Demi se levantó pronto para poder prepararse, para la cena a la que en
realidad no le apetecía ir, pero a la que un hombre, muy sexy por cierto, la
había obligado a ir solo por darle un beso y de que ese momento, en el que ella
no sabía si besarle o escapar, terminara en todas las revistas y telediarios
del país.
Joe Jonas la había tachado de cazafortunas y de prostituta con lo cual sus
ánimos no es que estuvieran muy bien.
Intentando sentirse mejor se dio una
ducha y preparo para bajar.
Se colocó uno de los vestidos que venían en la
maleta que Joe le había dejado.
Era de color verde coral, con pequeñas perlas plateadas incrustadas, se
apretaba contra su cuerpo y resaltaba sus delgadas y mínimas curvas, el escote
iba en uve y dejaba entrever sus pequeños pechos.
Se maquilló minuciosamente los labios con un brillo transparente que dejaba que
el color natural de estos resaltara, un poco de pestañina y se pellizcó las
mejillas como en la edad media para darles un poco más de color.
Su cabello
estaba recogido con una pequeña pinza de color verde y algunos mechones
rebeldes escapaban y realzaban su rostro.
Demi se observó en el espejo y
frunció el ceño. Los hermanos de Joe habían sido muy amables en llamarla
"hermosa" pero ella no se consideraba así, tal vez fuera mona, o
hasta un poco de linda, pero hermosa, no.
Su madre le había dicho desde pequeña que la familia Stone era fea, que dejara
de intentar en destacar.
No había aprendido su lección hasta que Ryan Less la
había invitado a salir solo para que las animadoras le lanzaran globos de
pintura.
Desdé entonces había dejado de intentar parecer guapa o siquiera mantener una
amistad con un hombre, era extrovertida y nada tímida, pero su falta de tactos
a veces le hacían meterse en problemas como en el que se encontraba ahora.
Ojeó su cabello y soltó un suspiro de resignación, era demasiado rojo,
demasiado rizado, demasiado largo, demasiado, demasiado...
El golpe de la puerta la sobresalto, al girarse lo vio. Estaba apoyado en ella,
con unos pantalones negros, con una camiseta blanca que se adhería a su cuerpo
como una segunda piel y resaltaba su fuerte pecho y sus brazos y destacaba su
cintura estrecha.
Con su cabello negro cayendo desenfadado sobre su frente y
resaltando sus rizos. Su mirada era impenetrable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario