jueves, 24 de octubre de 2013

Inocencia Capitulo 12





-¿¡De que co*ño estas hablando!?- casi grito Joe. Cassandra regaló una de sus miradas tristes y fingió preocupación.
-Joe, cariño, lo siento mucho. Es lo que ha exigido el notario, no sabes cuanto lo siento...

-¿Que más dijo el notario?- Joe ignoró sus palabras y la fulminó con la mirada.

- Ya sabes. No dejaba de repetir que era importante que te casaras pronto. La fortuna que te dejó tu padre esta en juego.
-¿Que quiere decir? - Murmuró Demi preocupada.

-Oh querida, es muy sencillo. Joe tiene que casarse y creo personalmente, que ya que vuestra relación acaba de empezar, no deberíais lanzaros de golpe al matrimonio, es algo muy serio. - Respondió Cassandra.

-Ay Dios...- susurró horrorizada Demi, al pensar que Joe podía perder su herencia.

-Lo comprendo querida, demasiada presión para una chiquilla...
-Corta el rollo Cassandra, tú tenías su edad cuando te casaste con mi padre y solo han pasado diez años de aquello. - replicó Joe algo palido. - 

Demi y yo llevamos muy poco tiempo juntos, es cierto. - Entonces la miró fijamente y apretó su brazo advirtiéndole que no protestara. - Pero creo que estamos preparados para casarnos. - Se suponía que su mirada era de adoración y amor, pero Demi solo podía ver rabia y frustración.

-Pero Joe...- comenzó a quejarse Cassandra.
-Pero nada. - La interrumpió Joe. - Agradezco que me hallas informado de lo que ocurre, esto sera perfecto para Demi y para mi.
-Yo no quería decir....! - Intentó hablar Cassandra.

-No importa Cassandra, estoy cansado y creo que Demi también. Buenas noches.

Apretando con fuerza la cintura de Demi se giró con ella a su lado, Demi vio de reojo a la muy furiosa Cassandra y eso solo logró ponerla más nerviosa. Al llegar a su habitación , después de que Joe cerrara la puerta tras el en un gran silencio, Demi se derrumbó sobre uno de los muebles y miró como él se movía frenético de un lado a otro nervioso.

-Joe...- intentó decir algo, pero no comprendía como habían llegado a esos extremos. Él se paró y la miró fijamente con rabia.
-Esto es lo que querías ¿No? verme atrapado. ¡Que me casara contigo! - Le gritó furioso.

-¿De que estas hablando? - logró articular Demi.
-Sabes perfectamente de que estoy hablando. ¡Lo sabías desde el principio! Jo*der y yo que pensaba dejarte ir. Eres una actriz estupenda Demi Stone.

-Yo no...!
-Tu nunca... ¡Nunca! - Golpeó con fuerza la pared y Demi escuchó un leve chasquido, lo oyó maldecir por lo bajo. Se acercó despacio.
-Joe...?

-Déjame!! déjame, jo*der! - Se volteó y la fulminó con la mirada. - No te me acerques, eres igual a todas. Pero las cosas van a ser muy distintas, hasta ahora has ganado Demi, no te durara mucho.

-Que me estas diciendo?- murmuró ella poniéndose pálida.

-Te estoy diciendo que tú y yo, Demi Stone. Estamos en el mismo bando y después de la boda, que se va a celebrar te guste o no, tu harás todo lo que yo te diga. Ha quedado claro.

Los siguientes dos días fueron un infierno para Demi. Después de las palabras de Joe aun se recordaba intentando explicarle que ella no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, pero él no quiso escucharla. Joe le dejó claro que se casarían y que le haría la vida imposible si se negaba.

Los preparativos de la boda habían empezado al día siguiente, Demi supo que era mejor que no dijera nada y mientras las gemelas parecían emocionadas por la boda, Cassandra vivía discutiendo con Joe por cualquier cosa.

Demi solía esconderse detrás de la casa, junto a la bonita cascada en la que Joe la había besado. La joven solía llevar un libro y pasarse horas allí sin hacer nada estrictamente necesario, mientras Joe trabajaba en Atenas.

Eran ya pasadas las cuatro y Demi se encontraba arreglando algunas de las flores del jardín, con un enorme sombrero de paja en su cabeza y las mejillas sonrojadas por el calor. Llevaba una camiseta sin mangas negra, unos pantalones cortos y unas sandalias amarillas. Su cabello estaba recogido en una larga trenza que caía en un costado medio desecha.

-¡Booo! - Gritó Nick por detrás haciendo saltar a Demi. Esta se llevó la mano al corazón y lo miró moribunda.

-¡Casi me matas! - Acababa de conocer la actitud maliciosa de su cuñado y no la encontraba del todo agradable.

-Deberías ver tu cara, te has puesto pálida. - La chinchó este.
- No hace gracias. - murmuró fingiendo estar enfurruñada.
- Claro que lo hace. - Dijo este tocando la punta de su nariz como solía hacer desde que la conocía.

-Puede, solo un poco. - Demi escuchó la carcajada de Nick y sonrió. Este tomó sus manos y la acercó hacia sí, juntandolas en su pecho. Su cuñado la miró a los ojos divertido y de repente, Demi se encontró dentro de la cascada y bañada de pies a cabeza. Escuchó su risa y lo fulminó.

-¡Nick! - Gritó. Salió de prisa de la fuente , entrevió la manguera en una esquina y corrió hacia ella. Apretó con fuerza y roció a Nick con ganas, este gritó con ganas y comenzó a perseguirla por el jardín mientras se mojaban divertidos. 

Terminaron los dos demasiado empapados. Su cuñado estaba sonrojado y la miraba con picardia, algo que Demi no comprendió.

-Vaya, vaya... - escuchó a sus espaldas. Al darse la vuelta se encontró con un Joe que sonreía sarcásticamente.

-Veo que te diviertes con mi mujer. - dijo Joe realzando el "mi". Nick sonrió divertido y le paso el enorme brazo por los pequeños hombros de Demi.

-Solo estábamos pasando el rato Danger, no te sulfures. Demi estaba aquí, sola de la muerte y pensé que tal vez le gustaría divertirse un poco, ya que Su prometido la ignora.

-Cállate Nick. - Masculló Joe. Demi vio como su "cuñado" levantaba sus manos en modo de rendición y caminaba hasta casa.
-Nos vemos Demi. - le dijo y ella asintió y sonrió.

-¿Qué crees que estás haciendo? - le gruñó Joe. Demi abrió los ojos alucinada por su reacción, aunque ya estaba más que acostumbrada a que le gruñera por todo y la tratara como una fulana.
-Solo intento ser agradable.

-Medio desnuda y mojada. ¡Delante de mi hermano!
-Estábamos jugando.

-¡Te lo quieres tirar! ¿No? ¿Es eso, Demi? No puedes dejar tus manos quietas.

-¡Pero de que hablas! - Le gritó ella exasperada.

-Te has cansado de mi y ahora vas a por mi hermano. Eres una...
-¡No te atrevas! - exclamó esta. - ¡Estoy harta de ti y de lo que piensas que soy y de como me comporto, déjame en paz!

-Ni en sueños, Stone.
-¿Que te he hecho?
-¡Has arruinado mis planes! - Demi se puso pálida. -Te paseas medio desnuda frente a todos y quieres que no haga nada. Pues bien, te lo advierto Demi no estoy jugando.

-Nunca lo pensé, es que no se de que...

-¡Se te marcan los pezones maldita sea! - Demi bajó la mirada y exclamo al ver los dos puntos duros que se veían entre la camisa, se llevó las manos a ellos e intentó cubrirlos.

-No lo hagas, ¡Dios! - masculló el acercándola a su pecho. Colocó sus fuertes y grandes manos en aquellos montículos y Demi jadeó. Joe la miró con deseo, con hambre.

-Tú eres mía. - exclamó él tomando su boca con fuerza y acariciando su pecho. Demi se derritió al instante y se dejo llevar por esa deliciosa sensación que la envolvía. 

Sintió una de sus manos entre su camisa empapada, subir por su espalda y acariciarla, hasta llegar a su pecho desnudo, lo escuchó jadear y sintió hervir su cuerpo cuando apretó su pecho y tiró de su pezón. -Mía. - Masculló y al separarse de ella sus ojos ardían como llamas. 

La acercó más a su cuerpo para que sintiera su excitación. - Dios, cuanto te deseo. - Demi tembló en sus brazos.



De repente, Demi dejo de sentir sus brazos y mirarla anonadado. Lo oyó mascullar algo.


-Cámbiate, en una hora nos marchamos a Atenas. - Después de eso, se giró y se marchó dejando a Demi anonadada y confusa.




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