, le dio
la invitación, ¡sólo conocía la dirección del lugar en el que iba a celebrarse!
De todas maneras, si yo hubiera querido verte de nuevo, ¿por qué habría esperado
tres meses? ¡Si hubiera querido mantener contacto contigo, habría sido mucho
más fácil haberte dejado mis datos en Milán!
¿Estás diciéndome que no querías ponerte en
contacto conmigo deliberadamente? ¡Qué halagador! —Espetó Joe, esbozando una mueca—. Y ahora, si tengo que
creer que lo que dices es cierto... ¡es el destino el que ha conspirado para
juntarnos de nuevo! Supongo que uno podría concluir que, después de todo,
tenemos algún asunto sin revolver entre ambos. ¿Qué piensas tú, Demetria?
Sintiéndose repentinamente muy
débil, ella frunció el ceño. Se preguntó a sí misma a qué se referiría él
exactamente. Aquellas palabras le perturbaron doblemente cuando pensó en el
potencialmente explosivo secreto que estaba guardando...
—Tanto si tenemos asuntos sin
resolver como si no, estoy aquí para trabajar como tu asistente personal, ¡ésa
es la única razón por la que he venido a tu despacho!
—Entonces, si vas a trabajar para
mí, debes entender algo. Espero que tu trabajo sea excelente. No tendré
indulgencia contigo por lo que pasó entre nosotros. ¿Estás dispuesta a
enfrentarte al reto, Demetria? Si no lo
estás, telefonearé a la agencia ahora mismo para que envíen a otra persona.
La sonrisa que esbozó Joe reflejaba mucha desconfianza y cinismo. No era
la misma sonrisa que había encandilado a Demi,
aquella sonrisa que había iluminado toda una sala tan brillantemente como una
potente bombilla. Impresionada, sintió que le daba un vuelco el estómago.
—No necesitas que manden otra
persona. Soy buena en mi trabajo y tengo una actitud completamente profesional.
—Bueno, pues entonces...
—continuó él— siempre y cuando comprendas que no estoy acostumbrado a que las
mujeres me traten como una especie de oportunidad para aliviarse sexualmente de
vez en cuando y que aquello jamás se volverá a repetir, el que trabajemos
juntos quizá no cause tantos problemas.
Ella se quedó muy impresionada al
oír aquello.
— ¡Las cosas no fueron así! Yo
nunca...
porque la dejas ahiii....
ResponderEliminaresta muy linda....ese secreto q guarda ella....debe de ser q esta embarazada...
pdt: muchas gracias por cambiar el color de la letra....ahora si puedo leer bien....jajajaja....espero q no te hayas incomodado con lo q te pedi...
bueno bye y cuidate..... :D