Joe salió de su habitación.
En la casa lo
único que se oía era el silencio. Asomándose por el pasillo, vigiló que Erik no
estuviera por ahí para ir al cuarto de Demi.
La noche
anterior Erik le había gritado y escuchó palabras de él que jamás pensó que
oiría. Joe se había tentado en insultarlo
también, pero se contuvo y mantuvo la compostura.
Mónica había tratado de
tranquilizarlo, pero el dolor y la decepción que
sentía por su hija era algo que nadie podía reparar.
Joe?- la voz de Mónica lo sobresaltó, antes de que
pudiera girar la manilla de la puerta.- ¿Qué haces?
- Sólo quiero ver por un segundo a Demi.
- Joe…- susurró, con un tono de tristeza en su voz.
Se acercó hacia él.- Demi se fue.
- ¿Qué?
- Demi se fue.- repitió.- Erik se fue temprano con ella
al aeropuerto, antes de que despertaras.
A Joe se le aceleró la respiración. El corazón le
latió con violencia, mientras trataba de entender las palabras de su hermana.
Sin pensarlo dos veces abrió la puerta de la habitación, pero en vez de
encontrar a Demi se encontró con
la cama hecha. Intacta. El pecho se le cerró.
No sabía que hacer o que pensar,
pero lo único que sabía, era que Demi se había ido.
Erik y Demi caminaron por el aeropuerto. Erik miró a su hija.
Dios, se le veía tan bonita y a la misma vez tan frágil.
Era la réplica
idéntica de su madre, y daría cualquier cosa por verla feliz. Mónica lo había
insultado de todas las maneras que conocía cuando le dijo que se llevaría a Demi fuera de la ciudad, y cuando había discutido con Joe,
se le destrozó el alma.
Ellos dos le habían dicho cosas que jamás pensó que
escucharía, y de repente, sintió que la culpa lo carcomía por dentro. Daría su
vida por ella. Lo único que quería era protegerla y que fuera una mujer exitosa
en su vida. Miró a Demi enfadado.
- Te quedaras en Tennessee con tu abuela las
últimas dos semanas que te quedan de vacaciones. Y ni se te ocurra empezar a
salir con chicos todavía. No quiero oír ningún problema después, ¿Entendiste?
Te portas bien.
Demi miró hacia delante, con los ojos fijos en el
avión que tenía al frente. Agarró firmemente su mochila en el hombro. Era tan
preciosa y no se merecía todo el dolor por el que estaba pasando ahora, y eso a
Erik le dolió en el corazón.
- De vuelta a clases, estudiaras todos los días.-
le dijo con brusquedad.- y retomaras tus clases particulares. Yo mismo me
encargaré de eso, ¿Me escuchaste?
Demi se volteó a verlo. Sus ojos se clavaron en él con
una intensidad que lo congeló.
- Te odio.
Sus palabras fueron como una daga directo a su
corazón.
- No sabes lo que dices, cariño.
Ojala nunca
hubieses sido mi padre.
Demi...
- No entiendo como mamá se pudo enamorar de un
hombre como tú.- dijo, su voz fría y seca. Su cara se mantenía inexpresiva
mientras pareciera como si dijera esas palabras con naturalidad.- siempre traté
de que me quieras, pero ahora me di cuenta de que ese fue el error más grande
que cometí. Tú NO me quieres.
- ¿Pero qué estupideces dices, Demi? Por supuesto que te quiero. Lo sabes.
- No, jamás me quisiste. Siempre fui una pérdida de
tiempo para ti. No tienes de que preocuparte, lograste quitarme lo que más
amaba en este mundo y ahora no te molestaré mas.- suspiró y miró hacia el
avión.- espero que lo pases bien, y dile a Joe que lo quiero.
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