-Joe...- Susurró asustada. No tuvo tiempo a decir nada más, las fuertes
manos de este la atrajeron hacía si y sus labios tomaron los de ella con rabia,
intentó apartar su rostro del beso forzado, pero Joe agarró su rostro con
fuerza e introdujo su lengua, Demi se sintió mareada, colocó sus manos en su
pecho.
Los labios de Joe besaron su frente antes de apretarla contra su cuerpo. El
corazón de Demi latía rápidamente y las manos le temblaban.
-No vuelvas a desaparecer, ¿Por que te has ido? - Murmuraba contra su frente.
-Joe, yo...
- Lo se... Maldita sea, es culpa mía. Esta estúpida boda ha puesto a todos de
los nervios, una boda sencilla habría sido lo más fácil, pero la muy zo*rra de
Cassandra...
-oh Joe... no, yo... - se alejó de él y sintió un enorme vacío en su pecho.- No
quiero que seguir aquí. He, he conseguido un nuevo pasaporte... vuelvo a casa.
-¡NO! - El grito angustiado de Joe partió su corazón. - No te puedes ir,
prometiste, tú prometiste...
-Sé lo que prometí, lo sé... pero no puedo...- Esto último lo dijo en un
susurro y sintió los fornidos brazos de Joe rodear su cuerpo por detrás y
apretarla con fuerza.
-No te vayas. - La giró y sus ojos se encontraron. -Déjame... podemos
intentarlo...
-Yo...
-Tu solo piénsalo Demi, pero no te marches, aún no.
Los labios de Joe descendieron por su garganta y un suave cosquilleo
invadió el cuerpo de Demi.
Las manos masculinas comenzaron a abrir cada botón
de la camiseta, alzó la vista y Demi se fundió en su mirada. Con cada botón
abierto la respiración se volvía más pesada, hasta que logró abrirla del todo y
la deslizó por sus hombros hasta caer al suelo.
Enredó sus grandes manos en la estrecha cintura de Demi y buscó sus labios con
pasión y desenfreno.
Esta jadeó y buscó más de esos labios sabor a miel, soltó
un pequeño grito cuando Joe la levantó en volandas y la llevó hasta la pequeña
cama, acomodó sus cuerpos en ella y se encargó de hacer desaparecer los
pantalones de Demi.
La joven se arqueó ante las caricias tiernas de su amado y ayudó a liberarlo de
sus prendas. Cuando los dos estuvieron completamente desnudos, Demi se jactó de
tocar y saborear cada parte del cuerpo de Joe, este besaba y devorada
igualmente el de Demi.
Demi sintió los dedos ágiles de Joe bajar hasta su capullo y acariciar esa
parte que tan deseosa estaba, jamás había sentido ese ardor, ese deseo salvaje
por alguien.
- Joe, por favor...- Rogó mientras restregaba su cuerpo con el de él. Este la
miró fijamente a los ojos, de manera penetrante casi dura.
Abrió las piernas de
Demi sin dejar de mirarla y se colocó encima de ella, su respiración era
acelerada y sus cuerpos ya sudaban y transpiraban de expectación.
-¿Estas segura?
Demi asintió con dificultad y el cuerpo tembloroso.
Joe la penetró y Demi gritó de dolor, el cuerpo masculino se tensó y buscó con
la mirada la verdad de su inocencia en los ojos de Demi. Joe hizo amago de
retirarse pero Demi lo retuvo con sus piernas.
-No...
- Demi...- susurró él, con ojos llenos de culpa y remordimiento. - Tranquila...
no pienso hacerte daño...
-Lo sé.- Respondió ella con lagrimas en los ojos. Joe las secó con besos
tiernos y comenzó a moverse suave y lentamente. El dolor fue remplazado por
placer enfebrecido. Demi se arqueó al cuerpo de Joe, buscando más su contacto y
deseando más y más.
Las acometidas de Joe se hicieron más rápidas y los jadeos más profundos, sus
cuerpos sudorosos buscaban la cima. Las uñas de Demi arañaban la espalda de Demi.
Sus cuerpos se convulsionaron juntos y el placer que recorrió sus cuerpos los
dejó mareados. Joe buscó los labios de esta intentando acallar los gritos de
placer de ambos.
Joe se recostó contra la mullida cama y apretó contra si el cuerpo flácido y
relajado de Demi. Besó su frente sudorosa y observó como la joven se dejaba
llevar por el cansancio y el sueño.
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