jueves, 31 de enero de 2013

Un Refugio Para el amor capitulo 35






—¿Tiene que irse tan pronto? —entonces miró el reloj de la cocina—. Dios santo, no sabía que fuera tan tarde.
Demi tenía una especial predilección por la madre de Travis, que evidentemente, adoraba a los niños. Aunque Demi estaba deseando estar sola con su hija, Luann estaba tan melancólica que transigió. Era una buena cosa que Gwen, la nuera de Luann, también estuviera embarazada.
—¿Le gustaría ayudarme con Elizabeth? —preguntó—. Seguro que Matty puede quedarse sola unos minutos.
—Claro que puedo —dijo Matty.
—Entonces me encantaría ayudar con esa pequeñina —dijo Luann, y dejó el trapo sobre la mesa.
Trabajando entre las dos, no tardaron mucho en cambiar a Elizabeth, ponerle el pijama y tenerla lista para recolectar todos los besos de buenas noches de la gente de la casa. Estar con Luann siempre hacía que Demi pensara en su madre, y en cómo le gustaría a esta mimar a un nieto. La pena que sentía porque las cosas no pudieran ser diferentes hizo que le concediera a Luann el privilegio de llevar a Elizabeth al salón.
Ella las siguió por el pasillo, y se quedó sorprendida al darse cuenta de que todo el mundo estaba reunido en el salón como si estuvieran esperando algo. Al principio, Demi pensó que quizá fuera la hora de sacar la tarta, pero Matty también estaba allí, así que no había nadie que pudiera hacerlo.
Joseph ya no estaba sentado en el suelo jugando con Josh, sino que estaba junto a la chimenea, y la miró fijamente cuando ella entró en la sala.
Se le encogió el estómago. La estaban esperando a ella. Se había extralimitado al hablar con Sebastian aquella tarde. Alguien iba a echarle un sermón por ser una desagradecida.
—Sebastian ha ideado un plan, Demi —dijo Joseph —. Me lo ha comentado y queremos saber qué piensas tú.
Demi se agarró las manos.
—No debería haber dicho nada. Perdonadme todos. No podría haber pedido unos amigos más maravillosos para cuidar a Elizabeth y...
—Oh, cariño —Matty se acercó a ella y le puso una mano sobre el hombro—. Tenías razón, y todos lo sabemos. No entiendo cómo esperábamos que Joseph, Elizabeth y tú formarais una familia en medio de este barullo.
—Necesitais privacidad —dijo Sebastian.
—Privacidad y seguridad —añadió Boone.
—Y ambiente —dijo Travis, guiñándole el ojo.
Demi los miró a los tres sin entender nada.
—Hay una vieja cabaña en las tierras del Rocking D. No es nada sofisticada, pero es agradable y está limpia —dijo Sebastian—. Vamos a preguntarle a Jim si puede instalar un buen sistema de seguridad allí... aunque ésta podría ser la ocasión de que Joseph llamara a su conocido de Los Ángeles.
—Una cabaña, ¿eh? — Demi estaba empezando a entender la idea, y esperaba estar entendiendo bien.
—Sí. Cuando el lugar sea seguro, podeis ir allí en una de las camionetas con suficientes provisiones como para pasar una semana o así —explicó Sebastian, y sonrió—. Sin interrupciones. Servirá para crear lazos.
Ella miró a Joseph, esperanzada.
—¿Y tú quieres hacerlo?
Él le clavó una mirada ardiente.
—Sí. ¿Y tú?
Demi no pudo contener la sonrisa.
—A mí me parece estupendo.

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