Joe apretó los labios cuando Demi le bajó los
boxers y capturó su pene con las manos, ciñéndolo con fuerza. Fue un movimiento
rápido. Inesperado.
Bajó la mirada para verla. Sus ojos estaban oscuros, negros
por el deseo. Él gimió cuando Demi le recorrió con la lengua su glande
hinchado, exigiendo ser engullido.
- Hazlo ya.- gruñó él, impaciente. Ella se río.
En un ágil
movimiento, Demi ya tenía metida toda su polla en la boca. La calidez de
su lengua envolvió toda su masculinidad, haciéndolo gruñir de placer.
Él mismo
se oía gemir en el silencio de la habitación, mientras que la boca de Demi se deslizaba de arriba hacia abajo, por toda su
longitud. Podía sentir sus dientes rozarlo, haciéndolo temblar. Apretó los
dientes cuando Demi succionó con fuerza la
punta de su pene.
- Si, justo así pequeña.- gimió.- oh, me encanta
como lo haces. Más, bonita, más… mmh…
Joe sintió como su cuerpo temblaba con cada mamada.
Curvó los dedos de los pies. Los pechos de Demi se mecían con cada movimiento que hacia, excitándolo aun
mas. Pero que buena vista tenia desde ahí arriba…
Y ya no aguantó. Tomó a Demi del cabello y trató de alejarla.
- Nena… apártate.- gruñó.- joder, me corro…
Pero no le obedeció, todo lo contrario. Succionó
con más fuerza. Joe cerró los ojos, y explotó llenando toda la boca de Demi con su seminal caliente.
- Si, si.- gimió él.- trágate toda mi polla…
Enterrando los dedos en su cabello, Joe sintió como
la boca de Demi lo exprimía por
completo.
Dejándolo vacío, satisfecho. Abrió los ojos y observó el movimiento
que hacia su garganta al tragar. Cuando ya lo dejó del todo saciado, Demi se levantó y se acercó hacia Joe. Una delgada capa de
sudor cubría su frente y cuerpo, enmarcando aun más sus músculos. Su pecho se
contraía por la urgencia de llenar sus pulmones con oxigeno.
- Eres….-jadeó él, en busca de aire.-
extraordinaria.
Ella sonrió.
- Te amo.
- Y yo a ti.
Él posó su mano sobre el pecho derecho de ella. Demi gimió, mientras sentía los largos dedos de Joe enroscar
su pezón, sintiéndose endurecer aun más.
- Mmh… puedo sentir lo mojada que estas para mi,
gatita.- dijo él, su voz ronca y áspera.
Joe la levantó y la llevó hacia la cama. Sacó un
condón del bolsillo de su pantalón y se acomodó al medio de ella.
Demi enroscó las piernas alrededor de su cintura,
presionándolo a entrar en ella. Sintió el glande de Joe presionar en su
entrada.
- Apresúrate.- gruñó ella.
- ¿Ahora quién es la impaciente?- se río.
Demi abrió la boca para discutir, pero en vez de
eso, un fuerte gemido salió de sus labios al sentir a Joe entrar fuertemente en
ella. Fue duro. Potente. Salvaje. Lo tenía tan metido hasta el fondo que
juraría que la punta de su pene lo tenía debajo del ombligo.
- Mi nena está caliente.- sonrió él, mientras se
movía dentro de ella. Cada vez más rápido.
Los movimientos fueron aumentando mientras Joe se
deslizaba adentro y afuera, chocando carnes. Acunó sus pechos con las manos y
se fue deslizando cada vez más rápido, en un movimiento desesperado por estar
dentro de ella. Joe jamás se había sentido así. Él la deseaba de una manera
inhumana. Primitiva.
La amaba demasiado que hasta se empezaba a preguntar si
eso era normal. Y mientras seguía penetrándola, escuchó a Demi gritar su nombre al mismo tiempo que colapsaba en su
orgasmo.
No basto mucho tiempo para que le siguiese él, y luego caer encima de
ella. Demi lo abrazó por la cintura y él la besó.
Mezclando nuevos sabores, sensaciones y sentimientos. Joe le acarició la
mejilla y le sonrió.
- Eso fue…
- Joe!
Ambos se sobresaltaron al escuchar la voz de Mónica
fuera de su habitación, buscándolo.
- Mierda.- masculló el, mientras se levantaba a la
velocidad de la luz y tomaba toda la ropa desparramada en el piso.- no pensé
que llegarían tan temprano.
- Date prisa.- le apresuró Demi, n
erviosa.
- Niño, ¿Dónde están?- bufó Mónica.
Demi y Joe se quedaron en silencio mientras sentían
los pasos de Mónica alejarse. Ambos suspiraron aliviados. Joe terminó de
vestirse lo más rápido que pudo y besó a Demi.
- Te amo.- le susurró sobre los labios y antes que
ella pudiera hablar, él ya había desaparecido de la habitación dejándola
sonriendo como estúpida.
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