Joe negó con la cabeza una vez más. Demi se
quejó, cómo su fuese una niña pequeña al que le arrebataron su oso de peluche
favorito.
- Por favor.- pidió ella mientras daba pequeños
saltitos, en un gesto infantil, que a Joe le
divertía.
- Ya te dije que no.
Joe se giró para irse, pero antes de que pudiera
caminar, se dio cuenta de que algo lo molestaba.
Se volteó y vio a Demi, quien lo estaba abrazando fuertemente y al parecer no
tenía la intención de soltarlo.
- ¿Qué haces?- dijo Joe, frunciendo el ceño.-
suéltame.
- No hasta que me digas que me vas a acompañar.
- Pídele a tu papá o a Mónica.
- Ya les dije, no me dejan ir sola y me dijeron que
te pidiera a ti.
Joe pensó en lo insoportable que debió haber sido Demi con ellos.
Conociendo lo terca que podía llegar a ser
ella, no le extrañaba que hubieran preferido dejársela a su cargo.
Demi lo abrazó tan fuerte que pensó que se le iban a salir
los pulmones de la boca.
- Voy a estar pegada a ti hasta que me digas que
si.- le amenazó ella.
- Dios, eres tan terca.
- Llámame chicle.
Joe río. Vale, al final siempre terminaba cediendo
con ella.
- Está bien.
Demi chilló tan fuerte que Joe juró que iba a tener
una sordera de por vida. Ella lo soltó sólo para tirarse encima de él y
repartir una lluvia de besos por toda su cara.
Joe jadeó en busca de aire y
apenas cuando pestañó, Demi lo había soltado
para correr hacia su cuarto.
Conmocionado, Joe sólo reaccionó cuando su celular
comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón.
- ¡Hola hermanito!
Joe siseó de dolor al escuchar la aguda voz de su
hermana saludarlo.
- ¿Es que acaso todas las mujeres tienen que
gritar? Ya bastante tengo con Demi.
- Uy, que gruñón. Solo venia a decirte que si vas a
acompañar a Demi al centro comercial la
traigas a casa antes del anochecer.
- Vale, vale, ¿Algo más?
- No, eso nada más, ¡Adiooooos!
Joe siseó de dolor una vez más al escuchar el
chillido de Mónica. Cuando había acercado el celular hacia su oreja para
insultarla, se dio cuenta de que había colgado.
Lo había hecho a propósito sólo
para molestarlo. Aun así, no pudo evitar reír.
- Ya estoy lista.- dijo Demi bajando las escaleras.- ¿Vamos?
- Si, sólo déjame buscar mis llaves. Espérame en el
auto.
Demi asintió y Joe fue a la cocina para coger sus
llaves. Cuando regresó hacia la sala principal, se miró en el espejo que estaba
colgado en la pared y quedó con la boca abierta. Se acercó hacia el espejo y
tocó su rostro sin poder creerlo.
La marca del lápiz labial de Demi en forma de besos había quedado alrededor de toda su
cara. Negó con la cabeza y riéndose, cogió una servilleta y se limpió el rostro
mientras salía de la casa.
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