domingo, 27 de enero de 2013

De Secretaria A Esposa Capitulo 12




Joe no podía comprenderlo. No podía comprender que ella no hubiera tratado de ponerse en contacto con él cuando se había enterado de que estaba embarazada. Fueran cuales fueran las razones que había tenido para haberse comportado de una manera tan inaceptable y tardar tanto en ponerse en contacto con él, en aquella ocasión iba a asegurarse de no dejarla marchar. A pesar de la furia y frustración que sentía hacia ella en aquel momento, milagrosamente Demetria le había dado la noticia que había estado deseando oír desde hacía mucho tiempo y que había temido que nunca oiría.
¡Por fin iba a ser padre!
Demi, que se había sentado y estaba de nuevo bastante pálida, se llevó una mano al pecho como para tranquilizar el alocado ritmo de su corazón.
— ¡Si hubiera podido, te lo habría dicho en cuanto lo descubrí! Pero la amiga con la que fui a tu fiesta se marchó a vivir a los Estados Unidos y no tenía ningún medio de hablar con ella. No podía recordar la dirección de tu mansión en Milán y, como no sabía que trabajabas en Londres, ni siquiera se me ocurrió tratar de encontrarte aquí. Te juro que le di mil vueltas a la cabeza tratando de pensar en la manera de poder ponerme en contacto contigo, Joe... ¡de verdad! Pero no era posible...
Tras explicar aquello, ella hizo una pausa debido a la emoción que sintió al recordar los duros momentos que había vivido.
— ¿Puedes imaginarte la angustia que sentí cuando descubrí que estaba embarazada? —continuó—. ¡Fue una gran impresión! Todavía estaba tomándome la píldora, pero hubo un par de días en Milán que estuve tan disgustada por todo lo que había ocurrido que debí olvidarme de tomarla. Cuando me di cuenta de lo que había ocurrido, me quedé aturdida. Pero estoy decidida a quedarme con el bebé... ¡aunque tenga que criarlo sola! Incluso aunque hubiera logrado poder ponerme en contacto contigo, no habría esperado que fueras a ayudarme. Sentía cierto recelo de volver a verte ya que sólo habíamos pasado juntos una noche. Y cabía la posibilidad de que no me recordaras.
Conteniendo el aliento, Joe se mordió inadvertidamente el interior de la mejilla. Ignorando el dolor que sintió, silenciosamente ignoró la ridícula sugerencia de que podría haberse olvidado de ella. Después de la maravillosa noche que habían pasado juntos... ¡jamás podría hacerlo!
La noche anterior, al haber observado como Demetria se ganaba a todos sus invitados con su belleza y su encanto, había sabido que, a pesar de lo que había dicho cuando ella había aparecido en su despacho por primera vez, deseaba con ansia que la mágica noche que habían compartido en Milán se repitiera.
Pero por alguna razón, al sentir la necesidad de proteger su corazón tras haber confesado que aquella noche se había sentido perdido, no había estado preparado para permitir que las cosas fueran por aquel camino. Y, en aquel momento, se forzó en centrarse en la posibilidad que había mencionado ella... en que criaría sola a su hijo si no tenía su apoyo.
Pero aquello iba contra su sentido del honor y del deber, contradecía su idea de hacer lo correcto, por no mencionar que aquel bebé sería el único heredero de toda la fortuna de su familia, de todo lo que él poseía. Pensó que de ninguna manera Demetria iba a criar sola a aquel niño.
Se dijo a sí mismo que si Demi pensaba que él iba a echarse a un lado dócilmente después de todo el dolor y amarga decepción que había sentido antes de conocerla, así como tras la marcha de ella misma, tenía que desengañarla rápidamente.
—Insistiré, desde luego, en que se realice una prueba de paternidad una vez que nazca el niño, pero por ahora aceptaré que lo que dices es cierto. Y, por tu bien, rezo para que así sea, Demetria. Una vez dicho esto, hay algo que necesito que tengas muy claro.
Joe se acercó de nuevo a la enorme ventana del despacho.
—De ninguna manera vas a criar tú sola a mi futuro hijo. No lo harás sin mi ayuda —aclaró—, ¡Eso es algo impensable! De hecho, es una idea absurda —añadió, dándose la vuelta para mirarla.
Pudo observar cómo, indignada, ella se ruborizaba.
—Pues hay algo que tú también debes saber —declaró Demi, frunciendo el ceño—. No me parece mal que quieras compartir tu parte de responsabilidad en la crianza de este niño, de hecho... ¡me alivia oírlo! ¡Pero no voy a permitir que trates de controlarme! He cuidado yo sola de mí misma desde hace bastante tiempo y, si intentas manejarme, simplemente me marcharé de tu lado y jamás volverás a saber nada ni del bebé ni de mí.
Aquella amenaza enfureció tanto a Joe que, antes siquiera de que se percatara de lo que tenía en mente, se acercó a ella, la agarró por el brazo y la levantó bruscamente de la silla.
Impresionada, a Demi se le dilataron las pupilas. Ambos estaban respirando agitadamente, pero él se recuperó primero. Se preguntó cómo tenía ella el descaro de amenazarlo con marcharse de su lado cuando llevaba un hijo suyo en las entrañas.
La idea de que la cosa que más había deseado en el mundo, un niño, quizá le fuera a ser arrebatada antes de que el pequeño siquiera naciera, le hizo sentir como si le hubieran amenazado con una muerte lenta y dolorosa después de todo lo que había soportado. Con el brillo reflejado en los ojos, acercó la cara a la de ella... y, por primera vez, ver las bellas facciones de Demetria y percibir la sensual fragancia de su cuerpo no tuvo su habitual potente y cautivador efecto sobre su libido.
— ¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves a amenazarme de esa manera? Sólo por esta vez te perdonaré, porque claramente no sabes lo que dices pero, si vuelves a amenazarme con lo mismo, te llevaré por todos los juzgados del país si es necesario. Y, una vez que nazca el niño, sería yo el que tendría la plena custodia. No olvides lo que acabo de decirte, cara mia. ¡Estoy hablando en serio! Si continúas con esta actitud tan desagradable, pronto te arrepentirás de tu estupidez al intentar jugar conmigo.
Ella sintió como le dolía la parte del brazo que Joe la había agarrado. Incómoda, tuvo la sensación de que las piernas se le estaban derritiendo ante la furia que reflejaba la voz de él. No se había imaginado que Joe fuera a tomarse de aquella manera la noticia de su embrazado... no había esperado ni por un segundo que instantáneamente fuera a volverse posesivo ni que fuera a amenazarla con llevarla a los tribunales si se atrevía a sugerir que quizá iba a marcharse y criar ella sola a su hijo.
Sólo había dicho aquello porque él había adoptado una actitud tan dominante; se había sentido embargada por el miedo de que, finalmente, Joe no resultara ser el hombre que ella había deseado que fuera.
Suponiendo que el colosal error que había cometido con Hayden hubiera tenido mucho que ver con su miedo, se planteó si alguna vez podría sinceramente aceptar la posibilidad de tener una relación sentimental sana con un hombre...
Algo dentro de ella le decía que Joe era decente, incluso amable, pero se dijo a sí misma que ningún hombre llegaba a ser tan poderoso y exitoso sin tener cierto grado de crueldad. En aquel momento tenía que concentrarse en el hecho de que iba a tener un hijo con él... un hijo al que ya amaba con una pasión que apenas podía creer. Por esa razón, tenían que alcanzar cierto grado de comprensión mutua y respetar los deseos del otro en lo que se refería a las decisiones sobre la manera en la que criar al pequeñín.
—Por favor, suéltame el brazo —pidió, mirando a Joe a los ojos con una tranquila resolución reflejada en la mirada... aunque, en realidad, estaba a punto de llorar—. Me estás haciendo daño.
El miró el brazo de ella como si se hubiera dado cuenta en aquel momento de que lo estaba agarrando con tanta fuerza. Entonces lo soltó. Sus ojos reflejaron algo oscuro e ilegible. Maldijo en italiano y se apartó de su lado.
Demi no supo si estaba enfadado con él mismo o con ella.
—No sabía que ibas a reaccionar de esta manera —dijo con la voz levemente temblorosa—. Hay muchos hombres que saldrían corriendo si se enteraran de que han dejado embarazada a una chica con la que sólo han pasado una noche. Por lo que yo sé, la noticia que te he dado podría haber sido la peor que hubieras recibido en la vida si hubieras estado manteniendo una relación sentimental con alguien. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario