- No te hagas ilusiones, nena.
Solo compartiremos la cama, no pienso
tocarte a menos que sea necesario, y eso en privado no va a suceder. Puedes
creer lo que quieras conmigo, ¡pero no soy un jodido violador! – Se pasó sus
manos por su cabello y Demi lo siguió con la mirada, entonces se dio cuenta que
el coche estaba de nuevo en marcha y se acercaba al aeropuerto.
– Compartiremos
habitación, al fin y al cabo somos una pareja enamorada. – El coche paró y se
aparcó junto al aeropuerto y los paparazzis esperaban en la puerta con las
cámaras preparadas. - ¿Aceptas?
Demi lo miró y se sintió tan perdida, aceptara o no tendría que hacerlo y todo
sería más difícil. Asintió con la cabeza.
-Si. – Y el le sonrió.
Estaban esperando en la sala de espera y aun temblaba del susto al ver a tantos
fotógrafos sacando fotos mientras Joe terminaba con el papeleo para el viaje.
Se acercó y sentó junto a ella mirándola fijamente.
-Menos mal que tenías el pasaporte en el bolso. Pronto nos iremos y dejaran de
agobiarte.
-No tengo nada, yo… solo tengo este vestido…- murmuró.
-Eso no es problema, Taylor a comprado todo lo necesario para ti hace ya una
hora, no te faltara nada para parecer mi prometida y desempeñar mejor tu papel.
- Demi asintió cabizbaja, el levantó su rostro con el meñique. Parecía
enfadado.
– Sonríe, nos están mirando. – Y la beso con fuerza, Demi intentó
pararlo colocando sus manos en su pecho, pero entonces él introdujo su lengua y
ella se perdió en el beso, él se alejó demasiado pronto. – Sus ojos se habían oscurecido
y la miraban fieros. – Vámonos.
Ya en el avión privado, él hombre se centró en su trabajo y Demi tuvo tiempo
para pensar en lo que estaba ocurriendo.
-¿Cómo te llamas? – El levantó la vista de sus papeles y la miró divertido.
-Se te da muy mal mentir querida, ya sabes como me llamo.
-No, no.- negó con la cabeza. – Se que te apellidas Jonas, no se tu nombre.
A Joe le enfadó la sola idea de que la hubiera mandado alguien para el trabajo,
su hermano también había acudido a la ceremonia, y si era su hermano al que
tenía que pillar, eso lo puso furioso.
El podría controlarla su hermano, no. Y
la sola idea de que él la besara lo molestaba.
-Joe, Joe Jonas, es mi n
ombre.
-Joe…- parecía saborear su nombre y el sintió una muy poco leve presión en sus
pantalones. – Te pega mucho.
-¿Así? – preguntó el divertido.
- Si, es muy… controlado y antiguo, como tú. – dijo ella sonriendo socarrona,
por primera vez en todo el día.
-Oh, muy graciosa. – replicó el y volvió a su trabajo.
Demi leyó un rato y luego se quedó completamente dormida. La despertó el ruido
del avión al aterrizar y casi tira a Joe cuando se abalanzó a mirar por la
ventana Grecia. Suspiró extasiada con la vista.
-Siéntate bien.- masculló Joe en su oído y ella giró levemente su rostro para
mirarlo, sus rostros estaban a unos centímetros y ella podía sentir su
respiración. Se acercó un poco más y lo vio resoplar.
-¿Por qué eres tan arisco?
-¿Y tu tan lanzada? – le recriminó el. Demi se sonrojó, pero no se apartó y lo
miró a los ojos.
-Es usted insufrible señor Jonas, pero le digo algo…
-Ya lo esta haciendo. - Demi ignoró sus palabras y siguió hablando.
-No es tan malo como parece, un poco cretino, si, pero no malo.
– Joe abrió y
cerró varias veces la boca sin saber que decir y cuando por fin iba a hablar Demi
se colocó en su sitió y esperó para bajar del avión.
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