jueves, 10 de octubre de 2013

Un Tío Malo capitulo 35

Erik se quedó inmóvil mientras veía a Demi caminar hacia el embarque del avión. Y el mundo se le cayó al piso. 

¿Qué le había dicho su hija? Por supuesto que la quería. La amaba tanto que hasta lo asustaba. 

Siempre había planeado una vida perfecta para ella. Había conseguido inscribirla en la mejor escuela de la ciudad, y lo único que quería era que fuese una chica inteligente y que tuviera un buen futuro. Pero todo había salido mal.

Entonces reacciono. Oh, que ciego había sido. Joe y Mónica tuvieron la razón todo el tiempo, él era muy duro con ella y merecía algo mejor que una buena escuela y un buen futuro. 

Corrió hacia Demi y la alcanzó antes de que subiera al avión. La cogió del brazo mientras la volteaba y la alejaba de la multitud.

- No vuelvas a decirme eso.- la voz se le quebró.- te quiero, Demi. Eres mi hija y no permitiré que vuelvas a hablarme de esa forma, ¿Me entiendes? Ahora muévete, nos volvemos a casa.

Los ojos de Demi se abrieron completamente y brillaron de una manera especial que a Erik le conmovió.
- ¿De verdad?

- Si, y más te vale quererme de la manera en que yo te quiero, o lo lamentaras.

Erik abrió los brazos y la abrazó. Demi le correspondió el abrazo enrollando sus brazos alrededor de su espalda. 

Era una sensación tan hermosa que ya había olvidado lo que significaba un abrazo de parte de su padre, y se sentía fantástico. Mientras se seguían abrazando, Demi sintió que al fin su padre la quería.

Joe bebió de su Red Bull una vez más. Otra lágrima cayó de sus ojos. Basta, llorar es para nenazas. 

Pero es que Demi lo había hecho débil, y joder, cuanto la extrañaba. Había llorado tanto que pensaba que se iba a deshidratar. La ausencia de Demi en la casa era algo que no se podía ignorar, y la necesitaba. Demasiado.

- ¿Joe?- la deliciosa melodía de una mujer llenó sus oídos. Y supo al instante de quien se trataba.

Se giró. Y la vio ahí, parada a mitad de la sala. Tenía una mochila en el hombro, y Erik estaba detrás de ella quien le sonrió débilmente. 

Demi se acercó hacia él con una rapidez que no vio y se lanzó a sus brazos. Joe la estriñó fuerte contra él, cerró los ojos y nuevas lágrimas cayeron, pero esta vez por felicidad. Demi lo hacía feliz.

- ¿Estas llorando?- preguntó ella, limpiando suavemente su rostro con las manos.

- Por ti. Todo es por ti, Demi.
Y la besó. No le importó que Erik estuviera ahí, lo único que quería era poder besarla. Besarla y decirle cuanto la amaba.

- Te amo, te amo.- repitió él sobre sus labios.- tú me haces feliz, Demi. Por favor, no te vuelvas a ir de esa forma.

- No lo volveré a hacer. Te lo prometo.- rozó su nariz con la suya.- te amo. Mucho.

Erik apreció detrás de ellos. Tenía a Mónica rodeada de la cintura mientras trataba de decir algo, pero al parecer se le hacía difícil de explicar.

- Vamos, mi amor.- dijo Mónica, besándolo en la mejilla.- diles.
- Bueno.- los miró a ambos.- les debo una disculpa a los dos. Yo… eh, me comporté como un idiota ayer. Y después de todo, tienen todo el derecho de estar juntos. Así que, ámense.

- ¿Hablas enserio?- dijo Demi, con los ojos brillosos. Ya no faltaba mucho para que se echara a llorar de la felicidad.

- Claro que sí, cariño.- le sonrió.- te quiero, y si con Joe eres feliz, entonces no me interpondré en su camino.

- Gracias, Erik.- dijo Joe, con una estúpida sonrisa en el rostro. Y es que no había parado de sonreír como imbécil desde que Demi volvió.
- No tienes que agradecerme nada.
Demi miró a Joe de una forma que lo estremeció.

- Ahora que todo está bien, ven aquí y dime cuánto me amas.
Joe sonrió y su cara se puso seria mientras el amor que sentía por ella lo consumía por dentro.

- Te amo, Demi. Y eso nadie lo cambiara jamás.

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