jueves, 31 de enero de 2013

Un Refugio para el amor capitulo 36



Tal y como Joseph había sospechado, Jim no sabía cómo hacer un trabajo adecuado en la cabaña, así que había llamado a Seth Burnham. Le había pagado una enorme suma para que se desplazara a Colorado y había pasado tres días con él en la cabaña, montando el sistema de seguridad.
—Esto es lo mejor que te puede ofrecer la tecnología —dijo Seth, cuando por fin terminó—. Pero no sirve de nada si se te olvida encenderlo. Así que acuérdate de ponerlo en marcha.
—Lo haré —prometió Joseph.
Pero mientras llevaba a Seth de nuevo al rancho en la camioneta de Sebastian, no estaba pensando en el sistema de seguridad. Estaba pensando en la cama doble de la cabaña, en la que había puesto sábanas limpias. Y estaba pensando en los demás preparativos que había hecho. Había construido un biombo para tener privacidad en la única habitación de la cabaña. Había puesto flores en un jarrón y acumulado infusiones porque sabía que probablemente, Demi estaba harta de café.
Estaba pensando en el día siguiente, cuando Demi, Elizabeth y él estuvieran en la camioneta de Sebastian, de camino a la cabaña. Y tenía la esperanza de que Elizabeth durmiera su siesta habitual de dos horas.



Después de la visita que había recibido aquella primera mañana, Steven Pruitt no se había arriesgado a acercarse tanto a la casa de nuevo. No tenía intención de enfrentarse a tres vaqueros enfadados, sobre todo cuando uno de ellos llevaba un rifle y parecía que estaba dispuesto a usarlo.


Así que Steven había reunido sus considerables habilidades para conseguir información de los habitantes de Huérfano. Sus dotes de actor también le habían resultado muy útiles, exactamente igual que cuando trabajaba para el Lovato Publishing Group. Lovato había perdido un reportero de investigación magnífico al cometer la estupidez de despedir a Steven Pruitt.

Y quizá fuera el error más caro que hubiera cometido Russell P. en toda su vida. A los habitantes de Huérfano les gustaba hablar, y le contaron muchas cosas sobre el misterioso bebé que llevaba seis meses viviendo en el Rocking D. No hacía falta ser un genio para figurarse de quién era ese bebé, aunque Steven sabía que los tests de inteligencia le concedían una puntuación de genio.
Esperar al momento idóneo para cobrar su pieza le había resultado gratificante hasta extremos insospechados. Además del placer visceral del que había disfrutado durante los seis meses que había pasado acosando e intimidando a la preciosa hija de Russell P. había averiguado la existencia de la nieta de Lovato, y tenía la oportunidad de atrapar a la nieta al mismo tiempo que a la hija.
Y lo conseguiría. La suerte estaba de su parte. Estaba en Buckskin, un bar del pueblo, cuando un tipo llamado Jim había entrado a tomarse una cerveza. El tipo estaba muy ofendido porque Sebastian Daniels había llevado a un experto de Los Angeles al Rocking D para que instalara un sistema de seguridad en una cabaña que había dentro del rancho. Jim no entendía, en primer lugar, para qué necesitaban un sistema de seguridad tan sofisticado para una cabaña.
Steven había observado lo mucho que Demi se había unido a aquel novio suyo. No había duda de que era el padre de la niña. Steven apostaría su último dólar a que iban a vivir en aquella cabaña los tres. Por fin, la oportunidad que estaba esperando.

1 comentario:

  1. siguela please.....me dejas con muchas dudas.....¿que pasara en esa cabaña?.....sube pronto!!!
    saludos cuidate mucho.....

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