Nos están esperando.- Dijo el con un tono de voz que dejaba claro que no
aceptaba reproches.
Demi asintió con la cabeza un poco desilusionada por
la idea de que no se hubiera fijado en ella.
"Bueno, ¿que
esperabas?•" Se quejó mentalmente. Estaba claro que el no creería nada de
lo que ella dijera y que pensaba exactamente como todo el mundo, que ella era
más bien fea.
Camino al salón él tomó su mano y la enredo en la suya. La miró fijamente y muy
serio.
-Por mucho que hayas decidido mostrar tus encantos querida, lamento informarte
que no conseguirás nada y más te vale que no lo intentes con ninguno de la sala
o tu misma plantaras tu tumba.
Demi se sonrojó de rabia y
aparto la mirada rápidamente, ojala pudiera escupirle a la cara unas cuantas
verdades para que aprendiera a respetar.
Tan egocéntrico y seguro de si mismo.
¡Ojala le cayera un rayo! Ay no eso no... se murmuró a si misma, era ese hombre
que la sacaba de sus casillas.
Apenas y le dio tiempo a volver a la Tierra cuando ya se encontraban en el salón.
Todos iban perfectamente vestidos, hasta las gemelas con vestidos violetas y el
cabello cepillado y recogido en coletas con moños.
Los hombres llevaban
esmoquin y Cassandra, como la había llamado Joe.
Llevaba un largo vestido negro
que se ajustaba extravagantemente a su cuerpo lleno de curvas donde Demi ni
sabía que se podían tener.
Era alta y su cabello rubio caía por sus hombros en
hondas perfectas. Le sonreía con sorna y Demi inclinó la cabeza si comprender
su mirada.
Nick el hermano menor se levantó de un salto y le tendió la mano sonriendo
encantado.
-Déjeme decirle Demi Stone lo hermosa que se ve esta noche.- Esta se sonrojó de
sobre manera hasta que sintió el fuerte apretón que le propinaba Joe en el
brazo.
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