miércoles, 30 de octubre de 2013

Inocencia Capitulo 13



-Si quiero. - Fue la frase más difícil de pronunciar de todo el día, pensó Demi. Mirando los penetrantes ojos marrones con motitas doradas. En su rostro no había expresión alguna y esa mirada que para todos profesaba amor hacia ella, solo mostraba resentimiento.
Joe le dio un suave y casto beso que hizo que todos los presentes - menos Cassandra- se levantaran y aplaudieran. 


Demi se sentía como una gran mentira, aún peor que cuando escapó de su tío antes de que la violara o le hiciera algo peor. Las ganas de vomitar no se desvanecían y le dolían las mejillas de sonreír.

Por fin llego el banquete y Demi desapareció hacia los baños, cerró con fuerza la puerta y se apoyó contra esta. Escucho el sonido de tacones entrando al lavabo.


-¿Viste el horrible vestido de la novia? - masculló una voz femenina.
-Si, me recuerda a un trapo viejo y desgastado. - Respondió otra.
-Fue una boda romantiquisima, quitando el hecho de que se casa con una pobretona. - Dijo la primera.


-Es una pena que Joe se haya casado...
-No te creas, ese matrimonio no durara mucho.
-¿Tu crees?
-Estoy segura.


Las dos mujeres se marcharon mientras la pobre Demi rompía en llanto. Las lagrimas le cegaban la vista. 


Se derrumbó en el frío suelo y después de soltar el enorme nudo acumulado en su pecho, pudo respirar aliviada. Al levantar la cabeza se encontró observando el enorme ventanal que probablemente daba a un callejón de Atenas. La idea de escapar se hizo cada vez más atractiva.

Al final se subió a la tapa del váter y se arremangó el vestido hasta los muslos, confirmo que era un callejón. Con cuidado apartó la enorme puerta de la ventana y la abrió de par en par. 


Asegurándose que nadie la esperaba fuera deslizó su cuerpo- primero las piernas y luego el tronco y su cabeza, se apoyó en la ventana y saltó al callejón. La caída hizo resonar los huesos y músculos de su cuerpo.

Camino despacio por el callejón y al llegar a la salida de este con el corazón en la mano, corrió como alma libre por el primer cruce que encontró.
Todo era un desastre. Se encontraba sola en una habitación fría, sin sus cosas ni su pasaporte - el cual Joe le había quitado al llegar a Grecia - Trabajaba en un restaurante y el dueño le había cedidó una de las habitaciones libres del motel de al lado. 

Dormía a ratos por que el enorme dolor que se acumulaba en su pecho la estaba volviendo loca aparte de que se encontraba perdida en medio de una enorme ciudad y sin ningún conocido -aparte de Joe - del que no quería ni en pensar, pero el único que no escapaba de sus pensamientos.

Habían pasado exactamente veinte días desde su inminente boda y ella se sentía más sola que cualquiera. Había conseguido llamar a su madre, quien le había prometido enviar dinero para el viaje de vuelta después de reñirla por haberse ido sin avisarla y luego otro tanto por haber "perdido" su pasaporte. También había ido a inmigración, alegando "perdida de pasaporte" y estos a los dos días ya le habían entregado uno nuevo.


Estaba preparando lo poco de ropa que había podido recolectar esos días cuando la puerta de su pequeño, frío pero acogedor cuarto sonó.


-Ya voy. -Gritó mientras terminaba de meter una camisa. Camino por la habitación pensando que tal vez fuera Frank, el camarero que solía subirle comida. Abrió la puerta con una sonrisa, pero esta se borró al ver a su mayor pesadilla allí parado mirandola.

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